Cada día salen nuevas informaciones sobre la trama Koldo y una de sus ramificaciones es el conocido como “DelcyGate”. El viaje, la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, sancionada por la Unión Europea, ocurrió el 20 de enero de 2020. Ese mismo día, desde Venezuela alertaron a la exdiputada María Luisa Alonso de que Rodríguez volaba rumbo al aeropuerto internacional de Madrid. Dio la voz de alarma a sus compañeros de partido, Ciudadanos. Alonso, la primera venezolana en lograr un escaño en el Congreso de los diputados, seguía asesorando a Marta Marín, y narra a Artículo14 cómo fueron los primeros días desde que saltó el escándalo así como la falta de veracidad del Gobierno liderado por Pedro Sánchez.
A través de Marín, preguntaron por primera vez en el Congreso de los Diputados, sobre la polémica visita de Rodríguez y su reunión, en suelo español, con el entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos.
Así, solicitaron “al Gobierno respuesta por escrito sobre la entrada de Delcy Rodríguez, sancionada por la Unión Europea, en territorio europeo”. Con fecha del 24 de enero de 2020, apenas cuatro días después del viaje, y firmado tanto por el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, como por Martín, exigieron explicaciones formales al Gobierno de Pedro Sánchez.
Estas son las preguntas que ya en aquel entonces merecían una respuesta. Hoy, a tenor de la investigación de la UCO, algunas ya han sido contestadas, pero muchas siguen sin respuesta. Estas son las preguntas, la primera vez que se interpelaba al Gobierno español en el Congreso por el DelcyGate.
- ¿Por qué se permitió que Delcy Rodríguez entrara en territorio español si desde 2018 pesan sobre ella sanciones internacionales de la Unión Europea que le prohíben hacerlo?
- ¿Por qué el ministro Ábalos no denunció esa violación de la legalidad europea si tenía conocimiento de que Delcy Rodríguez se encontraba en territorio español?
- ¿Qué objetivo tenía la reunión que mantuvieron el ministro Ábalos y Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Madrid?
- ¿Estaba el ministro Ábalos acompañado de Fuerzas de Seguridad en su visita a Delcy Rodríguez?
- En caso afirmativo, ¿por qué estas Fuerzas de Seguridad no denunciaron la violación de las sanciones internacionales de la UE que pesan sobre Delcy Rodríguez?
- ¿Se permitió que Delcy Rodríguez accediera incluso a la zona VIP del aeropuerto de Madrid sin dar ningún tipo de alarma sobre la prohibición que tiene de entrar en territorio español?
- ¿Conoce el Gobierno dónde permaneció Delcy Rodríguez durante las horas que pasó en territorio español?
- ¿Tiene conocimiento el Gobierno de la lista de pasajeros que viajaban en ese avión y que entraron en territorio español?
- En caso afirmativo, ¿coincide esa lista con la de personas que partieron hacia Estambul el lunes a las 14:42 horas?
Al principio, “nos dijeron que Delcy Rodríguez no bajó del avión”, rememora Alonso. También explicaron que “un avión de un país extranjero era espacio neutro internacional” y, al no bajar la vicepresidenta perseguida por la justicia internacional, no se habían violado las sanciones. “Desde entonces, fueron meses de mentiras sobre el DelcyGate”.
“También aseguraron al comienzo que el encuentro se mantuvo entre el ministro de Turismo venezolano y Ábalos, en el marco de la Feria Internacional de Turismo Fitur y no entre el titular de Transportes y Delcy Rodríguez”, recuerda indignada Alonso. “Quiero recordar que hubo trabajadores del aeropuerto que fueron suspendidos y despedidos por contar lo que había ocurrido”. Asimismo, Alonso hace hincapié en que hubo otro momento en que dijeron que fue una parada técnica, que el piloto no podía hacer tantas horas de vuelo hasta Turquía.
En su momento, sigue recapitulando Alonso, “nos intentaron hacer creer que Delcy Rodríguez sólo estaba de paso y fue apenas un tránsito”. Aunque esto hubiera sido verdad, “tampoco podía hacer tránsito, ni siquiera se le permitía sobrevolar el espacio aéreo español. Se lo tenían que haber impedido”.
