Caída de Asad

Las kurdas en pie de guerra frente al avance islamista en Siria

La situación es cada vez más oscura para este exclusivo ejército femenino. "Alepo se va a convertir en Afganistán si queda bajo el control de estos terroristas", advierte Amina Hussein a Artículo14

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Dentro de las fuerzas kurdas, destacan las Unidades de Protección de la Mujeres las (YPJ), la rama exclusivamente femenina de las Unidades de Protección Popular Shutterstock

El 27 de noviembre, exactamente el mismo día que se aplicaba el alto el fuego en Líbano, una ofensiva contra el Gobierno de Bachar al Asad lograba entrar en Alepo, la segunda ciudad del país. Arrancaba así la operación más grande contra el Gobierno sirio en años que ha supuesto el principio del fin de régimen baazista.

Tan solo diez días más tarde de esta primera ofensiva, catalogada como “Operación Detener la Agresión”, estos grupos opositores entraban en la capital y ese mismo día, Asad huía de Siria. Así, no solo en Damasco, sino en otras grandes capitales como Beirut, Ankara, o El Cairo, se celebraba el fin de más de cincuenta años de dictadura de los Asad.

El tablero geopolítico en Oriente Medio

Este régimen autocrático que contaba con el apoyo de Rusia así como del conocido como ‘eje de resistencia’ —formado principalmente por Irán, el grupo libanés Hizbulá, y otros aliados chiíes en la región, quienes respaldan a Asad debido a sus intereses estratégicos en Siria— se ha visto superado por el grupo armado Hayat Tahrir al Sham (HTS), descendiente de Jabat al Nusr, brazo de Al Qaeda en Siria, quienes junto con el Ejército Nacional Sirio (ESN) —una coalición de grupos armados como Ahrar al Sham y diversos grupos locales afiliados— que cuentan con el apoyo de Turquía. Esta coalición conseguía, en menos dos semanas, hacerse con Alepo, Hama, y Homs, hasta llegar a Damasco y, finalmente, derrocar a un dictador que llevaba más de dos décadas en el poder.

La comunidad kurda, siempre en el centro

En Siria, desde el inicio del conflicto, hace ya casi catorce años, los equilibrios de poder han dependido de los intereses de las diferentes potencias exteriores en el país. Sin embargo, siempre ha habido una comunidad, que se ha visto afectada, y muchas veces invisibilizada, por dicha partida de ajedrez: la población kurda.

Y es ahora, la que más puede temer las consecuencias de esta reconfiguración del mapa de Siria, debido a la ideología islamista de las agrupaciones que han tomado el poder pero, sobre todo, a las pretensiones territorios de Turquía, principal aliado de estos grupos, en las zonas kurdas del norte del país.

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Las combatientes kurdas están en pie de guerra frente al avance islamista

Se estima que alrededor de 200.000 kurdos se han visto desplazados de sus hogares debido a esta nueva escalada en un conflicto que se alarga ya más de una década.

Una paradoja para las kurdas

Para Amina Hussein, periodista y traductora kurda, el fin de Asad supone una verdadera paradoja. “La guerra quizás haya acabado para unos, pero quizás para otros acaba de empezar, desgraciadamente”.

Hussein enfatiza a Artículo14 que “el HTS, aunque esté intentando blanquear su imagen, son terroristas”. El líder de esta agrupación, Abu Mohammad al Julani, ha dado varias entrevistas a medios internacionales desligándose de sus orígenes con el Daesh e incluso en su últimos comunicados instan a “respetar a los kurdos y cristianos de las zonas tomadas”. Pero ella no lo ve así: “La mayoría de las organizaciones internacionales, como Human Rights Watch o Amnistía Internacional publicaron informes de sus crímenes, pero en los medios seguimos viendo el nombre de “rebeldes sirios”.

La joven kurda denuncia que “cuando empezaron a atacar a Alepo secuestraron a dos mujeres combatientes kurdas de las unidades de defensa de la mujer. Las metieron en un coche y las empezaron a a increpar y a obligarlas a cubrir su pelo”.

Las mujeres kurdas ante al avance islamista

En los últimos días, cientos de miles de familias kurdas han sido obligadas a abandonar sus hogares con el fin de refugiarse en las zonas de administración kurda al noreste del país debido a la avanzadilla del HTS y del ENS hacía el sur. “Están haciendo una limpieza étnica contra los kurdos. Si realmente son rebeldes, ¿por qué están echando a los kurdos de sus casas?”, se pregunta Amina Hussein. Imágenes en las redes sociales muestran a multitudes intentado llegar a las zonas de Administración kurda al norte del país.

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Las mujeres kurdas luchan mano a mano junto a los hombres

Ahora bien, y aunque el HTS se esfuerce por convencer de que no son tan radicales como Al Qaeda, tanto imágenes en redes sociales como informes del Observatorio Sirio de Derechos Humanos muestran que están atacando a la población kurda, sobre todo a las mujeres. “Estas personas tienen una idea de la mujer que para mí son las mismas de DAESH (Estado Islámico): se basan en que la mujer no tiene que hacer más que estar en casa al servicio del hombre”, afirma la joven kurda que actualmente reside en España.

