La influencia desde la sombra de las primeras damas de Estados Unidos

El papel de las parejas de los presidentes ha evolucionado a lo largo de los años, de un perfil bajo a protagonistas y agenda propia

Las 'first ladies' de Estados Unidos
Las primeras damas estadounidenses A14

Desde los inicios de la presidencia de Estados Unidos, el rol de la primera dama ha pasado de ser un papel decorativo y social a uno con influencia y peso en la Casa Blanca. Aunque la primera dama no es una figura electa, no percibe un salario y no tiene responsabilidades oficiales en el gobierno, sí que se espera que cumpla con ciertas funciones sociales y represente la imagen familiar del presidente ante el país. Pero ¿cuáles son estas funciones, y hasta dónde llega su poder?

La primera dama es, tradicionalmente, la esposa del presidente y se la percibe como una figura maternal. Katherine Jellison, profesora de historia en la Universidad de Ohio, explica esta clasificación patriarcal: “Los estadounidenses ven a los presidentes como figuras paternas y familiares; eso convierte a las primeras damas en figuras maternas”. Y aunque el rol parece limitado, muchas primeras damas han tenido un papel crucial, tanto en iniciativas públicas como en influencias más privadas y decisivas en el poder presidencial.

Desde el principio

Las primeras damas de los primeros años mantenían un perfil bajo y se dedicaban principalmente a sus labores como anfitrionas en eventos sociales. Martha Washington, esposa del primer presidente, George Washington, fue la primera en asumir este papel en 1789 y lo hizo organizando eventos sociales en las ciudades que temporalmente sirvieron de capital, Nueva York y Filadelfia. Fue conocida como “Lady Washington” y, aunque su rol era casi completamente social, sentó las bases de la función de anfitriona de la Casa Blanca.

Estados Unidos

El expresidente estadounidense Barack Obama posa junto al retrato oficial de la exprimera dama estadounidense Michelle Obama en la Casa Blanca

Con el tiempo, las primeras damas comenzaron a asumir más responsabilidades. Edith Roosevelt, esposa de Theodore Roosevelt, fue la primera en contratar una secretaria social en 1901 para coordinar las actividades de la Casa Blanca, marcando el inicio de un rol más estructurado. Pero fue Eleanor Roosevelt, esposa de Franklin D. Roosevelt, quien rompió los moldes, al contratar una secretaria personal y actuar como activista en derechos civiles y derechos de las mujeres. Este cambio hacia un papel más influyente no fue bien recibido por algunos sectores, pero estableció un buen precedente para las primeras damas que vendrían después.

Desde mediados del siglo XX, cada primera dama ha adoptado causas públicas que la identifican. Jackie Kennedy, esposa de John F. Kennedy, promovió la preservación histórica de la Casa Blanca y el barrio que la rodea, inspirada por su sentido de la historia y el arte. Lady Bird Johnson, esposa de Lyndon B. Johnson, fue pionera en la protección ambiental y en la preservación de la flora autóctona del país. Estas iniciativas son las que comenzaron a perfilar el rol de la primera dama como una figura de cambio social y defensora de causas nobles.

Donald y Melania Trump

El expresidente Donald J. Trump y la ex primera dama Melania Trump en Florida

Los focos de las primeras damas

A menudo, las primeras damas se han centrado en temas “femeninos” y considerados socialmente aceptables, como salud, educación infantil y medio ambiente. En declaraciones al medio Voice of America, Barbara Perry, directora de estudios presidenciales en el Centro Miller de la Universidad de Virginia, señaló que “los estadounidenses están cómodos cuando las primeras damas abordan temas de salud, alfabetización, drogas, jardinería y preservación histórica”. Sin embargo, cuando se salen de estos límites, pueden recibir fuertes críticas, como le ocurrió a Hillary Clinton en 1993. En ese año, Clinton intentó liderar la reforma del sistema de salud, un rol sin precedentes para una primera dama, y enfrentó una reacción negativa que, en última instancia, evitó que la reforma avanzara.

Hillary Clinton - Internacional

Hillary Clinton abre los brazos en un mitin político (EFE)

Además de su papel público, las primeras damas también ejercen una considerable influencia privada dentro de la Casa Blanca. Melania Trump, por ejemplo, logró que un asesor de seguridad nacional de la Administración de su esposo fuera despedido debido a un conflicto con su equipo durante un viaje internacional. Y Nancy Reagan, mujer de Ronald Reagan, era conocida por actuar como una suerte de “recursos humanos” para su esposo, decidiendo en varias ocasiones quién formaba parte del equipo más cercano del presidente.

Queda por ver el rol que tendrá Melania Trump en su segunda etapa como primera dama de Estados Unidos, la expectación es máxima.

Enfrentar polémicas

En ocasiones, las primeras damas han llegado a influir en decisiones críticas de política pública. Además de su incursión en la reforma sanitaria, fue la propia Hillary Clinton quien sugirió a su esposo, el presidente Bill Clinton, que nombrara a Ruth Bader Ginsburg como jueza de la Corte Suprema, una decisión que marcó una diferencia clave en el tribunal. Así se ve que, aunque en su mayoría actúan desde las sombras, las primeras damas pueden afectar profundamente la historia del país.

Con todo, el papel de la primera dama se ha ido formalizando con el tiempo. Hoy en día, cuentan con un equipo en el Ala Este de la Casa Blanca, con personal que incluye desde asesores de comunicaciones hasta coordinadores de eventos y personal de apoyo. Esta estructura, conocida como la Oficina de la Primera Dama, surgió en 1977, durante la Administración de Jimmy Carter, y representa la creciente complejidad y funciones de este rol.

OTAN

La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden

La actual primera dama, Jill Biden, ha redefinido aún más el puesto al continuar su carrera como profesora en un colegio publico en las afueras de Washington, mientras cumple sus funciones en la Casa Blanca. Su decisión es inusual, pero, según el hecho de que trabaje en una profesión que es vista como no polémica hace que la gente acepte su continuidad en el trabajo. Al ser profesora, se mantiene en una profesión tradicionalmente femenina, lo cual facilita la aceptación pública enmarcada dentro del patriarcado estadounidense.

Y finalmente, la figura del primer caballero tendrá que esperar en Estados Unidos. La presidencia se le resiste a las mujeres. Kamala Harris se quedó a las puertas, y su marido Doug Emhoff, finalmente no será el primer primer caballero de la historia del país.