Traspaso de poder en la OTAN. Este martes, el ex primer ministro neerlandés Mark Rutte se convertirá en el nuevo secretario general de la OTAN. Recibirá la batuta de manos de Jens Stoltenberg, quien ha estado más tiempo del convencional en el cargo debido a la invasión rusa de Ucrania.
Rutte asume el liderazgo de la Alianza Atlántica marcado por la tensión con Rusia y el posible giro en la política en Estados Unidos tras las elecciones de noviembre. Es más, cuando por fin parecía que una mujer estaba bien posicionada para ser por primera vez la secretaria general de la OTAN, la misoginia de Donald Trump inclinó la balanza hacia un hombre.
Así, la Alianza Atlántica, en sus 75 años de historia, nunca ha tenido una líder. Ante esta anomalía, preguntamos a Juliet Colman, directora y fundadora de SecurityWomen, una ONG que aboga por una mayor igualdad de género a escala mundial en las instituciones del sector de la seguridad. La experta reconoce que la organización transaltántica “refleja problemas sistémicos más amplios relacionados con la igualdad de género y el liderazgo, que no sólo afectan a la OTAN, sino que se repiten en otras organizaciones internacionales, instituciones estatales y ejércitos nacionales”.
Para Colman, que también fue presidenta de UNIFEM Reino Unido (ahora ONU Mujeres Reino Unido), y representante ante la ONU de NAWO (Alianza Nacional de Organizaciones de Mujeres) Reino Unido, los Estados miembros de la Alianza “deben dar prioridad a lograr un mayor equilibrio de género en sus Fuerzas Armadas”. La experta explica a Artículo14 las claves de este techo de cristal en la OTAN y recuerda que “siempre se puede hacer más”.
-La Alianza Atlántica nunca ha tenido una mujer secretaria general en sus 75 años de historia. Este martes 1 de octubre asume otro hombre. ¿Por qué sigue existiendo un techo de cristal?
-La ausencia de una mujer secretaria general en los 75 años de historia de la OTAN refleja problemas sistémicos más amplios relacionados con la igualdad de género y el liderazgo, que no sólo afectan a la OTAN, sino que se repiten en otras organizaciones internacionales, instituciones estatales y ejércitos nacionales. Probablemente son muchos los factores que contribuyen a ello. Sin embargo, destacaremos algunos de los que consideramos más significativos:
- En primer lugar, es importante analizar las estructuras políticas de los países miembros de la OTAN. La mayoría de los secretarios generales de los últimos 75 años han sido primeros ministros, ministros de Defensa o ministros de Asuntos Exteriores. Son funciones tradicionalmente ocupadas por hombres. Aunque estamos asistiendo a un aumento del número de mujeres en puestos gubernamentales de alto nivel, llevará tiempo conseguir un grupo equilibrado de candidatas cualificadas para los altos cargos de la OTAN.
- En segundo lugar, la OTAN opera en el campo de la seguridad internacional, un área que, histórica y culturalmente, ha estado dominada por hombres y que despierta connotaciones masculinas de guerra y violencia. Este entorno fomenta percepciones que alinean el éxito en el liderazgo militar con los rasgos masculinos tradicionales. Aunque estas percepciones están cambiando lentamente, siguen influyendo en la selección de candidatos, favoreciendo a menudo a los hombres que se ajustan a los estereotipos establecidos de liderazgo militar.
- Por último, la OTAN es una organización muy grande construida sobre 75 años de historia. Por eso, aunque el cambio se esté produciendo en algunos niveles, se necesitará tiempo para este cambio, para derribar las estructuras y sistemas institucionales que quizás, inadvertidamente, han favorecido a los candidatos masculinos. La selección del secretario general de la OTAN está muy influida por consideraciones políticas mundiales y por las negociaciones entre los Estados miembros. A menudo, el candidato que se elige refleja un compromiso entre estos que pueden dar prioridad al equilibrio político, la representación nacional o la experiencia a la diversidad de género. La OTAN ha introducido una serie de iniciativas sobre Mujeres, Paz y Seguridad (WPS) para para garantizar que la agenda de las mujeres, la paz y la seguridad sea una prioridad, y que intente contrarrestar la percepción masculina dentro de las instituciones de seguridad. Entre ellas se incluyen las siguientes desplegados en misiones y operaciones, Puntos Focales de Género y WPS Liderazgo y grupos de trabajo técnicos sobre las mujeres, la paz y la seguridad. La mayoría de estas iniciativas se centran en la integración de las perspectivas de género, en lugar de aumentar la participación de las mujeres. Sin embargo, representan un paso en la dirección correcta para cambiar la cultura del sector de la seguridad.
