Los resultados de la primera vuelta de las elecciones francesas confirman los peores miedos de Bruselas. Con Marine Le Pen en el gobierno, las instituciones europeas se enfrentan a una versión más fuerte y poderosa de lo que lleva siendo la Hungría de Orbán en los últimos años: una potencia euroescéptica y nacionalista en el seno de la Unión Europea, bloqueando y retrasando decisiones clave y esparciendo narrativas antieuropeas entre los ciudadanos del bloque.
Si Marine Le Pen y su partido, el Rassemblement National (RN), logran obtener el control de la Asamblea Nacional francesa o al menos un peso político significativo, se desencadenaría un cambio radical en la política nacional e internacional de Francia. Con el RN al mando, la política exterior francesa se volvería más nacionalista, dando prioridad a los intereses nacionales sobre los compromisos europeos. Este cambio, a su vez, se manifestaría en medidas proteccionistas para proteger a las empresas y la agricultura francesas, lo que podría llevar a conflictos con las normas de la UE y tensiones con otros estados miembros. El bloque se arriesga a perder a uno de sus aliados mas importantes.
Euroescepticismo al máximo
Lo primero que sufriría las consecuencias de una victoria de Le Pen sería la relación de Francia con la UE. El RN va a querer renegociar muchas de las normas del bloque, para devolver más poder a los estados miembros bajo justificaciones soberanistas. Esto incluiría la reducción de las contribuciones financieras de Francia a la UE y la obtención de excepciones en el mercado único, regulaciones ambientales y políticas migratorias. Y aunque estas demandas terminen sin cumplirse y encuentren resistencia en Bruselas y entre otros países miembros, van a dificultar las negociaciones y podrían paralizar la toma de decisiones a nivel europeo.
La resistencia del RN a las políticas proeuropeas es otro factor que sin duda va a ralentizar los esfuerzos hacia una mayor integración en áreas clave, como la defensa común, la política fiscal y la coordinación económica. Francia, que es uno de los motores de la integración europea, es crucial para estos proyectos. Sin su cooperación, iniciativas como el fondo de defensa de la UE o los planes de financiamiento común para la recuperación económica pospandemia van a enfrentar serios obstáculos, debilitando la cohesión del bloque.
Efecto nocivo en todos los sectores
En términos económicos, las políticas proteccionistas del RN también pueden poner en riesgo el funcionamiento del mercado único europeo. Entre otros, la implementación de una “preferencia nacional” para empresas y agricultores franceses violaría las normas del mercado único, lo que a su vez puede llevar a conflictos legales y económicos con la Comisión Europea y otros estados miembros. Además, el RN podría intentar renegociar o retirar a Francia de ciertos acuerdos de libre comercio de la UE que consideren desfavorables para los intereses franceses. Esto alteraría las relaciones comerciales de la UE con terceros países y afectaría negativamente el comercio intraeuropeo, debilitando la economía europea en su conjunto.
En el ámbito de la seguridad y defensa, el RN ya ha indicado que prefiere una estrategia más nacionalista, enfocándose en la defensa territorial francesa y reduciendo la cooperación militar con otros países de la UE. Esto evidentemente debilitará las iniciativas de defensa común y de seguridad colectiva de la UE, en un momento en que la unidad europea es crucial para enfrentar amenazas globales geopolíticas como la invasión de Rusia a Ucrania y el conflicto en Gaza.
Armamento nuclear
Francia, bajo la influencia del RN, podría oponerse también a planes de financiamiento común para la defensa europea, como el fondo de defensa de la UE, lo que dificultaría el desarrollo de una política de defensa europea coherente y eficaz. No olvidemos que es uno de los únicos países del bloque que posee armas de destrucción masiva, con 290 ojivas nucleares.
Su victoria también afectará la capacidad de la UE para responder a crisis internacionales y humanitarias. De entrada, el partido ya ha manifestado su oposición a la política migratoria de la UE y es capaz de implementar medidas más estrictas para controlar la inmigración, lo que va a generar tensiones con otros estados miembros y complicar la gestión de las fronteras exteriores de la UE. También está la postura del RN respecto a la ayuda internacional y la cooperación en defensa, que podría poner en riesgo el apoyo de Francia a iniciativas globales, como la asistencia a Ucrania en su conflicto con Rusia… teniendo en cuenta que Marine Le Pen no es contraria a Vladimir Putin y podría incluso considerarlo su aliado.
Política interior patas arriba
Luego están las maneras más evidentes en las que el RN va a influenciar la política francesa, ya que podrían implementar reformas que refuercen la identidad y soberanía nacional, lo que incluiría cambios en la política educativa y cultural para promover una visión más tradicionalista y nacionalista.
En el sector económico, sus promesas para reducir impuestos y aumentar el gasto público, especialmente en defensa y bienestar social, también podrían poner en riesgo la estabilidad fiscal de Francia y entrar en conflicto con las normas de déficit y deuda de la UE, lo que llevaría a tensiones con la Comisión Europea y potencialmente a sanciones económicas. Además, la falta de cumplimiento con los criterios fiscales de la UE afectará la credibilidad de Francia en los mercados financieros y aumentará el costo de la deuda pública.
Además, el enfoque del RN hacia una política exterior más independiente podría llevar a una reconfiguración inquietante de las alianzas internacionales francesas. Si bien Le Pen ha tenido que asegurar que mantendrá la OTAN y las alianzas estratégicas clave, su postura más euroescéptica y su oposición a ciertas políticas de la UE podrían llevar a una mayor cooperación con otros países fuera de la UE, como Rusia y China, lo que podría generar tensiones con los socios tradicionales de Francia.
La llegada al poder del RN también tendría implicaciones dentro de la política energética y en todo lo que concierne al medio ambiente. El partido podría intentar revertir o modificar las políticas de transición energética de Francia, enfocándose más en la energía nuclear y menos en las energías renovables. Esto, a su vez, podría enfrentar a Francia contra los objetivos climáticos de la UE y hacer más complicada la implementación de políticas ambientales comunes, impidiendo que el bloque cumpla con sus compromisos sobre cambio climático.