Oriente Medio y el mundo entero vuelven a contener el aliento. Durante la semana, el frágil acuerdo de alto al fuego en Gaza se tambaleó, tras el anuncio de Hamás de interrumpir la próxima liberación de rehenes, prevista para este sábado al mediodía. El grupo islamista alegó que el gobierno de Israel incumplió parámetros de la tregua, con el supuesto impedimento a la entrada de ayuda humanitaria y maquinaria pesada para retirar escombros e iniciar la reconstrucción de la devastada franja palestina.
En respuesta, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu amenazó con retomar “intensos combates” en Gaza si los secuestrados -sin aclarar cuántos- no son liberados antes del mediodía del sábado. De nuevo, Donald Trump también amenazó con la llegada del “infierno”. Tras la intervención de mediadores egipcios y qataríes, Hamás aclaró que evitaría el colapso del acuerdo, pero condenó “las amenazas e intimidaciones” del presidente estadounidense.
El mal estado de los rehenes israelíes
Para los familiares de los rehenes, la agonía se eterniza. Tras la liberación de Or Levy, Ohad Ben Ami y Eli Sharabi el pasado 8 de febrero, se encendieron las alarmas. “Parecen supervivientes del Holocausto, claramente sufrieron hambruna”, declararon oficiales israelíes tras la llegada de los rehenes en estado raquítico, que previamente fueron “explotados de modo cínico y cruel” en la ceremonia propagandística de Hamás. Los cautivos contaron las condiciones extremas de su cautiverio: encerrados en túneles sin aire ni luz, sin apenas comida, sin medicinas, golpeados, e incluso encadenados.

Eliyahu Sharabi se reúne con su madre Hanna y su hermana Osnat en Israel
A Manuela Rotstein, directora de comunicación del grupo de mujeres pacifistas Women Wage Peace (WWP), no le sorprende que el alto al fuego. “Es una tregua frágil, forzada por Trump sobre Israel y Hamás. Ambas partes lo ven como una amenaza a la continuidad de su poder”, considera por videoconferencia con Artículo 14 desde Ramat Gan. Desde las primeras semanas, las integrantes de WWP han dado apoyo a los familiares de los rehenes, capturados durante la masacre de Hamás del 7 de octubre. “El abandono del estado respecto a sus ciudadanos es absoluto”, lamenta.
Israel, en “estado de guerra permanente”
A Netanyahu, que logró revertir su desplomada popularidad tras los golpes militares a Hamás, Hizbulá e Irán, le interesa “mantener un estado de guerra permanente, de baja intensidad, que pueda manejar”. Los críticos del premier sostienen que postergar el conflicto le sirve para evitar convocar elecciones, y establecer una comisión de investigación, en que deberían asumirse responsabilidades por el peor fallo de seguridad de la historia del estado judío. Por el momento, solo se produjeron dimisiones en el aparato de seguridad, incluido el comandante en jefe del Ejército Herzy Halevi. En el gobierno no hubo dimisiones, y ciertos ministros desprecian a padres desesperados que exigen sacar a sus hijos de Gaza.
La jefa de prensa de WWP cree que “Trump estuvo muy efectivo” al lograr imponer los parámetros de la tregua -calcados a la formulada por la Administración Biden-, pero su carácter “poco consistente y fortuito” no le transmite garantías. Su chocante declaración, en que afirmó que EE UU se apropiaría Gaza para convertirla en la “Riviera del Mediterráneo” tras “reubicar” a sus dos millones de habitantes, causaron un shock mundial.
“Estamos agotadas”
Para Rotstein, la acumulación de trauma y frustración tras 15 meses de guerra diezmaron la intensidad de las protestas contra Netanyahu. Inicialmente, el pueblo israelí priorizó la unidad ante la magnitud de la tragedia y la urgencia de asestar un duro golpe militar a Hamás. “Pero ya estamos agotadas. Los civiles nos hicimos cargo de la ayuda a sobrevivientes y desplazados por la guerra”, prosigue. Otras organizaciones, como “Hermanos de armas”, incluso se ocuparon de buscar alojamientos alternativos para residentes del norte y sur de Israel, cuyas casas fueron arrasadas o estaban bajo fuego permanente.

Una concentración de las madres israelíes y palestinas (Gal Mosenson)
A pesar del cansancio y la incertidumbre, las pacifistas celebran ciertos triunfos. “Desde el punto de vista geopolítico, hay una oportunidad abierta”, defienden desde WWP. En el Líbano, Hizbulá recibió un golpe devastador, y se espera que el nuevo presidente Joseph Aoun pueda contener al grupo proiraní; en Siria, el nuevo líder islamista Mohammad al-Julani prioriza la reconstrucción y aspira a buenos vínculos con Occidente. En Irán, el régimen de los ayatolás sufrió el colapso de su “anillo de fuego”, sus milicias proxy armadas para atacar al estado judío desde todas sus fronteras.
Hamás no será eliminado
“Hay una oportunidad con el mundo árabe moderado, con un bloque dispuesto a extender los Acuerdos de Abraham. Pero exigen una resolución del problema palestino, que nosotras también pedimos resolver. No van a desaparecer, por lo que debemos dar esperanza de paz y seguridad para los dos pueblos”, insiste. Pese a que el 7 de octubre y la guerra fortalecieron los postulados radicales, Rotstein cree que más israelíes “entienden la necesidad de alcanzar un acuerdo diplomático. La guerra sirve para debilitar, pero no para estabilizar. Nunca se eliminará a Hamás”, matiza.
Rechaza el mantra de la “victoria total” que prometió Netanyahu. Tras las imágenes de islamistas patrullando Gaza, parece misión imposible. “Madres de soldados están exigiendo no seguir con la guerra, los reservistas no pueden seguir con sus vidas. En el Ejército, comandantes alertan que ya no es sostenible, por el déficit de armamento y tropas. El Gobierno alarga un status-quo insostenible”, denuncia.
“Ellas sufren, y nosotras también”
A WWP le estremece la devastación y el dolor en Gaza, así como el sufrimiento de los rehenes y la población israelí, que “asume una carga económica increíble, con subida de precios e impuestos para financiar una guerra sin fin estratégico”. Pero apelan a la esperanza, y por ello siguen trabajando codo a codo con sus colegas de Women of the Sun, la agrupación paralela de madres palestinas.

El grupo de mujeres pacifistas Women Wage Peace (WWP), en una de sus concentraciones
“Ellas sufren, y nosotras también. El dolor nos lleva a mirar hacia un futuro diferente, reconociendo el dolor de las otras. El 8 de octubre de 2023, palestinas nos llamaron para preguntar por nuestras compañeras en el sur”, asegura. Recuerda emocionada a Vivian Silver, activista de WWP asesinada en la matanza. Era una reconocida activista por la paz, que conducía a pacientes gazatíes a hospitales de Israel.
La semana pasada, ambos colectivos se reunieron en Chipre para “reafirmar la necesidad de parar este infierno”. Insiste que, pese a las adversidades, siguen trabajando codo con codo. “Dejemos de ser proisraelíes o propalestinos, la prioridad es ser propaz”. Y concluye: “El mundo debe apoyar nuestros movimientos, para lograr cambiar las cosas desde abajo”.