“Al principio de la guerra era muy complicado hacer bien este trabajo, porque los soldados no confiaban en los periodistas; pero yo sabía que podía ayudarlos y que ellos podían ayudar a Ucrania contando al mundo lo que estaba sucediendo aquí”, resume Olena Shiderova, mayor del Ejército de Ucrania y oficial de prensa en el Dombás.
Ella es una de las personas que trabajan como enlace entre soldados y medios de comunicación, para que estos –nosotros– podamos llegar hasta el frente, hablar con los combatientes e incluso vivir con ellos durante algunos días para ver en primera persona lo que está ocurriendo allí.
Para el espectador que se informa de una guerra a miles de kilómetros de distancia, el trabajo del oficial de prensa es algo muy desconocido, y tal vez hasta le sorprenda saber que existe. Pero para los que estamos familiarizados con ellos, lo que nos sorprende es ver cada vez a más mujeres haciéndolo.
Aunque la presencia femenina se ha normalizado dentro de las Fuerzas Armadas de Ucrania, aún sigue siendo muy minoritario el número de mujeres que trabajan en el frente –a excepción de las médicas y paramédicas de combate–. “Pero es que antes de 2015 ellas no podían acceder a determinados puestos”, explica Shiderova.

Olena Shiderova charla con un soldado de la 56 Brigada del Ejército de Ucrania junto a un carro de combate en el frente (María Senovilla)
Desde que empezó la guerra en el Dombás, y sobre todo después de la invasión rusa a gran escala de 2022, los cambios en el seno del Ejército se han precipitado abriendo una ventana de oportunidad para muchas ucranianas.
La pérdida de Mariupol
“Mi padre era militar, y yo fui a una academia militar”, recuerda la mayor Shiderova. Después de graduarse, trabajó en una brigada de artillería durante cuatro años, en un puesto de comunicaciones. Pero cuando le brindaron la oportunidad de ir a la universidad en 2015 –gracias a esos cambios que empezaron a producirse en el Ejército– no lo dudó.
“Estudié periodismo militar, acabé la carrera a finales de 2020 y pedí destino como oficial de prensa en Mariupol con la Brigada 56”, relata. Su sonrisa se apaga un momento al preguntarle qué siente ahora al ver Mariupol ocupada por las fuerzas rusas: “Siento la pérdida de muchas vidas, de muchos soldados y también de una parte de mí, aunque lo más duro moralmente es saber que muchas mujeres fueron hechas prisioneras por las tropas rusas, y saber que las torturaron”, confiesa.
Pero ni siquiera ese mazazo moral, saber que en pleno siglo XXI Rusia tortura a los prisioneros de guerra ucranianos que logra capturar –y que además se ensaña especialmente con las mujeres militares– hizo que Shiderova se planteara dejar el Ejército, ni ha impedido tampoco que otras muchas mujeres se hayan alistado durante los últimos años.
Mucha psicología
El trabajo de los oficiales de prensa no se limita a acompañar a los medios de comunicación hasta las posiciones de artillería, de tanques o de drones. Tal y como desvela Shiderova, hay una parte aún más importante: “Establecer lazos con los soldados de tu brigada es fundamental, porque ellos tienen que confiar en ti, para que luego confíen en el periodista al que acompañas y quieran hablar con él”, explica.

Olena Shiderova charla con tanquistas de la 56 Brigada del Ejército de Ucrania en una de sus posiciones en el frente
Al preguntarla si es más fácil que los soldados confíen en ella y hablen con ella por ser mujer, responde que “ser un buen oficial de prensa no es cuestión de género, es cuestión de espíritu y de energía, pero las mujeres somos más estables psicológicamente y eso nos ayuda”.
La muerte
Sus palabras cobran más significado cuando llegamos a la posición de tanques de la 56 Brigada, en el frente de Donetsk, donde Shiderova tiene que trabajar con un equipo de periodistas de Países Bajos. A nuestra llegada, los soldados salen a recibirla y empiezan a conversar alegremente con ella de inmediato.
Pero cuando uno de ellos nos acompaña hasta el carro de combate T-64 que los periodistas van a filmar más tarde, la conversación cambia de tono y le cuenta que en el último ataque murieron sus dos compañeros.
En ese momento –durante esa conversación tan dolorosa– Shiderova, más que oficial de prensa, era psicóloga, amiga y probablemente la tabla de salvación de un soldado que necesitaba hablar de su tragedia.
Dejar memoria
“Me alegra que tengan la confianza para hablar conmigo, que me vean como una persona querida y no tengan miedo de contarme sus cosas”, dice Shiderova. “El papel de psicólogo en este punto es importante, por eso no podía terminar la conversación sin escuchar a la persona, porque es importante, porque esta es mi gente”.

