alto el fuego entre israel y hamás

Las horas en “estado de ansiedad” de Ayelet: ¿será Naama liberada por Hamás?

La imagen de la adolescente Naama Levy en manos del grupo terrorista dio la vuelta al mundo. Este medio ha contactado en estos meses de cautiverio con su madre, quien vive en la agonía de recibir o no a su hija con vida

Ayelet Levy Shachar, junto a su hija Naama
Ayelet Levy Shachar, junto a su hija Naama Archivo familiar de Naama Levy

La última vez que Ayelet Levy Shachar supo algo de su hija Naama fue a las 7:50 del 7 de octubre de 2023, a través de un mensaje en el que la adolescente, en una casa del kibutz Nahal-Oz donde dormía con sus amigas, le transmitió desde la safe room que escuchaba disparos “como en su vida”. Después de ese texto, 468 días de muerte en vida. De tinieblas.

De tratar de inundar su cabeza con imágenes amables vividas con su hija que eliminaran el vídeo que los propios terroristas de Hamás difundieron. Un video en el que la adolescente desciende de la parte trasera de una pick up, exhibida por un salvaje como un trofeo de guerra ante sus semejantes antes de volver a introducirla en el coche, momento en que se ve la parte de atrás del pantalón ensangrentada, la prueba de una violación.

Naama Levy, de 19 años de edad, podría formar parte de los 33 rehenes que Hamás liberará en la primera fase de 42 días, y que comenzará este domingo. Según anuncian, serán tres mujeres. En las demás fases se liberarán los restantes del casi centenar en cautiverio. Pero una duda atormenta la mente de la madre de esta adolescente capturada que soñaba con viajar y ser diplomática para “construir un mundo mejor”. ¿Será entregada con vida o formará parte de los 36 declarados muertos?

“No quiere hablar con nadie, se encuentra en un estado de ansiedad”, cuentan en su círculo cercano. Porque a esta duda se une además la agonía de que no forme parte de la primera fase, ya que los familiares de los secuestrados temen que las negociaciones se tuerzan en las sucesivas.

Paradójicamente, Naama Levy formaba parte de una organización integrada por jóvenes palestinos y americanos para tender puentes entre comunidades. “Espero que parte de su espíritu de atleta le ayude a mantenerse fuerte y sobrevivir”, transmitía a este medio desde la plaza de los rehenes de Tel Aviv en marzo del año pasado. Aquel fue el primer encuentro. “Pero me pregunto cuánto tiempo puede la mente y el cuerpo más fuerte aguantar esto día tras día”, aseguraba esta médico, que sentía suyas las pesadillas que estaría viviendo su hija dentro de los túneles. “Veo una luz al final de ellos, porque si se apagara sentiría que mi niña ya no estará nunca más conmigo”.

Naama Levy, junto a otras secuestradas en Gaza

Naama Levy, junto a otras secuestradas en Gaza / Efe

Durante todo este tiempo, Ayelet no ha callado lo que las organizaciones internacionales y parte del movimiento feminista ha silenciado. “Sabemos que intenta sobrevivir, ella y otros secuestrados, y el mundo es consciente y mira a otro lado. Están en condiciones terribles, en túneles, son seres humanos sufriendo. La falta de humanidad hacia estas víctimas es horrenda”, se desesperaba en la última conversación mantenida, al cumplirse un año de la masacre. “La última noticia más sólida que tuvimos fue a través de los secuestrados que fueron liberados en el anterior acuerdo”, informó. “Desde entonces sabemos unos pocos matices pero nada más”.

Que las únicas noticias que recibas del estado de tu hija sean que “no disponen de mucha comida, agua ni aire para respirar” es un dolor que esta madre no podía describir. “Sólo espero que nunca ninguna madre o padre tenga siquiera que imaginarse lo que es saber que su hija, una pobre chica vulnerable, sea brutalmente secuestrada y violada. Espero que nadie tenga que imaginarse nunca lo que es esperar sabiendo que ella está ahí expuesta al peligro y a todo el daño que ellos quieran hacerle”, afirmaba. “Sabiendo que cada segundo es cuestión de vida o muerte”.

Ayelet no ha ocultado si indignación por la “falta de humanidad” de los organismos internacionales. “Me enfada mucho saber que hay feminismo, movimiento Me too, denuncias, y para estas pobres adolescentes el silencio más absoluto. Les pido que alcen la voz muy alto porque mi Naama está secuestrada, callada, no puede hablar y necesita que seamos su voz”, declaraba a este medio. Esta petición no ha sido recogida. “Ha pasado un año desde que mi hija fue secuestrada y no hemos tenido contacto ni con la Cruz Roja ni con la ONU, tampoco con organizaciones de derechos humanos o que defiendan a las mujeres”, se indignaba siete meses después.

Ayelet Levy-Shachar, madre de Naama Levy, en Tel Aviv

Ayelet Levy-Shachar, madre de Naama Levy, en la plaza de los rehenes de Tel Aviv

La última imagen que Hamás difundió de Naama fue al poco tiempo de su secuestro, junto a otras tres chicas: Karina Ariev, Liri Albag y Daniella Gilboa. Se encuentran sobre unas colchonetas en el suelo, con el retrato del líder de Hamás abatido en julio por Israel, Imail Haniyeh, enmarcado en la pared. Naama tiene un ojo cerrado, amoratado, con el párpado completamente caído, que pertenecía a una “mirada dulce y tímida”. Empieza la cuenta atrás que mantendrá encendida o apagará para siempre la luz del túnel de Ayelet.