Italia

La violencia vicaria en Italia: Un término completamente desconocido

El "Codice Rosso" habla de la violencia a la que asisten los menores, pero no la que sufren para herir a la madre. Muchos jueces aún consideran que un padre violento con su mujer, no lo es con sus hijos

Campaña contra la violencia en Italia

Campaña propuesta por Actionaid 'Call4margherita', un símbolo de protesta para pedir mejores herramientas en la lucha contra la violencia, en Nápoles Efe

En Italia el término “violencia vicaria” es muy desconocido, forma parte sólo de algunos artículos relacionados y, en algunos casos, cuando se nombra la legislación española como ejemplo. El término no forma parte del Cocide Rosso, la ley contra la violencia de género en Italia, se habla solo, como explica para Artículo14 Maria Pia Turiello, criminóloga forense experta en violencia de género, de “violencia asistida”, de la que los menores son espectadores en el ámbito familiar. Precisamente algo a lo que hace mención la ley sobre violencia de género en Italia desde 2019 es a que el menor que asiste a los maltratos que sufre su madre puede ser considerado, él también, víctima de un delito.

Establece también, en su artículo 14, que en el caso de un proceso civil de separación el juez penal debe transmitir, sin retraso, al juez civil una copia de los procesos penales, si existen, relacionados con violencia doméstica o de género.

Relación con el padre

“Esto es obligatorio desde la reforma del Codice Rosso que se introdujo el pasado mes de octubre, pero te puedo confirmar que luego, en la práctica, suele permitirse la relación con el padre”, explica la experta. A pesar de que no se conceda la custodia, en muchos casos, la mujer víctima de violencia se tiene que sentar con el maltratador a discutir una mediación para las visitas a sus hijos, algo que en teoría, con un proceso penal de por medio, estaría prohibido.

De hecho, en muchos casos, son las madres víctimas de violencia las que pagan dos veces como víctimas en los procesos de separación, consideradas como no aptas para estar con sus hijos. Sin embargo, en el caso de los hombres violentos, prevalece en la práctica el derecho del padre a visitar a los menores.

Esto ocurre a pesar de que el Convenio de Estambul y el Consejo de Europa hablan claramente sobre la lucha contra la violencia de género, afirmando que en caso de abuso o violencia doméstica debe abolirse el concepto de biparentalidad y de que el Tribunal Supremo italiano explicase en 2022 que el derecho del menor a vivir con ambos padres no es el instrumento más adecuado para perseguir los intereses de los menores.

“En Italia, en la práctica, prevalece siempre el derecho del menor a mantener una relación con ambos padres. De hecho durante las audiencias sigo escuchando que un padre ha sido violento con su mujer, pero no con sus hijos, motivo suficiente para un juez para dejar ver a los menores. En la última reforma del Codice Rosso se insiste en la escucha de los hijos para dar más valor a lo que aquí llamamos violencia asistida”, añade Turiello. Pero, al margen de eso, nada más, tampoco datos específicos.

Los únicos números que nos permiten hacernos una idea son del Instituto Italiano de Estadística del 2014 y, hablando de la violencia de género, se dice que en el 23% de los casos, las mujeres que sobrevivieron a episodios de violencia, han declarado que los propios hijos han tenido que afrontar también algún tipo de agresión.

Víctimas

Uno de los casos que más han consternado a Italia en los últimos años fue el del asesinato de la joven Giulia Tramontano a manos de su pareja, Alessandro Impagnatiello, cuando ella estaba embarazada de 7 meses del hijo de ambos. Durante meses él comenzó a envenenar a la víctima, cuando ya sabía que estaba embarazada, porque ella quería tener el niño y él insistía en que abortase. Luego, la noche del 27 de mayo de 2023, presuntamente al ver que no hacían efecto sus planes, asesinó con diversas puñaladas e intentó prenderle fuego al cuerpo.

Otros casos de violencia vicaria

En agosto de 2018 se decretó la condena definitiva a la cadena perpetua para Roberto Russo, de 51 años, que asesinó en la provincia de Catania a su hija de 12 años e hirió gravemente a otra de sus hijas de 14 para castigar a la madre que no quería volver con él. También en 2018 otro de los casos más conocidos es el de un carabinieri que en Cisterna di Latina, a pocos kilómetros de Roma, asesinó a sus hijas de 8 y 14 años tras haber intentado asesinar a la madre, que llevaba tiempo intentando separarse de él, a la que disparó y abandonó pensando que estaba muerta. Ella sobrevivió para contar su historia, él se suicidió después de quitarle la vida a sus hijas.