Belén Hoyo es Diputada por Valencia y Portavoz del Grupo Popular de Iberoamérica en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.
Con la celebración estos días de los Juegos Olímpicos, al ver a los deportistas, inconscientemente se reflexiona sobre la vinculación entre reto-esfuerzo-meta. Los seres humanos a lo largo de la vida nos ponemos objetivos más o menos ambiciosos que con empeño se pueden lograr. En el deporte resultan bastante evidentes, pero en casi todos los ámbitos personales y profesionales hay metas que cumplir, en política también.
Dedicarse a la vida pública, frente a lo que mucha gente cree, no es tarea fácil. Tanto la gestión interna de los partidos como la actividad institucional son bastante complejas. Pero en algunos países como Venezuela resulta prácticamente imposible, ya que te juegas la vida. Los 25 años de dictadura, primero de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, han dejado al pueblo venezolano prácticamente sin nada. Y no me refiero solo a lo material, también han coartado la libertad y atacado los derechos humanos.
Basta con escuchar los testimonios de los venezolanos que hay en España, para saber lo mucho que ha sufrido nuestro país hermano durante las últimas décadas. Una tortura que está llegando a su fin, ya que el régimen está pegando sus últimos coletazos.
El pasado domingo 28 de julio se celebraron las elecciones presidenciales en las que, como habían adelantado todas las encuestas, los venezolanos se pronunciaron claramente a favor de un cambio. La ilusión que María Corina Machado como líder de la oposición ha creado en los últimos años ha sido clave para conseguir unos victoria rotunda a favor de la candidatura de Edmundo González. La ventaja de la oposición sobre el oficialismo ha sido abismal, 67% de los votos frente al 30%.
El empeño de Maduro por hacer un fraude con tanta diferencia de puntos ha resultado chapucero y ridículo. El Consejo Nacional Electoral, que él mismo controla, ha intentado manejar el proceso con todo tipo de trampas antes, durante y después de las elecciones. Pero el ánimo de cambio de la mayoría de venezolanos ha sido tan grande que la oposición está pudiendo saltar todos los obstáculos.
La Comunidad Internacional debe seguir presionando para que el régimen chavista acepte los resultados que han sido fruto de la voluntad popular. Edmundo González ha obtenido la victoria y los diferentes países, empezando por España, deben reconocer al nuevo presidente de Venezuela.
Maduro unos días antes de que se celebraran las elecciones amenazó con “baños de sangre” si no ganaba. Y en consecuencia estamos viendo horrorizados cómo la represión y la violencia están escalando día a día en las calles de toda Venezuela. En solo una semana la tiranía ha llevado a cabo miles de secuestros y decenas de asesinatos.
Crean terror y construyen gulags al más puro estilo soviético, y a pesar de algo tan retrógrado, inhumano y cruel como esto, no están consiguiendo que las mareas de personas que quieren un cambio se escondan. María Corina Machado sigue liderando de forma valiente a un pueblo que no se rinde.
Esto no es una lucha de ideologías, se trata de defender los derechos y principios más básicos frente a una dictadura despiadada. Siento vergüenza de todos aquellos que la blanquean y especialmente siento estupor de que entre ellos haya un expresidente de Gobierno de España. A José Luis Rodríguez Zapatero se le deberían quitar los privilegios de expresidente por ser cómplice y colaborador de una dictadura sanguinaria.
Hace una semana los venezolanos con mucho esfuerzo se acercaban a esa meta que tanto anhelan, la LIBERTAD. Ayudemos a nuestros hermanos a conseguirla, no se puede mirar hacia otro lado. Hoy más que nunca Venezuela somos todos. ¡Viva Venezuela libre!