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La metamorfosis de un discreto diplomático

Edmundo González, de 74 años, ha dedicado el grueso de su carrera a las relaciones internacionales. Acabó de candidato tras salir a la ayuda de María Corina Machado

Venezuela
La líder opositora venezolana María Corina Machado junto al candidato Edmundo González Urrutia (ahora exiliado en España) Efe

Hay animales políticos que vibran en los procesos electorales, que enardecen a las masas. Hay líderes que trazan caminos que otros tan siquiera se atreven a mirar, capaces de proponer un rumbo al pueblo sin titubear. María Corina Machado es de esa pasta; es la líder opositora en Venezuela, la mujer que está sacudiendo los cimientos del régimen de Nicolás Maduro.

Edmundo González Urrutia (1949), en cambio, encarna un tipo de figura muy diferente: la del diplomático discreto, la del maestro en relaciones internacionales con experiencia en embajadas, ministerios de exteriores y en cumbres de países. La del tipo acostumbrado a trabajar en ambientes sosegados y no ante la muchedumbre.

Pero González Urrutia tuvo que cambiar de piel pasados los 70 años. Después de una vida dedicada a la diplomacia y también al análisis como profesor y como escritor, optó por salir en defensa de Machado, a quien los tribunales de Venezuela inhabilitaron para presentarse a un cargo público por haber apoyado las sanciones económicas de Estados Unidos a Maduro y por haber respaldado a Juan Guaidó, otro ilustre opositor del régimen chavista.

Edmundo, el tercer intento

Inhabilitada Machado a finales de enero de 2024, la líder opositora ungió a Corina Yoris como la candidata destinada a derrotar a Maduro en las urnas. Pero un nuevo contratiempo obligó a otra  alternativa, debido en este caso la imposibilidad de los partidos políticos Plataforma Unitaria y Un Nuevo Tiempo de acceder al sistema automatizado del Consejo Nacional Electoral para la inscripción de la candidatura de Yoris —una “maniobra” de parte del gobierno para impedirla, en palabras de Machado—

De esas maniobras de bloqueo del régimen de Maduro surge la figura de Edmundo González Urrutia, un hombre sin ninguna experiencia electoral a quien los opositores lograron finalmente inscribir como presidente de la Mesa de Unidad Democrática. González era un perfecto desconocido para el gran público, puesto que sus antiguas responsabilidades como embajador de Venezuela en Argelia (1991 – 1993)  y en Argentina (1998 – 2002) durante los gobiernos de Rafael Caldera y Hugo Chávez no le concedieron una gran proyección pública.

En su trayectoria, también destaca su papel como mediador para la incorporación de Venezuela en el Mercosur, el bloque económico que actualmente integran Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Venezuela formaba parte desde 2012, pero fue expulsada en 2016 por incumplir mínimos democráticos y de derechos humanos.

Edmundo pa’todo el mundo

Machado monopolizó en realidad la campaña de las presidenciales del pasado 28 de julio del candidato Edmundo González, aunque algunos de los seguidores del movimiento opositor quisieron popularizar al diplomático con camisetas y gorras con el eslogan “Edmundo pa’ todo el mundo”.

“La gente —explicó Machado— me dice ‘yo voto por el que tú me digas’ y lo agradezco en el alma porque demuestra una gran confianza”. Pero no dejó de añadir que González Urrutia, ahora exiliado en España, es  “un hombre bueno, serio, honrado”. Edmundo el padre, el abuelo, el esposo, ya en Madrid, se librará de ir a la cárcel en Venezuela y podrá cuidar de su vida y la de los suyos, que estaba en peligro evidente.

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