“Nos mintieron durante meses. Cada vez que salía una nueva información, cambiaban de versión, y llegaba una nueva mentira”, concluye la exdiputada.
Y ¿cómo contestó oficialmente el Gobierno a sus señorías? Esta fue la respuesta formal: “En relación con las cuestiones formuladas, el Gobierno se remite a lo manifestado por los diversos miembros del Ejecutivo durante el desarrollo de la sesión de control al Gobierno, celebrada el pasado 12 de febrero, ante el Pleno del Congreso de los Diputados”.
En la hemeroteca del Congreso
A continuación, la primera respuesta formal del entonces ministro de Transportes y protagonista del DelcyGate.
Si nos fijamos en la hemeroteca del Congreso, esta es la primera respuesta de Ábalos al ser preguntado directamente por una diputada valenciana: “¡Tenemos tantos problemas en nuestra tierra, tengo que dar cuenta de tantas cosas sobre nuestra tierra, que el que usted desgaste su turno en esta cuestión… ! Pero, por otra parte, me alegro porque quiere decir que entre sus prioridades lo importante es lo que usted plantea y todo lo demás ocupa un segundo lugar. Afortunadamente, España va muy bien,
según ustedes, y por eso tenemos que hablar de otro país. Pero si a usted le preocupa exactamente el tenor de su pregunta, lo que le puedo decir es que este ministro y el Gobierno del que forma parte tenemos un firme compromiso con la democracia y la Constitución española. (Aplausos)”.
Le aplaudieron en el Congreso, de hecho, en muchas ocasiones aquel 12 de febrero. A continuación, Ábalos le recrimina que sea joven. “Estamos que derrochamos, ¿eh? Estamos que nos salimos. Mire, me voy a ir al tenor de su pregunta, que en definitiva imagino que es lo que le ha movido, la inquietud en torno a esta expresión de «yo he venido para quedarme y no me echa nadie». Quiero que sepa en qué contexto lo hice, en una reunión de partido y, evidentemente, me remonté al año 1976, en el que empecé mi compromiso político. ¿A qué me refiero, pues? De ministro, ya sabe usted quién me puede echar, el que nombra y cesa, que es el presidente del Gobierno. Y respecto a mi escaño, pues como a ustedes, los votantes, eso es evidente. De lo que nadie me va a echar —y a eso me refería— es de mi compromiso político que adquirí en el año 1976. (Aplausos). A usted le parecerá raro, yo lo puedo entender, porque es una cuestión de valores y a lo mejor a usted le cuesta entender. ¿Sobre todo sabe por qué? Porque usted nació después de aquel año, y usted ha pensado que esa democracia que invoca es la de toda la vida, es lo normal. Pero yo le digo que en el año 1976 la gran mayoría de los que estamos aquí no podríamos estar porque éramos ilegales. Eso usted no lo entiende. (Aplausos). Pues a ese compromiso me refiero y de ese compromiso no me va a echar nadie. (Rumores). Le recuerdo mi compromiso. Mi compromiso es por la lucha por la democracia en este país, por la libertad, por la justicia, por la solidaridad y contra el fascismo. Ese es mi compromiso”.
Como se puede observar, no dijo ni una palabra sobre la vicepresidenta de Venezuela.
La siguiente vez que contesta a una pregunta sobre la visita de la sancionada por la UE a Madrid es tras la intervención de Edmundo Bal. A lo que Ábalos le respondió otra vez una buena parrafada sin contestar, incidiendo que lamentaba “que hoy tengan ustedes una pregunta, una sola pregunta para controlar la sesión. España les ha interesado bien poco, les interesa Venezuela”.