Una notable excepción a la historia de la OTAN dominada por los hombres es Rose Gottemoeller, una diplomática estadounidense que ocupó el cargo de vicesecretaria general entre 2016 y 2019. En teoría, tener una mujer, o incluso varias mujeres, en altos cargos dentro de la OTAN no significa que se haya alcanzado la igualdad de género. Sin embargo, su presencia es vital para normalizar el liderazgo femenino y cambiar gradualmente la cultura organizativa para que algún día el techo de cristal se rompa por completo.
-Además, sólo uno de cada cinco representantes del Consejo de la OTAN son mujeres, ¿debería la OTAN hacer más para animar a los Estados miembros a designar más mujeres?
-Desde SecurityWomen creemos que siempre se puede hacer más y que es importante que la OTAN sea proactiva a la hora de animar a los Estados miembros a designar a más mujeres. Merece la pena analizar lo que la OTAN ha hecho, y está haciendo, en el ámbito de las Mujeres, Paz y Seguridad para evaluar su impacto actual en este ámbito. Tienen un representante Especial para la Mujer, la Paz y la Seguridad (actualmente Irene Fellin) y han publicado recientemente una política actualizada sobre Mujeres, Paz y Seguridad. La política de la OTAN tiene cuatro objetivos estratégicos, dos de los cuales son:
- Liderazgo y rendición de cuentas con perspectiva de género: Garantizar que los líderes de la OTAN refuercen sus conocimientos en materia de género, trabajen por la igualdad de género y sean responsables de la aplicación de la Agenda sobre las mujeres, la paz y la seguridad.
- Participación: Esforzarse por conseguir una plantilla equilibrada en cuanto al género a todos los niveles, incluidos en la toma de decisiones y el liderazgo, beneficiándose de un conjunto más amplio de competencias y de nuevas perspectivas en toda la OTAN. Promover la plena
igualdad, segura y significativa de las mujeres en la paz y la seguridad a nivel local, nacional, regional y mundial, reconociendo la relación entre Participación, Prevención y Protección.
De esta política se desprende claramente que, al menos en teoría, la OTAN se compromete a aumentar la participación de las mujeres en todos los niveles de la organización. También mencionan que darán prioridad a aumentar el compromiso con la sociedad civil femenina local y garantizar que se tengan en cuenta las perspectivas de las mujeres en la transformación institucional del sector de la seguridad y la defensa.
Lo que la OTAN tiene previsto hacer exactamente para alcanzar estos objetivos se expondrá en su próximo Plan de Acción, pero se espera que incluya acciones concretas para aumentar la participación de las mujeres. Esto podría implicar el establecimiento de objetivos de diversidad de género, con metas y exigir a los Estados que informen periódicamente sobre los progresos realizados. Otras posibles medidas son programas de liderazgo centrados en las mujeres e iniciativas transnacionales para evaluar y remediar las razones de la infrarrepresentación femenina.
Como se ha sugerido en la pregunta anterior, las razones de la infrarrepresentación de las mujeres en la OTAN están relacionadas con la desigualdad de género arraigada en las instituciones y en los Estados miembros, y como tal, la OTAN debe adoptar medidas para reducir la desigualdad de género. Por ello, la OTAN no debe limitarse a aumentar la participación de las mujeres, sino que debe tomar medidas activas para ayudar a reducir el desequilibrio. Al promover la igualdad de género, aprovecharán todo el abanico de talento y perspectivas de que dispone la Alianza, mejorando su eficacia y resiliencia.
-En cuanto a las fuerzas militares, sólo alrededor del 11% de los soldados son mujeres. ¿Por qué el Ejército no resulta tan atractivo para las mujeres? ¿Qué obstáculos encuentran?
