Escalada en Oriente Próximo

La FINUL, fuerza de paz de la ONU liderada por tropas españolas, blanco “repetido” de fuego israelí

El primer ataque israelí hirió a dos soldados y alcanzó la oficina del general español Aroldo Lázaro, al frente de la misión

Líbano
La base de las Fuerzas Interinas de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) en el distrito de Ebel El Saqi Marjeyoun, sur de Líbano Efe

La FINUL -que son las siglas para la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para Líbano- ha sido en apenas dos días blanco de varios ataques por parte de las fuerzas israelíes, que libran una encarnizada guerra contra Hizbulá en Líbano y que habían “ordenado” en la víspera al contingente formado por más de 10.400 cascos azules a “permanecer en espacios protegidos”.

Este viernes, la misión de la ONU denunció que tanto su cuartel general como otras posiciones cercanas fueron “repetidamente” alcanzadas en medio del fuego cruzado, y que dos miembros del contingente de nacionalidad indonesia resultaron heridos como consecuencia de un ataque de las fuerzas israelíes. Hoy viernes el Gobierno libanés ha denunciado que una posición de cascos azules de nacionalidad esrilanquesa ha sido también alcanzada por fuego israelí, un extremo que la misión ha confirmado más tarde, avisando del “muy alto riesgo” que están corriendo en estos momentos sus soldados. El propio Ejército de Sri Lanka ha confirmado que dos de sus soldados han resultado heridos con heridas leves.

El fuego israelí alcanza la oficina del general Lázaro

Respecto al ataque de este jueves, concretamente, el fuego procedente de las tropas israelíes -que vienen llevando a cabo desde finales de septiembre incursiones terrestres en el sur de Líbano con objeto de destruir la infraestructura de Hizbulá en la zona fronteriza, provocar el repliegue de sus milicianos y permitir, en última instancia, el regreso de los residentes en el norte de Israel- alcanzó una torre de vigilancia y la propia oficina del general español Aroldo Lázaro, jefe de la misión desde el 2 de febrero de 2022. El contingente español -los primeros soldados de nuestro país llegaron en septiembre de 2006 y la presencia española ha sido ininterrumpida desde entonces- está emplazado en la denominada base 964 -junto a la localidad libanesa de Khiam, cerca de la frontera- y cuenta en estos momentos con un total de 669 soldados.

Un militar español durante una patrulla de la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) por el sur del país el 12 de junio de 2024.

“Esta mañana, dos pacificadores resultaron heridos después de que un tanque Merkava de las Fuerzas de Defensa de Israel disparar sus armas contra una torre de observación en la sede de la FINUL en Naqoura (sur), alcanzándola directamente y provocando que cayera”, afirmó el jueves la misión en un comunicado. Las víctimas, de nacionalidad indonesia -el contingente más numeroso-, se encuentran en estos momentos hospitalizadas pero su estado “no es grave”, según la propia fuerza internacional de la ONU.

“Violación del derecho internacional”

Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha calificado este viernes lo ocurrido en Naqura ayer de “violación del derecho internacional humanitario” y de hecho “intolerable”. “No se pueden repetir”, ha dicho Guterres durante una rueda de prensa desde Laos, donde ha participado en una reunión de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), sin constancia aún del nuevo ataque de hoy.

Por su parte, en visita oficial al Vaticano, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedía hoy a la comunidad internacional que deje de suministrar armas al Estado de Israel a fin de “no contribuir de una manera u otra a la escalada de la violencia”. El Papa ha llamado además “a un alto el fuego inmediato en todos los frentes de la guerra en Oriente Medio, incluido Líbano”.

Llamamiento a la contención

“Recemos juntos por los libaneses, en especial por los habitantes de sur obligados a dejar sus pueblos, para que puedan regresar pronto y vivir en paz”, ha instado el pontífice en la red social X.

“¿Deberíamos responder?”

Varios son los países que han respondido a Tel Aviv en las últimas horas que sus tropas no abandonarán la misión de Naciones Unidas en el sur de Líbano. Uno de ellos, Italia, ha sido especialmente duro con las autoridades israelíes. Su ministro de Exteriores, Guido Crosetto, que desmentía esta mañana un tercer ataque israelí contra los cascos azules de la ONU, se dirigía al Gobierno israelí: “A mis colegas israelíes les pregunto: ¿qué ocurrirá la próxima vez? ¿Deberíamos responder? Es una pregunta provocativa para que se entienda la gravedad del acto”.

Antes, el jueves, el jefe de la diplomacia italiana afirmaba que lo ocurrido “no fue un error, ni un accidente”. “Podría constituir un crimen de guerra y representó una violación muy grave del derecho internacional humanitario”, aseveró Crosetto.

Alto el fuego inmediato

Entretanto, el Gobierno en funciones de Líbano ha pedido este viernes a la ONU que apruebe una resolución para “un alto el fuego inmediato” con Israel y la aplicación de la resolución 1701, aseverando que Hizbulá -que es un partido y una milicia a la vez- “apoya” su cumplimiento total. “Hizbulá, como parte del Gobierno, apoya la aplicación de la resolución”, ha aseverado el primer ministro Nayib Mikati en declaraciones recogidas por la agencia de noticias NNA.

Una capitán del Ejército, de misión en Líbano

Una capitán del Ejército posa ante su tanque en Líbano

La FINUL, establecida inicialmente en 1978 para confirmar la retirada de Israel de Líbano, recibió el encargo de controlar los movimientos de Tel Aviv y Hizbulá y ayudar al Ejército libanés a tomar el control de la seguridad de la zona en cumplimiento de la resolución 1701 (de 11 de agosto de 2006) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Dicha resolución establece que no podrá haber otra fuerza armada entre la línea azul y el río Litani, algo que ni Hizbulá -que no ha hecho más que reforzar su presencia militar en esa zona durante prácticamente las últimas dos décadas- ni Israel han cumplido desde entonces. Desde la retirada de las FDI del sur del país levantino en el año 2000, la fuerza internacional controla la línea azul que, a lo largo de unos 120 kilómetros, hace de divisoria provisional entre Israel y Líbano.

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