Bal insiste, y hasta interpela por el oro venezolano. “El conflicto internacional que usted ayudó a resolver era entre España y Venezuela, entre Venezuela y otro país, entre Venezuela y la Unión Europea, entre España y la Unión Europea? ¿Usted sabía que esta señora iba a entrar en España, y como ministro de los aeropuertos, no prohibió la entrada del avión en Barajas, desviándolo, por ejemplo, a Marruecos? En su nueva condición de ministro de Asuntos Exteriores, ¿va a defender usted los derechos de los venezolanos y unas elecciones libres sin Maduro, reconociendo a Juan Guaidó como legítimo presidente de Venezuela? ¿Sabía usted que ese avión llevaba oro? ¿Sabe usted que también tenía la prohibición de sobrevolar el espacio aéreo? ¿Va a seguir negándonos la comisión de investigación? Hágales, por favor, un favor a los españoles y al Gobierno: dimita. Ah, no, que ha venido para quedarse. ¿No hablaría con Delcy de los métodos para quedarse del señor Maduro, no? Porque eso nos daría mucho miedo. (Aplausos)”.
Y aquí, por fin Ábalos entre en el tema y reconoce que Delcy Rodríguez no piso territorio Schengen. “En fin, señor Bal, se nota que usted está de paso en esta historia, mañana estará en otro partido, qué le vamos a hacer. (Risas.—Rumores). Conseguí dos cosas —si lo ha dicho usted mismo—, conseguí dos cosas: una, que no pisara territorio Schengen, se ponga como se ponga; dos, conseguí no tener más problemas en el ámbito diplomático de las relaciones con un Gobierno que, por cierto, si queremos que haya elecciones libres, democráticas, vigiladas, observadas, se tiene que hacer entre las partes, no se puede hacer unilateralmente, salvo que usted esté pensando en algún golpe o alguna cosa de estas. Pero, como hay que hacerlo bien, democráticamente y siguiendo la política europea, así lo hemos hecho. Ahora bien, usted ha hecho otra recreación que me ha sorprendido, porque usted es abogado del Estado. Usted sabe que esto no constituye derecho comunitario, estamos hablando de restricciones del Consejo Europeo, y por lo tanto no hay órgano al que apelar ni sanciones correspondientes. En consecuencia la aplicación de esta restricción, que no sanción, la hace cada Estado miembro. Usted sabe también que en el espacio aéreo no es exactamente igual que en el terrestre como se fija el término internacional, y usted ha invocado razones de derecho que son absolutamente falsas. Sobre esta señora no había ninguna razón de detención, ninguna. Y lo que me molesta —y lo ha dicho el señor ministro del Interior— es que ustedes insinúen que nuestra Policía es susceptible de ser manejada por un ministro que encima no tiene ninguna escala de jerarquía… (Aplausos)”.
Después Ábalos vuelve a contestar ese mismo 12 de febrero. “Por último, sí que consta una prohibición de entrada en territorio Schengen, tramitada por Austria con fecha 27 de agosto de 2018 y fecha de fin de vigor el 26 de agosto de 2021, pero que no impide el tránsito internacional. Y en cualquier caso, una prohibición de entrada no es lo mismo que una orden de detención. En este sentido, sobre Delcy Rodríguez no pesa ninguna orden de detención nacional ni internacional, se pongan como se pongan, salvo que ustedes consideren democrático y legal detener a las personas de cualquier modo, sin sujeción legal —bueno, algún antecedente hay—. Por lo tanto, no es una orden de detención nacional ni internacional, sino una restricción de entrada en territorio de la Unión Europea, y así se aplicó y así se ejecutó. En lo que se refiere a la consideración o no de haber pisado suelo Schengen, la señora Rodríguez no estuvo en ningún momento en espacio Schengen. Pueden hacer todos los chistes que quieran sobre si voló o no voló, los brazos, etcétera. Todo esto queda muy bien, le agradezco el humor y la distensión, pero, evidentemente, en términos jurídicos, saben ustedes que la cosa no va por ahí. No pisó espacio Schengen y, además, la prohibición de entrada en Schengen no impide el tránsito internacional en el modo aéreo. Para poder considerar que la señora Rodríguez hubiera Estado en suelo Schengen tendría que haber cruzado el filtro de pasaportes o haber pasado una inspección fronteriza en la sala donde permaneció, y