Italia

Las reinas de Bari que mantienen la tradición de la pasta artesana

Conocidas ahora en todo el mundo, han salvaguardado la forma de hacer las “orecchiette”, un tipo de pasta del sur de Italia que las ha convertido en un icono

El ritmo es incesante. Turistas de todas las edades pasean por la Via dell’Arco Basso, una callejuela auténtica del centro de Bari, la capital de la región de Puglia, en el sur de Italia, con vistas al mar Adriático. Varias señoras sentadas ante las puertas de sus casas de planta baja marcan el ritmo de la jornada con su técnica impecable para realizar las famosas “orecchiette, una pasta con forma de oreja que se cocina en el sur de Italia.

Primero amasan, luego separan la masa, hacen churros alargados y finalmente con ayuda de un simple cuchillo cortan y modelan la forma de esta orecchietta en una milésima de segundo.

Así durante horas para realizar los kilos y kilos de pasta que las rodean en un mostrador improvisado que incluye también una parte fundamental: una red que seca en menos de dos horas y al sol la pasta para que los turistas se la lleven sin problema y les dure en sus despensas hasta un mes.

Refranes sin descuidar el trabajo

Una guía explica a tres turistas rusos lo que hace Nunzia Caputo, 66 años, que vigila la escena con una sonrisa de oreja a oreja. “Está hecha para durar varias semanas”, dice a un grupo de visitantes que acaban de bajarse de un crucero y pasarán la jornada de hoy en la ciudad italiana. No quita el ojo de las bolsas preparadas, con ayuda de su hijo Rino, y listas para ser vendidas. Es aguda y despierta, mientras sigue moviendo sus manos para diseñar “orecchiette” no levanta la vista de su materia prima. Hace bromas a los turistas e intenta venderles a toda costa el fruto de su trabajo.

Nunzia es una mujer dorada por el sol del mar de la Puglia y, sobre todo, avispada. Conversa con todos, les regala refranes puglieses, les explica cómo realiza su trabajo artesanal y, sobre todo, vende como si hubiese nacido con un don especial para el marketing. Esta mujer, que no pudo estudiar y a la que le tocó enseguida casarse y aprender a hacer todas las cosas de la casa, es, sobre todo, un fenómeno en las redes sociales.

Vídeos virales

Empezaron a difundirse sus vídeos cuando la cultura de las redes sociales desembarcó en este ángulo tan tradicional y peculiar de la ciudad de Bari y su agudeza y simpatía mientras hacía la pasta se convirtieron en un talismán. Ella lo supo aprovechar durante el confinamiento de la pandemia con ayuda de sus nietas de 20 años. Su fama mundial llegó incluso a India, tanto es así que, hace poco, compartió invitación con la mismísima Rihanna a la pre boda del hombre más rico del mundo, Anant Ambari. Compartiendo evento con Mark Zuckerberg y Bill Gates. Nunzia había sido llamada para realizar a los invitados y a los esposos sus famosas “orecchiette”, que fueron incluidas en el menú de la fiesta.

Ella no quita los ojos del ir y venir de la gente mientras conversa con Artículo14. “Una bolsa de medio kilo son 2,5”, le dice a un hombre que confiesa conocerla a través de Instagram. Ir a verla se ha convertido casi en un peregrinaje hacia las entrañas de la tradición italiana.

“No me permitieron estudiar”

“No me permitieron estudiar, en aquella época no podías elegir, entonces comencé a hacer esto, me gustaba tanto leer que lo hacía mientras preparaba la pasta”, asevera Nunzia. Lo que más le gusta de este trabajo, que hace desde siempre, es el contacto con la gente, aunque reconoce que el turismo ha aumentado muchísimo en la ciudad de Bari y las cosas antes no eran así. En su cocina incluso se preparan platos de “orecchiette” para los vecinos que saben que en sus fogones se encuentran los platos más auténticos de la capital. “Nosotros en casa no las comemos todos los días porque tienes que variar, si no te cansas. Me gusta cocinarlas con cime di rapa”. Nunzia se refiere a una verdura muy típica en Italia con sabor amargo que se cocina precisamente con este tipo de pasta. Al que dude en comprar le regala incluso sus recetas, a esta mujer no se le escapa nada.

Angela Lastella

A pocos metros se encuentra Angela Lastella, de 68 años, que lleva seis décadas realizando esta pasta tradicional. Entre sus manos tiene una pasta integral con que la realiza una variedad especial un poco más grande. A su lado está su nuera, que la cuida y le ayuda hablando en inglés con los turistas. Aquí los hombres, su marido y sus hijos, no están ni se les espera, este es un territorio, para bien y para mal, que solo ellas ocupan y donde las reglas de lo tradicional rigen aún sin fisuras.

Territorio femenino

Cuando yo era pequeña no había otra opción, era ponerte a hacer la pasta o ponerte a hacer la pasta. Mi madre me enseñó a cocinar de todo y sigo haciéndolo”, dice orgullosa de su habilidad para la cocina.

Por aquí hace solo unos años correteaban un montón de niños, sus nietos y nietas, ahora, dice, “tienen su vida”. Esta es una profesión que, explica Angela, es difícil que continúe porque ha cambiado todo en esta ciudad, también la arquitectura. “Ahora mis hijos y mis nietos viven en grandes edificios donde no puedes ponerte como hago yo con una mesa en la calle”, dice. “Cuando yo era joven estudiar no era una cosa para las mujeres, ahora la realidad es otra. Mi madre me dejó este legado y me dio un ejemplo. Decía que mientras me acunaba, con pocos días de vida, con la otra mano preparaba las ‘orecchiette’”, dice sonriente.

La última mesa pertenece a Rosa Lastella, que esta mañana tiene el mostrador improvisado lleno de gente, que ha entrado por esa parte de la calle y se para, antes que nada, con ella. Algo que no le gusta a sus compañeras que, a pesar de que dicen que no hay competencia, comentan en voz baja esta escena.

Esta calle, que sale fácilmente en Google maps si se teclea la palabra “orecchiette”, se ha convertido en el corazón de la ciudad de Bari, llena, no solo de las mesas de estas tres mujeres, a última hora del día también algunos vecinos sacan sillas para comentar el final de la jornada. Lo que hacen estas mujeres, que han luchado contra un destino que las veía para siempre dentro de sus casas, ha sido robarle a la calle unos metros que son ahora la epopeya de su éxito, y de su libertad.

TAGS DE ESTA NOTICIA