-El bajo porcentaje de mujeres en las fuerzas militares se debe a diversos factores y barreras que hacen que las carreras militares sean menos accesibles o atractivas para las mujeres. Entre ellos, la perpetuación de normas culturales y sociales que dan prioridad a los roles tradicionales de género y que ven el Ejército como un campo dominado por los hombres. Al no haber representación, estas normas no son usurpadas y pueden impedir que las mujeres se alisten en el ejército o lo encuentren acogedor. Asimismo, la preocupación por el acoso sexual, la discriminación y la falta de apoyo institucional pueden disuadir a las mujeres de alistarse o permanecer en el ejército. Los casos de violencia de género o la percepción de una cultura de «club masculino» pueden crear un entorno hostil.
Además, a menudo las mujeres no reciben el nivel de apoyo necesario o las provisiones básicas, incluida la atención sanitaria específica para su sexo así como las adaptaciones para el embarazo y la baja por maternidad. Esto puede hacer que la vida militar sea más difícil para las mujeres y puede impedir que se presenten o permanezcan en la carrera militar. En el Resumen de Informes Nacionales 2020 de la OTAN, las mujeres representaban el 13% de las Fuerzas Fuerzas Armadas de la OTAN y el 23,1% de las solicitudes. El 29,7% de las candidatas fueron reclutadas y el 67,8% completó la formación básica. Por lo tanto, está claro que la OTAN y los Estados miembros deben abordar las barreras que impiden a las mujeres presentar su solicitud, pero también las que impiden a las mujeres tener éxito con sus solicitudes y completar la formación básica. Esto podría incluir medidas como la aplicación de políticas estrictas contra el contra el acoso sexual y la discriminación, la introducción de campañas de reclutamiento selectivas, programas de tutoría y liderazgo exclusivos para mujeres, la adopción de normas de formación que no excluyan innecesariamente a las mujeres, y la introducción de redes de apoyo y grupos de defensa para abordar adecuadamente los problemas que afectan a las mujeres. Si se eliminan estas barreras y se crea un entorno más integrador, la OTAN y sus Estados miembros podrán atraer y retener a más mujeres en sus fuerzas militares, mejorando tanto la diversidad como la eficacia operativa.
-¿Qué Estados miembros de la OTAN tienen más paridad y representación femenina y están haciendo un buen trabajo en este sentido? ¿y cuáles tienen aún mucho por hacer?
-La paridad de género y la representación femenina entre los Estados miembros de la OTAN varía significativamente, tanto en las fuerzas militares nacionales como en los puestos de
gubernamentales. En cuanto a la representación militar, el Resumen de Informes Nacionales 2020 de la OTAN proporciona información valiosa. Aunque faltan datos más recientes, el informe 2020 pone de manifiesto una gran variedad en la participación de las mujeres. Por ejemplo, Turquía informa de que sólo el 0,3% de sus Fuerzas Armadas son mujeres, mientras que Hungría tiene una con un 19,9%. A pesar de estos avances, el 20% sigue siendo insuficiente, y todos los Estados miembros deben dar prioridad a lograr un mayor equilibrio de género en sus Fuerzas Armadas.
Del mismo modo, es urgente que todos los países de la OTAN aumenten la participación de la mujer en la política y el gobierno. En la actualidad, de los Estados miembros de la OTAN
sólo cinco tienen jefas de gobierno, cinco tienen ministras de Defensa y ocho tienen ministras de Asuntos Exteriores. Recientemente, Canadá ha asignado a su primera mujer Jefa del Estado Mayor de la Defensa, la General Jennifer Carrigan. Aunque estas cifras y ascensos indican una mejora con respecto a décadas anteriores, aún queda mucho por hacer en toda la Alianza. Para avanzar en la paridad de género, los Estados miembros deben abordar activamente las barreras que dificultan la participación de la mujer tanto en la esfera militar como en la política. Mediante el fomento de entornos integradores y la aplicación de políticas de apoyo, los países de la OTAN pueden crear vías para que las mujeres prosperen en puestos de liderazgo.