Arranca en Bruselas la última cumbre de la OTAN antes de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, prevista para el 20 de enero de 2025. Durante los dos días de reunión, los ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica abordarán el apoyo militar a Ucrania y los retos que plantea la nueva dinámica geopolítica, marcada por la política exterior impredecible de Trump y la intensificación del conflicto en Oriente Medio.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, destacó la necesidad de dar prioridad a la fortaleza militar de Ucrania antes de entrar en cualquier debate sobre un proceso de paz con Rusia. “Más ayuda militar y menos debates sobre qué aspecto podría tener un proceso de paz”, afirmó en una rueda de prensa previa a la cumbre. El objetivo es colocar a Ucrania en una posición de fuerza antes de iniciar negociaciones.
La presión desde Kiev no ha cesado. El ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, afirmó en una carta enviada a sus homólogos que “la única garantía real de seguridad para Ucrania […] es la membresía plena en la OTAN”. Su postura demuestra el descontento de Ucrania ante la falta de avances hacia su adhesión, especialmente tras las recientes declaraciones de Trump sobre la posibilidad de posponerla durante dos décadas.
Las cosas empeoran
Las tensiones entre los aliados han empeorado por el temor a una reducción del compromiso estadounidense con la defensa colectiva de la Alianza. Rutte intentó disipar preocupaciones al recalcar la continuidad del apoyo militar a Kiev, explicando que Alemania ya ha entregado sistemas IRIS-T y Gepard, con nuevas entregas previstas en 2025. Estos esfuerzos buscan contrarrestar los ataques rusos que, según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, han incluido el lanzamiento de 347 misiles en los últimos meses.
Y es que el conflicto sigue evolucionando de manera preocupante. Según la OTAN, Rusia ha utilizado Ucrania como “campo de pruebas” para misiles experimentales, como el reciente misil balístico de alcance intermedio. “Putin está intensificando sus acciones temerarias y utilizando tecnología para intimidar tanto a la población civil ucraniana como a los aliados de la OTAN”, denunció Rutte.
Mucho que debatir
Otro tema clave en la cumbre es el presupuesto de defensa. Trump ha insistido en su intención de aumentar la contribución mínima del 2 % del PIB al 3 %, una propuesta que añade presión sobre países como Portugal, que ha adelantado su objetivo de alcanzar el 2 % al 2029. Este aumento se es esencial para contrarrestar las capacidades militares crecientes de Rusia, China y Corea del Norte.
El panorama global complica aún más las discusiones. Rutte advirtió que Moscú está “pagando con tecnología de misiles” a Corea del Norte, lo que podría derivar en amenazas directas no solo contra Corea del Sur o Japón, sino también contra Estados Unidos. Además, las alianzas entre Rusia, China, Irán y Corea del Norte refuerzan la necesidad de mantener la unidad entre los miembros de la OTAN.
La figura de Rutte, que muchos consideran un mediador clave, es clave. En su último encuentro con Trump en Florida, insistió en la importancia de aumentar la inversión en defensa y acelerar la producción de armamento, ya que “los rusos y los chinos lo están haciendo, y también los norcoreanos”.
La reunión de Bruselas también se celebra en un momento de cambios internos en Europa, con la toma de posesión de Kaja Kallas como alta representante de la UE y la fragilidad política de líderes como Olaf Scholz y Emmanuel Macron. Pero Rutte reafirmó el compromiso de la OTAN con Ucrania, condenando el uso de misiles rusos para “aterrorizar a la población civil” y advirtiendo que las acciones de Putin no lograrán romper la determinación de los aliados. “A Putin no le interesa la paz”, señaló, instando a los países miembros a mantener su apoyo.