A medida que avanza el macrojuicio a los 50 hombres acusados de violar a Gisele Pelicot, queda demostrado que la cultura de la violación existe y que sus raíces son profundas. Desde el banquillo del juzgado, estos hombres y sus abogados intentan defender que no violaron a Gisele mientras esta estaba inconsciente, drogada por su marido Dominique a lo largo de diez años. Algunos hasta alegan que sí hubo consentimiento, a pesar de que ella, inconsciente, no podía darlo; otros intentan redefinir el concepto de “violación” para que no se les aplique, y varios argumentan que el consentimiento de Dominique era suficiente para violar a Gisele. Durante estas semanas, se han ido acercando y encontrando apoyo los unos en los otros, desarrollando una especie de compañerismo que les envalentona.
Gisele estaba roncando
El más joven de los acusados, Joan Kawai, con 22 años en el momento de los hechos, ya ha confesado durante el juicio que aceptó la invitación de Dominique Pelicot para mantener relaciones sexuales con Gisele mientras esta dormía, creyendo que era parte de un juego sexual consensuado entre la pareja. Kawai, un soldado estacionado cerca de Aviñón, explicó que fue conducido dos veces al domicilio de los Pelicot, en 2019 y 2020, y que en la primera ocasión su exnovia estaba dando a luz a su hija —acontecimiento que se perdió al encontrarse en plena violación. Según su testimonio, Dominique le instruyó para que se desnudara fuera de la habitación, calentara sus manos en el radiador y no despertara a su esposa, que había sido sedada.
Kawai mencionó que, durante el acto, lo único que le pareció fuera de lo normal fue que Gisele estaba roncando. A la pregunta del juez sobre si ella estaba en condiciones de dar su consentimiento, respondió: “No, pero en ese momento no sabía lo que significaba el consentimiento“. A pesar de reconocer ahora que cometió una violación, Kawai insistió en que no fue su intención. Durante su segunda visita, llegó a preguntarle a Dominique por qué su esposa estaba dormida, a lo que este respondió que ella había tomado pastillas para dormir. Aunque Kawai se dio cuenta de la manipulación, aceptó una tercera invitación que, finalmente, no se concretó.
Decidió marcharse
Otro de los acusados, Hugues M., de 39 años, conocido en los foros online como “motard”, relató una experiencia diferente. Hugues explicó que acudió al domicilio de los Pelicot sin saber exactamente lo que iba a ocurrir. Según su versión, abandonó la casa después de solo tres o cuatro minutos debido a una falta de erección. Argumentó que pensaba que la pareja estaba de acuerdo y que Dominique le había insistido con frases como “¡intenta, intenta!” mientras trataba de tener relaciones sexuales con Gisele, que se encontraba completamente apática. Cuando se dio cuenta de su estado, Dominique lo justificó diciendo: “Ha bebido demasiado”. Hugues afirmó que, en ese momento, perdió interés y decidió marcharse, creyendo que no había hecho nada malo.
Hugues insistió en que no pudo prever que Gisele estuviera inconsciente y añadió: “No sé cómo duerme normalmente”. Sin embargo, la fiscalía presentó un vídeo grabado por Dominique que contradice su versión. Además, la excompañera de Hugues ha testificado que sospecha que él también podría haberla drogado y agredido sexualmente en varias ocasiones, aunque no hay pruebas concluyentes para respaldar estas acusaciones.
Consentimiento ‘online’
Luego está H.D., otro de los acusados, de 42 años y padre de familia, quien argumentó que Dominique le había asegurado que tanto él como su esposa eran “libertinos” y “swingers”. Según H.D., Dominique le dijo que su esposa participaba en juegos sexuales en los que fingía estar dormida, y que ella misma le había dado su consentimiento a través de mensajes en una plataforma online. H.D. confesó haber tenido dudas al llegar a la casa y ver que Gisele no reaccionaba, comentando a Dominique: “Parece que tu esposa está muerta“. Dominique, según H.D., lo tranquilizó al penetrar a su esposa y decirle: “Mira, no está muerta, ves cómo mueve la cabeza y la pierna”.
Aun así, durante su testimonio, H.D. se mostró indignado al ser acusado de violación, afirmando: “No acepto que me llamen violador, es una carga demasiado pesada“. Sin embargo, cuando la fiscalía le preguntó si Gisele estaba en condiciones de dar su consentimiento, admitió que no lo estaba. A pesar de esto, H.D. insistió en que actuó bajo la creencia de que el consentimiento del marido era suficiente y que él solo siguió las instrucciones de Dominique.
Un hilo común en todos los casos es que los acusados han intentado distanciarse de la responsabilidad de sus actos, recurriendo a una narrativa común de haber sido manipulados o engañados por Dominique Pelicot. Sin embargo, la evidencia presentada en el juicio, incluidos los vídeos grabados por Dominique, sugiere que Gisele nunca fue capaz de consentir, ya que estaba bajo los efectos de los sedantes durante los encuentros sexuales.