En la devastada Gaza, entre los escombros de las casas derrumbadas, las calles narran historias de dolor y pérdida que desafían toda descripción. Son relatos desgarradores de niños inocentes, víctimas de una guerra implacable. Según estimaciones de una ONG internacional, alrededor de 21.000 niños han desaparecido a causa del reciente ataque israelí en Gaza. Muchos de ellos yacen bajo los escombros, retenidos en lugares desconocidos o enterrados en tumbas sin identificar. Con cada bombardeo, aumenta el número de niños desaparecidos y la tragedia se profundiza.
El informe señala que el reciente desplazamiento causado por el ataque israelí en Rafah ha contribuido a la dispersión de más niños, aumentando la presión sobre las familias y comunidades que intentan cuidarlos. James Elder, portavoz de UNICEF, afirmó que “la destrucción de Gaza y la matanza de niños no traerán la paz a la región”, subrayando que el alto el fuego es la única solución. Destacó que el impacto desproporcionado de esta guerra sobre los niños refuerza la creencia de que la guerra en Gaza “es una guerra contra los niños”.
Perder a un hijo, sin saber su destino
Las últimas estimaciones indican que unos 100 niños son asesinados o heridos diariamente en Gaza, y los civiles, especialmente los niños, pagan un precio muy alto por la falta de un alto el fuego. Los activistas de derechos humanos advierten que la situación empeorará si no se alcanza una tregua que permita la entrega de ayuda humanitaria esencial, y aumentan las llamadas a tomar medidas urgentes para acabar con el sufrimiento y proporcionar seguridad a los niños inocentes en Gaza.
Las madres en Gaza viven una tragedia humana desgarradora, habiendo perdido a sus hijos en circunstancias desconocidas, sin saber su destino. Estas madres se preguntan diariamente: ¿Han sido sus hijos asesinados en los bombardeos israelíes? ¿O siguen vivos? Algunas intentan buscar a sus hijos entre los escombros y entre los cadáveres, mientras otras han perdido la esperanza de encontrarlos.
El drama de la familia Mahmoud
Con gran dificultad, pudimos contactar con una de las madres de los niños desaparecidos en Gaza. La conversación es muy dolorosa. La palestina Umm Mahmoud, de 39 años, indica a Artículo14 que perdió “la pista de mi hijo Mahmoud, de 14 años, que desapareció la tarde del 1 de enero alrededor de las tres de la tarde, cuando estaba con su amigo, que también desapareció”.
Umm reconoce que desde entonces no puede dejar de pensar en él. En su devastadora ausencia. “Recuerdo a Mahmoud en cada momento de mi vida, nunca desaparece de mi mente. Y me pregunto constantemente: ¿Está muerto o sigue vivo? ¿Ha sido secuestrado o está bajo los escombros? ¿Se ha desfigurado su hermoso rostro? ¿No podré despedirme de él ni siquiera enterrarlo?”.
La desesperación de una madre en Gaza
La palestina reconoce que ya no sabe qué hacer. La desesperación se ha apoderado de su vida. “Decenas de preguntas giran en mi cabeza en todo momento, no sé qué hacer. Llevamos buscándolo siete meses, acudimos a la defensa civil, buscamos entre los cadáveres desconocidos, en los cementerios y hospitales y no encontramos rastro de él…”
Con profundo dolor admite que “a veces pierdo la esperanza de que esté vivo, y otras creo que tal vez todavía esté vivo en algún lugar. Vivo una pesadilla, la peor para cualquier padre o madre”.
“Sólo somos cifras para este mundo”
Tampoco descansa: “No puedo dormir, pienso en mi hijo, si está en algún lugar bajo los escombros y en la oscuridad. Necesito una respuesta, necesito saber si está vivo o muerto, pero no quiero seguir en esta incertidumbre. Nadie escuchará nuestros gritos en este mundo, estamos solos en este genocidio. Todos nos han abandonado, estamos solos frente a la máquina de matar israelí que ha asesinado todo lo hermoso en nosotros, ha matado nuestra esperanza, nuestro amor y nuestra paz. Somos solo cifras para este mundo”, concluye.
Por su parte, Iman Barghouti, trabajadora en el sector humanitario en Ramala, que sigue de cerca lo que ocurre en Gaza insiste en que “la situación en Gaza es catastrófica en el sentido literal de la palabra. Estamos haciendo todo lo posible para proporcionar ayuda y apoyo a las personas que sufren condiciones humanitarias difíciles y crisis, y para satisfacer las necesidades de los afectados y marginados, especialmente los niños. Más de 15.000 niños han sido asesinados en Gaza desde el comienzo de la guerra”.
Los desafíos de los trabajadores humanitarios en Gaza
Sobre los desafíos como trabajadora humanitaria explica que su trabajo en Gaza “se ha vuelto complejo y difícil debido a lo que está ocurriendo, con la continuación de los crímenes israelíes y la normalización de esta escena a ojos del mundo y de la muerte a ojos de las víctimas”.
Asimismo, “los bombardeos continuos” no ayudan. “Impiden que los equipos humanitarios lleguen a quienes necesitan ayuda, limitando automáticamente la capacidad de brindar la asistencia necesaria a tiempo, especialmente a los niños vulnerables que son los que más sufren en esta guerra. Además, hay una escasez de servicios y suministros básicos, como alimentos y medicinas, debido al cierre de las entradas y salidas de Gaza”.
La acogida de los niños huérfanos
“La situación en Gaza empeora cada día para los niños que han perdido a sus familias o que han quedado sin cuidados en las circunstancias actuales”, explica otro trabajador humanitario desde la Franja, que prefiere no dar su nombre. “Estamos intentando trabajar con todos para identificar y ayudar a los niños no acompañados, pero desafortunadamente, no hay lugar seguro para estos niños en Gaza”. El palestino aseveró que “las familias que acogen a estos niños tienen grandes dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, tales como proporcionar refugio, comida y agua”.
Se cree que al menos 17.000 niños están separados de sus familias y unos 4.000 niños podrían estar bajo los escombros, además de un número desconocido que podría estar enterrado en fosas comunes. También hay otros niños que han sido víctimas de desapariciones forzadas, incluidos un número no determinado que han sido detenidos y trasladados forzosamente fuera de Gaza, sin que sus familias sepan dónde se encuentran. Se han recibido informes preocupantes sobre el maltrato y tortura de estos niños, lo que añade más sufrimiento a su realidad dolorosa.