En sus redes sociales, donde no para de denunciar cómo la situación se está tornando cada vez más oscura para las mujeres kurdas, sacaba a luz como “un grupo armado apoyado por Turquía secuestró a unas mujeres de Asayish —policía civil— de Manjib” (al norte del país).

Un ejército exclusivo de mujeres

Sobre las imágenes que no paran de llegarle a Hussein desde Siria afirma, “tengo compañeras, amigas que están ahí luchando en el frente y me duele el alma”. Dentro de las fuerzas kurdas, destacan las Unidades de Protección de la Mujeres las (YPJ), la rama exclusivamente femenina de las Unidades de Protección Popular (YPG), y forman parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS). Se crearon en 2013 como parte del movimiento kurdo en Rojava y están integradas por mujeres que luchan tanto en el ámbito militar como político, promoviendo la igualdad de género y la resistencia frente a las fuerzas que amenazan su autonomía. “La revolución de Rojava se basa, primero de todo, en la liberación de la mujer y la igualdad entre entre los dos géneros”, exclama Hussein.

La periodista kurda explica como ahora mismo las zonas de Sheix Maqsoud y Ashrafiye cuentan con la protección de las YPJ, quienes también siguen teniendo presencia al este del río Éufrates aunque menor ya que las ciudades de Sere Kaniye y Tal Abyad porque fueron ocupadas por Turquía en 2019.

La emancipación de la mujer

“No hay una sociedad libre sin la libertad de las mujeres”, decía Abdullah Öcalan, el fundador del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el ideólogo del Confederalismo Democrático por el que se rige Rojava. En uno de sus escritos se puede leer: “El grado de transformación posible de la sociedad está determinado por el grado de transformación que consigan las mujeres. De la misma forma, el nivel de libertad e igualdad de la mujer determina la libertad y la igualdad de todos los sectores de la sociedad. […] En su lucha por la libertad del pueblo kurdo, las mujeres kurdas tanto dentro como fuera de la organización, se auto-organicen como movimiento y llevan a cabo decisiones que les conciernen no solo como mujeres, sino que también conciernen a la sociedad en general”.
No se puede entender Rojava ni la lucha kurda sin la emancipación de la mujer, algo completamente opuesto a los valores de Hayat Tahrir al-Sham. A pesar de sus intentos de proyectar una imagen más moderada, se han reportado incidentes en los que miembros de HTS han instado a mujeres a cubrirse el cabello o atacado a combatientes de las YPJ. “Alepo se va a convertir en Afganistán si queda bajo el control de estos grupos armados terroristas islamistas radicales”, advierte Hussein a Artículo14.

En todos los conflictos, las mujeres están en una situación vulnerable, según Naciones Unidas, los derechos de la mujer en las zonas afectadas por conflictos se enfrentan a graves riesgos. En muchas partes del mundo se han intensificado los esfuerzos por suprimir la igualdad de género y socavar los derechos de la mujer, lo que ha provocado efectos devastadores para mujeres y niñas. Y el caso de las kurdas no es distinto, sino que además se enfrentan a un doble desafío, por su género y por su etnia. En este sentido, la YPJ se han convertido en un símbolo de la resistencia, el coraje y la capacidad de acción de las mujeres.

Contra los valores conservadores

Hussein describe con orgullo cómo las mujeres kurdas, desde las filas del PKK en Turquía hasta las Unidades de Protección de las Mujeres en Rojava, han liderado una revolución que sitúa la igualdad de género como un pilar fundamental. “La revolución de Rojava nació con la idea de libertad para las mujeres y sus derechos; por eso, miles de mujeres jóvenes se unieron para luchar contra los valores conservadores y defender su pueblo”.

Hoy, la lucha kurda enfrenta una creciente amenaza tras las nueva configuración del mapa sirio, como dice Hussein “puede que la guerra empiece ahora para otros”. Sin embargo, la periodista insiste: “Las mujeres son las que más sufren en las guerras, pero las kurdas no abandonarán la lucha. Su papel será aún más fuerte en el futuro de la región”. Como dice Abdullah Öcalan, “la liberación de la mujer es una revolución dentro de la revolución”.

La cuestión turca

Desde el inicio de la guerra civil en 2011, los kurdos han enfrentado desplazamientos masivos debido a los ataques del régimen de Asad, la expansión del Estado Islámico y las ofensivas de Turquía, que consideran al movimiento kurdo una amenaza para su seguridad. “Turquía no ve un movimiento libertario en la zona del norte de Siria, sino que lo concibe como un grupo terrorista que intenta construir un Kurdistán en su frontera sur. Sin embargo, los kurdos en Siria no buscan independizarse o dividir el país, sino que abogan por el concepto de una autonomía; de una administración autónoma donde todos los componentes todos, o sea, las mujeres y los hombres tengan los mismos derechos”, indica la periodista a Artículo14.

El proyecto kurdo en Siria se centra en la Administración Democrática Autónoma del Norte y del Este de Siria (AANES, por sus siglas en inglés) más conocida como Rojava, que abarca las áreas de los cantones de Afrín [bajo el control de Turquía desde 2018], Kobane y Jazira. Surgió en 2012, tras la retirada de las fuerzas del régimen sirio, cuando los kurdos aprovecharon el vacío de poder para establecer una administración autónoma. Actualmente, sigue bajo presión de Turquía y de los grupos islamistas, mientras busca consolidar su autonomía en un entorno de inestabilidad regional.

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