Temor en la UE

La extrema derecha (y pro rusa) lidera las encuestas en las elecciones en Austria

El FPÖ ha sabido capitalizar el descontento de la población austriaca. Una vez más, los ultras parten como favoritos en unas elecciones en la Unión Europea

Austria
El canciller austriaco y líder del Partido Popular (ÖVP), Karl Nehammer, y el presidente y principal candidato del Partido Liberal de Austria (FPÖ), Herbert Kick Efe

Nueva cita con las urnas en territorio comunitario y nuevas alarmas (otra vez) por el auge de la ultraderecha. Este domingo, Austria celebra unas cruciales elecciones legislativas, en las el que el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), conocido por su retórica antiinmigración y nacionalista, está a punto de lograr una importante victoria, que podría incluso llevarle a formar gobierno.

El ascenso del FPÖ ha sido gradual pero constante. Aprovechando el aumento de la inmigración, la inseguridad económica y la percepción de una pérdida de identidad austriaca, el partido ha explotado hábilmente los temores de la población. Los últimos sondeos muestran al FPÖ a la cabeza, con la posibilidad incluso de obtener suficientes votos para formar un gobierno de coalición.

En primera posición

Según la encuesta de encuestas del medio Politico, el FPÖ quedaría en primera posición, con el 27% de los votos, seguido del Partido Popular (ÖVP), con el 25% de los sufragios. En tercer lugar, el partido socialdemócrata de Austria (SPÖ), obtendría el 21% de los votos. Muy por detrás está La Nueva Austria (NEOS), con un 10% y Los Verdes, con el 9%.

Una vez más, la extrema derecha parte como favorita en unas elecciones en la Unión Europea. El FPÖ ha sido vinculado a grupos neonazis, y su líder, Herbert Kickl, ha sido acusado de explotar los mensajes racistas y antisemitas.

¿Un bloque pro-ruso?

Aunque lo que más preocupa en Bruselas, es que, si ganan los ultras, se podría crear un bloque populista y pro-ruso. Y es que no sería el primer país centroeuropeo que se posiciona favor de Vladimir Putin, tanto Eslovaquia como Hungría, también el corazón de Europa, llevan la nota discordante en la UE, sobre todo el las cuestiones relacionadas con la invasión rusa de Ucrania.

Austria se enfrenta a una encrucijada. El FPÖ, que la primera vez que logró un escaño en el Parlamento de Austria fue en el año 2000 -cuando centraron sus críticas en la UE-, no ha dejado de crecer y de explotar las frustraciones de los austriacos. Sin ofrecer respuestas realistas a los problemas del país, suponen un peligroso giro hacia la xenofobia y el aislacionismo que tiene rédito en las urnas.

Capitalizar el descontento

El actual gobierno, una coalición entre el conservador Partido Popular (ÖVP) y los Verdes, ha sido criticado por su gestión de la inmigración y los asuntos económicos. Esto, unido a las tácticas de campaña cada vez más sofisticadas del FPÖ, ha llevado a muchos analistas a creer que el partido está bien posicionado para capitalizar el descontento de los votantes. También queda por ver qué hará el Partido Popular en caso de que los ultras le ofrezcan entrar en el gobierno austriaco.

El FPÖ está dirigido por Kickl, quien no oculta sus mensajes antiinmigración, su hostilidad al islam y a la UE. Exministro del Interior, lleva al frente del partido desde 2021 y ha desempeñado un papel importante en la revitalización del FPÖ. Es un excelente estratega de campaña, conocido por su aguda retórica y declaraciones polemistas.

¿Hacia un Oxit?

Kickl, euroescéptico convencido, también ha coqueteado con la idea del “Öxit”, un Brexit a la austriaca. El programa con el que se presenta a las elecciones ahonda en la idea de una Austria más fuerte y más libre, donde se reducirán al mínimo las prestaciones para inmigrantes y solicitantes de asilos, se vetará la reagrupación familiar y se fomentará “el retorno”, sobre todo de los migrantes delincuentes.

Las elecciones serán seguidas de cerca no sólo en Austria, sino en toda Europa. Una victoria del FPÖ podría suponer un duro revés para la Unión Europea y alimentar aún más el auge del populismo de extrema derecha en todo el continente. Mientras Austria se enfrenta a esta coyuntura crítica, Bruselas espera para ver si sucumbirá a los cantos de sirena del extremismo o elegirá un camino más moderado.

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