no se dieron ninguna de las circunstancias, y esto, el caso de inadmisiones, en Barajas es diario y habitual, no es una cuestión excepcional. En todo caso, la señora Rodríguez estuvo en todo momento acompañada por una patrulla de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, al objeto de que se cumpliese su prohibición de entrada en el espacio Schengen. Insisto, toda la operación estuvo coordinada por el mando policial correspondiente y se siguieron en todo momento sus instrucciones y recomendaciones para aplicar los protocolos vigentes para estos casos. Respecto a la motivación del encuentro, por llamarlo de algún modo, lo he indicado en numerosas ocasiones, pero a mis atribuidas versiones ustedes incrementan unas cuantas recreaciones, como las de hoy. Pretenden atribuírmelas a mí todas: tampoco pasa nada, pero entiendan, en fin, que de todas tampoco tengo que hacerme cargo. Evidentemente, cada día veo alguna recreación, todas con un mismo propósito, que es esto que he dicho de tratar de decir que hubo una reunión. Como saben, tengo una relación —tampoco demasiado intensa, pero relación, al fin y al cabo, como con muchos otros a nivel internacional— con el señor ministro de Turismo. Al darse la circunstancia de que este ministro viajaba con la señora Rodríguez, de lo que me informaron poco tiempo antes, el objetivo fue no otro que recordarle, con la mayor diplomacia —vamos a decirlo así— posible, las restricciones que impone el Consejo de Europa y asegurarnos de que continuaba con su plan de viaje a la mayor celeridad posible. En todo caso, ese tiempo —a algunos les parecerá que duró mucho, o poco, para cada uno depende de sus actitudes y aptitudes, porque a algunos nos cuestan más algunas cosas y otros lo deben despachar muy rápidamente— fue el que estuve, esa fue la misión que tuve, y siempre bajo la dirección y la supervisión de las autoridades del control de fronteras, como no puede ser de otro modo, no ya desde el punto de vista de la legalidad, que es evidente, sino, incluso, desde el punto de vista de saber manejarse en unas instalaciones que uno desconoce. Por lo tanto, lamento que no haya tanto misterio, pero la cuestión se reducía a eso, a cumplir la restricción de acceso a España, y se cumplió, y no tener más problemas con un país con el que mantenemos relaciones diplomáticas y con el que, evidentemente, si queremos que haya elecciones democráticas, también habrá que considerarlo. Por tanto, no hubo ninguna reunión formal, lo llamen como lo llamen, porque ni había previsión de la misma ni había ningún interés ni temas que tratar, ni circunstancias de espacio ni de tiempo para llevar adelante ninguna reunión, ni yo soy nadie para llevar temas de ese calado, y ni siquiera sigo en el tema. Por lo tanto, no hay ningún contenido de reunión, se pongan como se pongan. En conclusión, señorías, posicionarse solo de una parte del conflicto, como estoy observando, hacer bandería de un problema tan complejo, menospreciar, insultar y humillar al Gobierno venezolano, sea o no de nuestro gusto, e instrumentalizar, como así se ha hecho, a la oposición venezolana, con la que tantas veces me he reunido yo, muchísimas (rumores), todo esto que ustedes hacen es renunciar a la responsabilidad histórica que España tiene con Venezuela. También es poner a los pies de los caballos a nuestra diplomacia, a conciudadanos y a nuestras empresas en el país hermano. Ahí no nos van a encontrar, porque ni se lo merece Venezuela ni se lo merece España. Ustedes, en este caso, están siendo muy irresponsables. A ustedes realmente no les importa Venezuela ni el papel que desempeña España en el conjunto de Latinoamérica. Lo que les importa realmente es desgastar a este Gobierno, aunque sea a costa del sufrimiento del pueblo venezolano. En definitiva, insisto, lo que traté de hacer fue hacer compatible la aplicación de la normativa internacional, con especial atención a la decisión del Consejo de 2017 de prohibición de entrada en territorio Schengen, y, por otro lado, salvaguardar las relaciones internacionales entre países iberoamericanos —hermanos que somos— tan importantes como son Venezuela y España. Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie)”.