El 24 de noviembre de 2024, la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía arrojó un resultado inesperado: el candidato independiente Calin Georgescu, conocido por sus posturas pro-rusas y euroescépticas, obtuvo el mayor porcentaje de votos con un 22,94%. Este resultado sorprendió a analistas y sondeos que proyectaban un apoyo de entre el 5% y el 10%. Georgescu superó al primer ministro y líder del Partido Socialdemócrata (PSD), Marcel Ciolacu, quien quedó fuera de la segunda vuelta, algo inédito en la historia reciente del país.
El 6 de diciembre, el Tribunal Constitucional de Rumanía anuló los resultados de la primera vuelta tras la desclasificación de documentos de los servicios de inteligencia rumanos. Según estos informes, existieron indicios claros de injerencia electoral respaldada por Rusia, que habría incluido campañas masivas en redes sociales y ciberataques a las infraestructuras electorales. Se espera la reanudación del proceso electoral en una fecha aún por determinar.
Utilizar las redes
La campaña de Georgescu destacó por el uso intensivo de TikTok, donde miles de cuentas difundieron contenido en su apoyo. Según documentos de inteligencia, estas cuentas recibieron instrucciones a través de un canal de Telegram. Un representante de TikTok declaró al Parlamento Europeo que eliminaron 66.000 cuentas falsas y 10 millones de seguidores fraudulentos antes de la votación. Además, un influencer rumano pagó 381.000 dólares a otras cuentas para promover contenido a favor de Georgescu, a pesar de que el candidato declaró cero gastos de campaña.
Georgescu, por su parte, ha apoyado abiertamente posturas alineadas con el Kremlin, calificando a Ucrania de “estado inventado” y describiendo la OTAN como “la alianza más débil del mundo”. También ha elogiado la “sabiduría” de Vladimir Putin y ha cuestionado los beneficios de los fondos europeos para Rumanía. En declaraciones recientes, afirmó que “Rumanía no tiene ninguna obligación con nadie” y que no considera prioritario el despliegue de sistemas de defensa de la OTAN en el país.
Ciberataques a la infraestructura
Los documentos de inteligencia desclasificados detallan que Rusia habría llevado a cabo más de 85.000 ciberataques contra infraestructuras electorales rumanas antes, durante y después de la votación. Entre los objetivos estuvieron las bases de datos de la Autoridad Electoral Permanente, a las que atacantes accedieron utilizando métodos sofisticados. Rumanía identificó estas acciones como parte de una operación híbrida agresiva dirigida por un estado con muchos recursos.
La estrategia de injerencia en Rumanía reflejó tácticas utilizadas antes en Moldavia. Según el Ministerio del Interior rumano, los contenidos promovidos por la campaña de Georgescu contenían textos similares a los usados para apoyar al candidato moldavo Alexandr Stoinanoglo en sus elecciones presidenciales. En Moldavia, se identificó financiación directa de bancos rusos a campañas políticas a través de redes sociales y protestas organizadas.
El 1 de diciembre de 2024, Rumanía celebró un tenso Día Nacional marcado por manifestaciones en Bucarest a favor y en contra de la anulación electoral. Algunos manifestantes portaban pancartas con lemas como “No a la injerencia extranjera” y “Por una Rumanía soberana”, mientras que otros acusaban a Georgescu de ser “el candidato de Putin”. En una de las mayores manifestaciones, más de 15.000 personas exigieron transparencia en el proceso electoral y mayores medidas de protección frente a la injerencia extranjera.
Indignación en Europa
La reacción internacional no se hizo esperar. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró: “La integridad de las elecciones en cualquier Estado miembro es una piedra angular de nuestra democracia. Actuar contra las amenazas híbridas es más importante que nunca“. Jens Stoltenberg, ex secretario general de la OTAN, también expresó su preocupación: “La seguridad de las democracias europeas no puede darse por sentada. Rusia ha mostrado, una vez más, su intención de desestabilizar nuestra unidad“. Y en Rumanía, el presidente Klaus Iohannis condenó enérgicamente las acciones de Moscú y pidió a los Estados miembros de la Unión Europea “actuar conjuntamente para garantizar la integridad de los procesos democráticos”.
La situación en Rumanía plantea nuevos retos para la Unión Europea. A nivel comunitario, se han iniciado investigaciones sobre posibles patrones de injerencia rusa en otros países del este de Europa. En su momento, el excomisario de Justicia, Didier Reynders, señaló: “Este caso subraya la urgencia de implementar un mecanismo europeo para proteger nuestras elecciones frente a actores extranjeros. Es necesario reforzar la cooperación entre los Estados miembros y nuestros socios internacionales”. Mientras tanto, el Parlamento Europeo aprobó con amplia mayoría una resolución instando a todos los países de la UE a aumentar sus capacidades de ciberseguridad y combatir campañas de desinformación de origen extranjero.
A pesar de las medidas propuestas, los riesgos persisten. Expertos en ciberseguridad advierten que la sofisticación de las operaciones rusas sigue aumentando. Ana-Maria Popescu, investigadora del Centro de Estudios Estratégicos de Bucarest, afirmó: “No estamos frente a simples ataques aislados. Esto es parte de una estrategia más amplia que busca sembrar desconfianza en las instituciones democráticas”.