La oficial de prensa Olena Shiderova en la cocina de su casa en Donetsk, junto a su perra Bagheera (María Senovilla)
“Por eso cuando alguien muere, también es una gran tragedia para mí. Nosotros, además de acompañar a la prensa, también creamos contenido audiovisual sobre nuestra brigada: fotos, entrevistas, vídeos que luego publicamos en las redes sociales, y que las familias de los soldados pueden ver”, prosigue. “Y me ha sucedido ya varias veces que he fotografiado a algún soldado de la 56 y luego ha muerto en el frente”.
“En ese momento, no puedes creer que ha muerto, miras su foto y no puedes creerlo. Pero piensas que al menos queda esa foto, queda algo con lo que recordarlo y dejar una memoria de quién fue”, continúa, un poco emocionada. “Por eso abrazo a los chicos cada día al despedirme, porque no sabes si seguirá vivo al siguiente día”.
“Últimamente tengo pocas lágrimas”
“A veces también lloras… Aunque últimamente tengo pocas lágrimas, y aunque tenga ganas de llorar no puedo”, confiesa, mostrando el cansancio que acumulan tantos y tantos ucranianos tras tres años de cruenta invasión. La guerra les ha arrancado demasiadas cosas. “A mí me gustaba pintar y montar a caballo –recuerda–, pero te adaptas a las circunstancias”.
La guerra también ha obligado a Olena a llevar una vida personal a distancia. “No tengo hijos por el momento”, explica. “Mucha gente no habla de su vida personal, pero yo no tengo nada que ocultar: tengo una relación un hombre con el que llevo más de diez años, y casi todos estos años hemos estado a distancia porque los dos somos militares. Realmente sólo la guerra está en nuestras vidas”, confiesa.
La dura vida personal de los militares
“Nos vemos cuando podemos, y hay veces que pasamos más horas en un tren para ir a encontrarnos, que las horas que luego estamos juntos”, cuenta. “Aunque podría haber conocido a otra persona y haberlo dejado todo, pero sabes… hemos aprendido a apoyarnos porque nos entendemos en esta situación. Le estoy agradecida por el apoyo que me da, y creo que yo también le ayudo mucho”.
“Por desgracia, durante esta guerra, muchas familias se han separado porque no pueden soportar la situación cuando un miembro de la pareja está en frente, y normalmente la mujer se queda sola y sin ningún apoyo”, reflexiona.
Por suerte para ella, su pareja comprende su trabajo, y su familia también. “Mi padre falleció en 2019, pero sé que estaría muy orgulloso de ver hasta dónde he llegado dentro del Ejército, como lo están mi madre y mi hermana”.
Lo importante es poder elegir
“Las mujeres hoy somos importantes dentro del Ejército, somos detallistas y nos esforzamos en nuestro trabajo. Es cierto que muchos comandantes quieren que sean mujeres las que lleven las cuestiones administrativas de las brigadas, ¿esto es malo? No, porque lo importante es poder elegir”, subraya Shiderova.

La oficial de prensa Olena Shiderova muestra el estudio de fotografía en el que realiza parte del contenido audiovisual que luego publica (María Senovilla)
“Lo que de verdad importa es que si quieres ir a combatir, aunque vas a tener que insistir más que un hombre, al final irás porque ahora está permitido”, continúa. “La 56 es una de las brigadas que más mujeres tiene: hay varias comandantes de artillería, hay muchas médicas de combate y hay mujeres también en infantería”.
Demostrar más
Pero la mayor Shiderova también reconoce que la mayoría de las veces las mujeres tienen que demostrar más que ellos para hacer el mismo trabajo. “Si eres un hombre, automáticamente estás, como decirlo, en el mismo equipo de que ellos. Pero con las mujeres son un poco diferente, te sientes como una invitada permanentemente”.
“Esta confianza que has visto, me la he tenido que ganar a base de comunicación. Aunque tengo el rango de mayor, casi nadie lo sabe, sólo saben que soy oficial y que soy la jefa del servicio, pero yo no quiero valerme del rango para establecer esa confianza”, asegura Olena.
La confianza de su brigada no es lo único que se ha ganado Olena Shiderova. “Estoy muy orgullosa, aunque rara vez hablo de ello, pero me concedieron la Orden de la Knyagina Olga, tercera clase, el año pasado”, desvela.
“Es una condecoración muy honorable, un premio para mujeres. Se le concedió a periodistas militares y a trabajadoras de los medios de comunicación que hicieron una cierta contribución para la victoria de Ucrania”, explica. “Mi vida podría haber sido diferente, pero hice mi elección y no me arrepiento”.