Las nuevas autoridades sirias, que alcanzaron el control del Estado tras provocar el derrumbe de la dictadura de los Asad -en una fulgurante operación militar- el pasado 8 de diciembre, han nombrado hoy a Maisa Sabrine como gobernadora del Banco Central de Siria. Sabrine, que se desempeñaba como vicegobernadora primera desde noviembre de 2020 y jefa de la División de Control de la institución desde octubre de 2018, se convierte en la primera mujer en dirigir la institución desde su creación en los años 50 del siglo pasado.
Con 15 años de experiencia profesional en el sector financiero, Sabrine, que sustituye a Mohammed Issa Hazime -a su vez nombrado por el derrocado Bachar al Asad en 2021-, ha sido además desde 2018 también miembro del Consejo de Administración de la Bolsa de Valores de Damasco. La nueva gobernadora ha sido también integrante del Consejo de Administración de la Autoridad de Supervisión de la Financiación Inmobiliaria, del Consejo Monetario y Crediticio y del Comité de Gestión del Banco Central. Sabrine es licenciada en Economía por la Universidad de Damasco (2003) y posteriormente obtuvo un máster en contabilidad por la misma institución (2013).
Liberalización de la economía
Desde la llegada a Damasco de las nuevas autoridades -controladas por los paramilitares de Hayat Tahrir al Sham (HTS), entidad nacida de los rescoldos de Al Qaeda, y lideradas en última instancia por Abú Mohamed Al Jolani o Ahmad al Charaa-, el Banco Central ha venido dando pasos hacia la liberalización de la economía. La combinación de sanciones internacionales, 13 años de guerra, el férreo control del Estado y la corrupción han creado una situación económica catastrófica en Siria, donde el 90% de la población vive en una situación de pobreza según Naciones Unidas.
En cualquier caso, el papel de las mujeres en la transición siria -como, en general, todo el proceso- constituye una auténtica incógnita. El pasado día 19 de diciembre el mando provisional hacía pública la composición del gobierno interino, y no hay una sola mujer al frente de los ministerios.
Con todo, dos días después, las nuevas autoridades sirias informaban del nombramiento de Aisha al-Dabbs como jefa de la Oficina de Asuntos de la Mujer. Se convertía, así, en el primer alto cargo femenino de la nueva administración estatal. En una entrevista concedida tras su nombramiento, Al-Dabbs aseguró que el gobierno interino creará oportunidades para las mujeres en todas las áreas de la sociedad siria y aseveró que habrá representantes de todas las provincias y etnicidades del país.
El papel de la mujer
Las esperanzadoras declaraciones de Al-Dabbs no se comparecen con las manifestaciones realizadas, a su vez, del portavoz del Gobierno interino Obeida Arnaout, cuestionaba ante las cámaras de la televisión libanesa Al Jadeed que las mujeres estuvieran capacitadas para desempeñar cualquier responsabilidad profesional. “Una mujer es un elemento importante y honorable de la sociedad, pero sus tareas deben estar en línea con los roles que puede llevar a cabo”.
“Por ejemplo, si decimos que una mujer se convierte en responsable del Ministerio de Defensa, ¿es ello acorde con su ser y su naturaleza psicológica y biológica? No hay dudas de que no hay concordancia”, afirmó el nuevo vocero del ejecutivo interino sirio. Arnaout concluyó asegurando que las mujeres deben poder asumir “cualquier papel para el que tengan capacidad”, y que ello será “concretado por un comité constitucional”.
Las dudas que siguen despertando las nuevas autoridades provocaron las primeras protestas en la capital siria menos de dos semanas de su llegada al poder. Centenares de personas, muchas de ellas jóvenes, se echaron a la calle en el centro de Damasco para exigir a los neoyihadistas que la nueva Siria sea un Estado democrático y secular, y defender el papel central que las mujeres deben desempeñar.