El gran interrogante, la pregunta que se hacen los estadounidenses es cuál fue la motivación de Thomas Matthew Crooks, de 20 años, para preparar un intento de atentado contra el expresidente Donald Trump.
La segunda cuestión es cómo un joven de 20 años, sin aparentes conexiones con ningún grupo terrorista, pudo armarse con un fusil AK-15, acceder a una azotea y posicionarse a 200 metros de Trump. Vestido de estampado militar en tonalidad gris, Crooks tuvo a Trump en la mirilla y llegó a disparar ocho balas antes de ser abatido.
Según la agencia AP, varios asistentes del mitin le vieron encaramarse en la azotea del edificio cercano al mitin y avisaron a la Policía. Un agente subió y Crooks le apuntó con su rifle. El policía descendió y fue cuando el joven dispara contra Trump. Después, los francotiradores del Servicio Secreto le dispararon. Pero a Crooks le dio tiempo a matar a un hombre, herir de gravedad a dos, así como al magnate republicano.
En el punto de mira
El tiroteo en Butler, Pensilvania, en pleno mitin de Trump, ha puesto al Servicio Secreto de Estados Unidos en el punto de mira. Son los encargados de velar por los candidatos a la presidencia. Los analistas y la opinión pública del país se preguntan cómo pudo el francotirador burlar las medidas de seguridad del acto republicano.
Lo cierto es que varios políticos republicanos (y un sinfín de tuiteros) han acusado directamente al Servicio Secreto estadounidense y a su jefa, Kimberly Cheatle, de no proteger lo suficiente a Trump. Es más, el presidente del Congreso, el republicano Mike Johnson, prometió el mismo sábado que la Cámara de Representantes “llevará a cabo una investigación exhaustiva” sobre el tiroteo. Dicho y hecho, el Comité de Supervisión de la Cámara solicitó este domingo la comparecencia de Cheatle ante dicho comité el próximo 22 de julio.
Durante el discurso del presidente Joe Biden desde la Casa Blanca, el mandatario estadounidense aseguró que Cheatle le había informado a él y a la vicepresidenta Kamala Harris sobre lo acontecido en Pensilvania. También anunció que le había pedido a la directora del Servicio Secreto que revise “todas las medidas de seguridad para la Convención Nacional Republicana”, que comienza esta semana en Milwaukee (Wisconsin) y se prolongará hasta el jueves.
Pero, ¿quién es Kimberly Cheatle?
Kimberly Cheatle es la 27ª Directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, y juró su cargo el 17 de septiembre de 2022. Fue nombrada por Biden, de ahí que se hayan activado todas las teorías de la conspiración.
Es la segunda mujer, en la historia de Estados Unidos, que logra estar al frente de este puesto crucial para la seguridad del país.
Cheatle dirige una plantilla diversa compuesta por más de 7.800 agentes especiales, agentes de división uniformados, agentes técnicos encargados de hacer cumplir la ley y personal administrativo, profesional y técnico.
Según la página web de los Servicios Secretos, antes de ser nombrada en esta importante posición, Cheatle ocupó el cargo de Directora Principal de Seguridad Global en PepsiCo, donde era responsable de dirigir y aplicar los protocolos de seguridad de las instalaciones de la empresa en Norteamérica. Su función en PepsiCo incluía el desarrollo de estrategias de evaluación y mitigación de riesgos.
Pero antes de trabajar en la empresa privada, Cheatle “sirvió con distinción” durante 27 años en el Servicio Secreto de Estados Unidos, más recientemente como Directora Adjunta de la Oficina de Operaciones de Protección. En este puesto, Cheatle gestionó un presupuesto de 133,5 millones de dólares y colaboró con diez divisiones operativas y la División de Seguridad Técnica para investigar, desarrollar e implantar tecnologías que redujeran los riesgos en instalaciones y eventos protegidos.
Cheatle también ha sido agente especial en Atlanta, donde supervisó todas las investigaciones relacionadas con la misión, la inteligencia de protección y las visitas de protección en el estado de Georgia.
En su currículum se puede leer que Cheatle fue nombrada Senior Executive Service (SES) en febrero de 2016 como agente especial a cargo del Centro de Formación James J. Rowley (RTC). “Allí dirigió y coordinó todos los aspectos de la formación y el desarrollo profesional de la organización, y posteriormente ocupó el cargo de subdirectora adjunta de la Oficina de Formación”.
Cheatle fue parte del servicio secreto de Biden cuando él era el vicepresidente de Barack Obama. Cuando tuvo lugar su nombramiento, Biden aseguró que “Jill y yo conocemos de primera mano el compromiso de Kim con su trabajo y con el personal y la misión del Servicio Secreto”. El mandatario demócrata puso entonces en valor que “cuando Kim formaba parte de mi equipo de seguridad cuando yo era vicepresidente, llegamos a confiar en su criterio y sus consejos”. El presidente alabó de ella que “es una distinguida profesional de las fuerzas del orden con excepcionales dotes de liderazgo, y era sin duda la mejor elección para dirigir la agencia en un momento crítico para el Servicio Secreto. Tiene toda mi confianza y estoy deseando trabajar con ella”.
Ahora, Cheatle está en el punto de mira de los republicanos y los conspiradores.