La muerte del patriarca Jean-Marie ha hecho aflorar las rencillas en la familia Le Pen. Su hija Marine se enteró del fallecimiento de su padre en pleno vuelo a través de los periodistas que formaban parte de la expedición. La heredera del antiguo Frente Nacional hacía escala técnica en Nairobi después de haber visitado el archipiélago de Mayotte, devastado a mediados de diciembre por el ciclón Chido, cuando lo supo.
No mantuvieron la mejor de las relaciones, pero la noticia la golpeó como solo golpea la muerte de un padre. Se aisló durante las nueve horas de vuelo a París. Aunque antes de hacerlo llamó por teléfono a sus familiares desde la cabina para conocer los detalles. La revista Paris Match publicó en exclusiva fotos suyas llorando en el avión, pero las retiró poco después a petición de su partido.
Fue su hermana mayor, Yann Le Pen, quien informó a los medios de comunicación de la mano de su sobrina, Marion Maréchal, aprendiz política de Marine Le Pen reconvertida en rival desde su alianza con el polemista ultra Éric Zemmour en las elecciones presidenciales de 2022, con quien sin embargo rompió en la campaña de las legislativas del pasado año.
La familia y el pupilo de Marine Le Pen, Jordan Bardella, precoz presidente del Reagrupamiento Nacional, temían que se filtrara la noticia, según la emisora France Info. Los rumores empezaron a circular en la mañana del martes, lo que motivó que el círculo íntimo de Jean-Marie Le Pen decidiera hacerlo público cuanto antes.
Controversia
Jean-Marie Le Pen murió el pasado 7 de enero. Lo hizo en un hospital del municipio de Garches, en el oeste de París, acompañado de su segunda esposa, Jany, sus otras dos hijas, yernos y nietos. La Justicia había concedido su tutela legal a sus hijas el pasado año, dándoles el derecho a tomar decisiones en su nombre, después de que sufriera un segundo infarto. Fue enterrado ayer en el panteón familiar de La Trinité-sur-Mer, el pueblo bretón que le vio nacer hace 96 años.
Visiblemente afectada en el avión, Marine Le Pen guardó silencio hasta la mañana del miércoles, ya en París. “Una edad venerable se había llevado al guerrero, pero nos ha devuelto a nuestro padre. La muerte ha venido a arrebatárnoslo. Mucha gente que amaba le espera allá arriba. Mucha gente que le quería le llora aquí abajo. Que Dios te acompañe, papá”, escribió la diputada ultra en la red social X.
Un âge vénérable avait pris le guerrier mais nous avait rendu notre père. La mort est venue nous le reprendre.
Beaucoup de gens qu’il aime l’attendent là-haut. Beaucoup de gens qui l’aiment le pleurent ici-bas.
Bon vent, bonne mer Papa !
— Marine Le Pen (@MLP_officiel) January 8, 2025
El pronunciamiento del antiguo Frente Nacional, ahora conocido como Reagrupamiento Nacional (RN, por sus siglas), fue incluso más emotivo. “Seguirá siendo aquel que, en las tempestades, sostuvo en sus manos la pequeña llama parpadeante de la Nación francesa”, recoge el comunicado de la formación. Y eso que decidió expulsar a su cofundador en 2015, cuatro años después de que su hija tomara las riendas, por sus declaraciones abiertamente antisemitas.
“Como soldado del Ejército francés en Indochina y Argelia, como tribuno del pueblo en la Asamblea Nacional y en el Parlamento Europeo, siempre sirvió a Francia y defendió su identidad y su soberanía. Mis pensamientos están hoy con su familia y sus amigos, y por supuesto con Marine, cuyo dolor debe ser respetado”, escribió Bardella. Preguntado tres días después en el canal de televisión BMF, el presidente del RN apuntó que “hay que respetar a las personas cuando se han ido”.
Por su parte, el líder adjunto, Sébastien Chenu, describió a Jean-Marie Le Pen como el “gigante patriótico y visionario que amaba a Francia”. Y Marion Maréchal, que se percibe a sí misma como la verdadera heredera política de su abuelo, dijo no haber olvidado “la misión” que le encomendó por carta “hace 13 años”.
El presidente francés Emmanuel Macron decidió ponerse de perfil. Hizo malabares para ahorrarse los calificativos sobre una de las figuras más oscuras de la historia reciente de Francia, que llegó a decir que la ocupación nazi del país durante la Segunda Guerra Mundial “no fue especialmente inhumana”. “Figura histórica de la extrema derecha, desempeñó un papel en la vida pública de nuestro país durante casi setenta años, que ahora corresponde juzgar a la Historia”, escribió el inquilino del Elíseo.
El actual primer ministro, François Bayrou, dependiente en buena medida del respaldo parlamentario de Le Pen, siguió la misma línea. “Más allá de las controversias que eran su arma favorita y de los necesarios enfrentamientos sobre el fondo, Le Pen fue una figura de la vida política francesa. Al luchar contra él, supimos lo luchador que era”, declaró el centrista.
Jean-Marie Le Pen unió bajo las siglas del Frente Nacional a católicos de extrema derecha, antiguos soldados nazis, colaboradores del régimen de Vichy y defensores de la Argelia francesa. Pasó a la historia por decir que las cámaras de gas fueron “un detalle” de la Segunda Guerra Mundial. “No digo que las cámaras de gas no existieran. Yo mismo no pude verlas”, deslizó en una ocasión.
Le Pen pende de un hilo
La situación de Le Pen es delicada. Tanto que su carrera política pende de un hilo. En marzo, conocerá el veredicto del tribunal de París que juzga su caso por desvío de fondos del Parlamento Europeo para financiar su partido. En caso de ser condenada, no podría concurrir a las presidenciales de 2027, el que sería su cuarto intento de alcanzar el Elíseo.
Su padre lo intentó hasta en cinco ocasiones, sin éxito. Aunque dio la campanada en 2002, tras dejar en el camino al socialista Lionel Jospin y pasar a la segunda vuelta, en la que fue vapuleado por el conservador Jacques Chirac gracias a la movilización del front républicain.
La inhabilitación de la heredera de la extrema derecha nacional daría pie a una carrera por ocupar su liderazgo. Pase lo que pase, sin embargo, Le Pen seguirá teniendo una importante cuota de poder en la escena política francesa. Dirige la primera fuerza política del país tras una paulatina depuración de cargos y contenidos programáticos que muchos consideran insuficiente. Un lento proceso de “desdiabolización” que, sin embargo, ha dado sus frutos.
La bancada de Le Pen cuenta hoy con 89 diputados, más que ningún otro partido en solitario. En diciembre, su voto a favor de una moción de censura presentada en la Asamblea Nacional por el Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de socialistas, ecologistas, comunistas e insumisos, provocó la caída anticipada del Gobierno de Michel Barnier. El veterano excomisario europeo, que trató en todo momento de contentar a la bancada de Le Pen, se mostró incapaz de cumplir sus demandas y tuvo que abandonar el cargo tres meses después de tomar posesión. Fue Le Pen quien bajó el pulgar.