Los laboristas, favoritos en los sondeos a hacerse con el poder en las generales de este jueves en Reino Unido, nunca han contado con una líder femenina, lo que le otorga el infausto récord de ser el único de los grandes partidos británicos que no ha tenido todavía a una mujer al frente.
Dada su apabullante ventaja en las encuestas, sin embargo, es difícil que la carrera de Keir Starmer hacia Downing Street encuentre contratiempos y si, como apuntan los pronósticos demoscópicos, este fin de semana está ya instalado en el Número 10, un selecto grupo de mujeres serán clave para la nueva era que se abre en la sexta economía mundial, tras 14 años de dominio conservador.
Rachel Reeves
Dos son, fundamentalmente, los nombres más destacados, los que más suenan a pie de calle, no solo porque han marcado la doctrina de Starmer en su camino hacia el poder, sino porque también le han generado algún quebradero interno. La primera es Rachel Reeves, destinada a ser la vecina potencial en el Número 11, residencia oficial de los llamados cancilleres del Tesoro (chancellor of the Exchequer, en inglés), los todopoderosos responsables de la cartera de Economía y Hacienda, un departamento que, en sus 800 años de historia, jamás ha tenido a una mujer a la cabeza.
Angela Rayner
La segunda es Angela Rayner, la vicelíder laborista, con quien Starmer no ha tenido siempre una relación fácil, desde que ambos fuesen elegidos por los militantes, en dos votaciones separadas e independientes entre sí, en abril de 2020, si bien forman un tándem en el que uno supone el contrapunto al otro. Frente al perfil académico del líder, un brillante abogado y, durante un tiempo, director de la Fiscalía; Rayner, quien se convirtió en abuela antes de cumplir 40 años, lleva sus credenciales de clase trabajadora por bandera, no pasó por la universidad y está especialmente vinculada a los sindicatos, quienes han mostrado más de una vez su incomodidad con la cosmovisión de quien hace cuatro años había sustituido a Jeremy Corbyn, probablemente el líder laborista más a la izquierda en décadas.
Con Reeves, Starmer ha generado una maquinaria bien engrasada con la que ambos aspiran a recobrar la confianza del sector privado, el cual, en los años de Corbyn e incluso de su antecesor, Ed Miliband, recelaba del partido. Adicionalmente, con ella, Starmer tiene la tranquilidad de que la actual portavoz del Tesoro dice no tener ambiciones sucesorias, frente a la rivalidad que durante años había marcado la relación entre los dos últimos políticos laboristas que residieron en el Número 10, Tony Blair y Gordon Brown.
Anneliese Dodds
Reeves, sin embargo, tampoco había sido la primera opción para la crucial gestión de una economía estancada y con un problema endémico de baja productividad, ya que a la que el líder había elegido para dar réplica al ministro del Tesoro fue Anneliese Dodds, cuyo estilo no llegó a cuajar, por lo que fue sustituida en mayo de 2021. Con todo, Dodds mantiene hoy en día un importante rol tanto orgánico, ya que es presidenta del partido, como político, puesto que es la responsable de Mujer e Igualdad, un área que genera severos quebraderos de cabeza a un Laborismo que no acaba de resolver su posición en materia de género.
Rayner, por su parte, ocuparía en un potencial gabinete de Starmer la cartera de Reequilibrio, Vivienda y Comunidades, o la análoga que este decida establecer en esta línea, puesto que ambos reconocen que las disparidades territoriales y el raquítico parque inmobiliario son una de las cuestiones más urgentes que afectan a la mayor parte de la geografía británica. Como consecuencia, Rayner tendría una interesante plataforma desde la que proyectar aún más su perfil público, ya que no descartaría, algún día, intentar ponerse al frente de la formación, una ambición sucesoria que, en ocasiones, ha generado rencillas con Starmer, si bien, en la actualidad, el objetivo compartido de devolver al partido al poder actúa como un potente agente disuasor de maniobras internas.
Yvette Cooper y Liz Kendall
Otras que ya habían dejado claras en el pasado sus aspiraciones de liderazgo, archivadas, al menos de momento, en el cajón de los recuerdos, son la veterana Yvette Cooper, quien ya había participado en los gobiernos de Blair y de Brown, actualmente portavoz de Interior y posible ministra del ramo, de llegar el partido al poder; y Liz Kendall, responsable de Trabajo y Pensiones y, por tanto, potencial titular del departamento del mismo nombre. Ambas habían concurrido a la carrera por la sucesión de Ed Milliband, cuando este había dimitido tras perder las generales de 2015, en el proceso que, en última instancia, había encumbrado a Corbyn.
Emily Thornberry
Por su parte, quien podría asumir la Fiscalía General del Estado, de acuerdo con el cargo que ocupa en la actualidad, Emily Thornberry, lo había intentado tras la salida de Corbyn en 2020; y más mujeres en áreas de peso en el nuevo gabinete que podría tomar posesión el mismo viernes son Bridget Phillipson, quien está al frente de Educación; Shabana Mahmood, encabezando Justicia; Thangam Debbonaire, en Cultura; o Louise Haigh, presidiendo Transporte.