El caso de Pablo González —o Pavel Rubtsov, como se hacía llamar en Rusia— ha conmocionado a la opinión pública internacional. Este periodista, aparentemente dedicado a cubrir el conflicto entre Rusia y Ucrania, resultó ser un espía ruso que trabajaba en secreto para el Kremlin. A lo largo de su carrera, González engañó a importantes medios de comunicación europeos, incluyendo a destacados canales como laSexta, haciéndose pasar por un reportero independiente, mientras operaba para los servicios de inteligencia de Rusia.
De periodista a espía: la doble vida de Pablo González
Pablo González comenzó su carrera periodística en Europa. Se especializó en la cobertura de conflictos internacionales. Su trabajo le permitió ganarse la confianza de numerosos medios, incluidos medios de comunicación alemanes, franceses y españoles, quienes lo contrataban para cubrir la información en terreno. El periodista aprovechó su habilidad para infiltrarse en entornos complejos y obtener acceso a información privilegiada. Eso le permitió ganar reconocimiento en su campo.
Uno de los casos más destacados fue su colaboración con laSexta, un medio en el que logró construir una sólida relación profesional. En un principio, su trabajo lo llevó a Polonia, desde donde comenzó a reportar sobre la creciente tensión en Ucrania a medida que las fuerzas rusas se preparaban para invadir el país. Poco tiempo después, Pablo González fue enviado a Ucrania, desde donde realizó reportajes sobre la invasión rusa. Parecía un periodista preocupado por el sufrimiento humano en el conflicto. Especialmente, en su cobertura sobre los refugiados ucranianos que huían hacia Polonia. Sin embargo, todo esto no era más que una fachada.
Un montaje con el periodista y presunto espía ruso Pablo González (izquierda) y el expresidente catalán Carles Puigdemont (derecha) | Artículo 14
Mientras que a simple vista Pablo González aparentaba ser un periodista comprometido con la cobertura de uno de los conflictos más críticos de la última década, la realidad era mucho más oscura. Bajo su nombre ruso, Pavel Rubtsov, operaba como un espía al servicio del presidente ruso Vladimir Putin. Utilizando su acceso privilegiado, González entró en búnkeres, fábricas de armas y contactó con milicias populares bajo el pretexto de realizar reportajes para los medios que lo contrataban. Cada día, se acercaba más al frente de guerra, recabando información valiosa para las fuerzas rusas.
La fachada de Pablo González comenzó a resquebrajarse cuando las autoridades ucranianas lo señalaron como una “amenaza” para el país. Sospechaban que su labor como periodista no era más que una tapadera para sus actividades de espionaje. Las sospechas culminaron en su expulsión de Ucrania. Eso le obligó a regresar a Polonia. Poco tiempo después, en febrero de 2022, fue detenido por las autoridades polacas bajo la acusación de espionaje.
El arresto y la detención en Polonia
El 28 de febrero de 2022, un día después de realizar una transmisión en directo desde Polonia, Pablo González fue arrestado por las fuerzas de seguridad polacas. La noticia de su detención sorprendió a muchos, incluidos sus colegas periodistas, quienes no podían creer que un compañero de trabajo fuese en realidad un espía al servicio del Kremlin. Las acusaciones apuntaban que había estado involucrado en la persecución de opositores rusos y que su trabajo como espía había facilitado la represión de disidentes.
Vladímir Putin durante un acto público | EFE
Polonia, un país clave en la estrategia de apoyo a Ucrania, se encontraba en estado de alerta ante cualquier posible amenaza de espionaje. Por lo que la detención de González fue vista como un golpe significativo en la lucha contra la infiltración rusa en Europa. A pesar de la gravedad de las acusaciones, la estancia de Pablo González en prisión no duró mucho. En agosto de 2022, en un acuerdo de intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia, González fue uno de los intercambiados. Su liberación fue parte de una reclamación directa del presidente Vladimir Putin.
El intercambio supuso el regreso de Pablo González a Rusia, donde fue recibido con honores por las autoridades rusas. Al llegar a suelo ruso, se le vio descendiendo del avión y saludando a Putin en una escena que fue ampliamente difundida por los medios rusos.