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La revolución silenciosa de Kate Middleton

Su estrategia de comunicación transforma de raíz el manual real y abre una era en las relaciones públicas de los Windsor

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El príncipe Guillermo y la princesa de Gales, Catalina, posan con sus hijos -Jorge, Carlota y Luis- en el anuncio del final de la quimioterapia de su madre Efe

La revolución silenciosa de la princesa de Gales, suave pero imparable, ha transformado irreversiblemente el rígido manual de comunicación de la Casa Real británica. La integrante históricamente más obediente de la factoría Windsor, la esposa discreta, alérgica a la controversia pública, ha sido, después de todo, la que ha provocado el mayor impacto sobre el modus operandi de una institución obligada a adaptarse a los tiempos. Con la personalísima gestión de su enfermedad, desde cómo la anunció en marzo hasta el cinemático vídeo en el que revelaba que había concluido la quimioterapia, Kate Middleton inaugura una nueva fase estratégica, imbuyendo a un ente habitualmente aséptico una vocación más íntima, más humana, y adaptándolo a los cánones del siglo XXI.

La gran paradoja es que, probablemente, el que constituye uno de los mayores cambios operacionales de las últimas décadas para la monarquía británica es menos resultado de la planificación, y más de las circunstancias. Tras la agitación generada en los cimientos de la Casa Real por miembros como Diana de Gales, el príncipe Harry o el duque de York, ha sido, finalmente, la más dócil en apariencia quien podría haber impuesto la huella más perdurable, impulsada por el punto de inflexión vital que supone un diagnóstico de cáncer.

Esposa del próximo rey, madre del siguiente

Como trance personal, la princesa ha conseguido gestionarlo a su manera, pero debido a su rol institucional, como esposa del próximo rey y madre del siguiente, su salud es cuestión prácticamente de estado. Consciente de la delgada línea que separa lo íntimo de lo público cuando se trata de la monarquía, Kate Middleton ha logrado, sin dramas evidentes, desechar el libro tradicional de instrucciones y aplicar su fórmula particular, contando con sus palabras y con sus métodos lo que quería revelar, cuando ha querido difundirlo y como ha deseado anunciarlo.

Aunque quizá relativamente tarde, dada la tormenta que su estado y su paradero habían generado durante semanas en el arranque de año, los príncipes de Gales han conseguido, después de todo, dominar la narrativa. Ritos ancestrales y costumbres asentadas durante siglos han dado paso a un control independiente, pero férreo, de una pareja que habla a la generación TikTok, que evita los seculares comunicados de neutralidad formal para transmitir su realidad a su manera y, crucialmente, trazar el límite de cuánto desea contar.

La Princesa Catalina de Gales de Gran Bretaña sonríe mientras viaja con el Príncipe Luis desde el Palacio de Buckingham.

Si el vídeo con el que Kate Middleton revelaba que padecía el cáncer parecía una reacción al terremoto desencadenado por su aparente desaparición, posterior a la indeterminada operación abdominal de enero, la pieza con la que informaba de que había completado el tratamiento sugiere una maniobra más integral, fruto de una aproximación diferente a la usanza habitual del Palacio de Buckingham. Aunque en marzo era imposible vaticinar el éxito de la quimioterapia, puestos en contexto, ambos vídeos componen el lienzo sobre el que ‘The Firm’ (‘La Firma’, término popular acuñado por Jorge VI, padre de Isabel II, para referirse a la monarquía) puede reescribir su estrategia de comunicación.

Sin intermediarios ni interpretaciones

La consolidación de las plataformas digitales brinda a personalidades conocidas la oportunidad de interactuar directamente con sus seguidores y muchas prescinden ya de los medios tradicionales para sus relaciones públicas. Para una Casa Real británica con una delicada ligazón con la prensa, y para el príncipe Guillermo en particular, dada su complicada relación con una industria a la que culpa de la muerte de su madre, las redes ofrecen un espacio único para precisar el mensaje que quieren que cale y transmitirlo sin intermediarios, ni interpretaciones externas.

Kate Middleton, el día que anunció que padecía cáncer

Kate Middleton, el día que anunció que padecía cáncer

Pero el tono aplicado por Kate Middleton, cuya perspectiva de la vida, según ella misma ha confesado, ha dado un vuelco con el cáncer, supone un paso más, que podría ser clave para la pertinencia de una institución bajo una creciente presión para justificar su continuidad. Si algo ha demostrado a lo largo de los siglos es su capacidad de renovarse a sí misma, pero en el actual panorama global, marcado por la sobreexposición y los ciclos de 24 horas de información, el reto alcanza cotas existenciales.

Nueva estrategia de comunicación

De ahí la importancia de la dirección emprendida por un matrimonio que, en un futuro no necesariamente muy lejano, previsiblemente asumirá el rol que le tiene reservado el destino. Su línea estratégica resulta crucial para la pervivencia misma de la Corona y sustituir los fríos comunicados de tres líneas del pasado, o incluso los arcaicos tablones a las puertas de palacio para anuncios destacados, como nacimientos u óbitos, no es fortuito: el vídeo más reciente de Kate Middleton ofrece acceso sin precedentes a la intimidad de una familia en su cotidianeidad, expuesta como ella ha querido.

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La princesa de Gales, Catalina, posa junto su marido, el príncipe Guillermo, en el anuncio del final de su tratamiento de quimioterapia

Quien hasta recientemente protegía por encima de todo su privacidad, con una faceta pública que rozaba el hieratismo, muestra ahora una complicidad con su marido, el futuro jefe de Estado, nunca vista, la que la cuidada edición de un vídeo próximo al lenguaje publicitario pretende convencer de que mantienen, una vez alejados de los focos. Se trata de escenas casi bucólicas de perfección familiar para consolidar una imagen de normalidad de una familia que, por su estatus constitucional, es de todo menos ordinaria, pero que, con total dominio del mensaje, muestra directamente a la ciudadanía y al mundo entero la narrativa que desea proyectar.