La mano dura de la Administración Trump contra los inmigrantes ha alcanzado nuevos límites. Tras expulsar por un “error administrativo” a Kilmar Armando Abrego García a las represivas cárceles de El Salvador, ahora su mujer, Jennifer Vásquez, se trasladó a una casa de seguridad. El motivo: el Gobierno estadounidense publicó en redes sociales un documento judicial que incluía la dirección de su casa.
La mujer declaró al Washington Post que temía por su vida y la de sus tres hijos, después de que el departamento de seguridad nacional compartiera con sus más de 2 millones de seguidores en X un post con un documento que incluía su dirección. “No me siento segura cuando el gobierno publica mi dirección para que todo el mundo la vea, especialmente cuando este caso se ha hecho viral y la gente tiene todo tipo de opiniones. Esto es definitivamente un poco aterrador. Tengo miedo por mis hijos”, aseguró.

Trump y sus colaboradores se niegan a acatar una orden de la Corte Suprema, que exige facilitar la liberación de este hombre, detenido en Maryland y deportado a El Salvador en marzo, a pesar de que una orden judicial prohibía que fuera enviado a ese país. El salvadoreño deportado fue ingresado en la prisión de CECOT, donde los presos están aislados del exterior y no tienen derecho a reunirse con abogados.
Los tatuajes como “prueba”
Desde Washington acusaron a Abrego García de formar parte de la pandilla MS-13, designada por el gobierno estadounidense como grupo terrorista. Para Trump, los tatuajes en el brazo del deportado son prueba suficiente para sostener la acusación. El presidente salvadoreño Nayib Bukele, que estuvo en EE UU la semana pasada, aseguró que no pretendía devolver a Abrego García.

Abrego García entró de manera ilegal en Estados Unidos en marzo de 2012 por la frontera entre Estados Unidos y México, por el estado de Texas. Fue detenido en marzo de 2019, mientras buscaba trabajo en Maryland. Por su vestimenta y por ir acompañado de otro pandillero, la policía lo registró como integrante de la MS-13. En octubre de 2019, la justicia estadounidense congeló su posible deportación, alegando que en El Salvador podría ser ajusticiado por Barrio 18, otra peligrosa pandilla del país centroamericano.
Este 12 de marzo, volvió a ser detenido, nuevamente por pertenencia a la MS-13. Fue enviado directamente a la cárcel de alta seguridad en El Salvador tres días más tarde, sin comparecer ante el juez. También se le acusa de tráfico de seres humanos, ya que fue detenido en 2022 en Tennesse mientras transportaba a ocho personas en su vehículo. Desde el Partido Demócrata alegan que Abrego García no pudo defenderse como es debido ante los tribunales.
¿Maltratador?
Para seguir echando balones fuera, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, catalogó al salvadoreño deportado como “maltratador de mujeres”. Para sostener la acusación, se presento una orden de protección presentada por su mujer en 2021, tras ser golpeada por su marido en su coche. Vásquez Sura retiró la denuncia un mes más tarde.
La mujer, que ahora trata de huir de la tormenta mediática desatada desde su hogar protegido, reconoció que su relación era muy complicada, debido a las dificultades financieras, la crianza de hijos con necesidades especiales y la primera detención del hombre en 2019. La presión “estalló” y suscitó el incidente entre ellos en 2021, según explicó la mujer.
“Kilmar no es perfecto, nadie lo es”
Más allá del incidente matrimonial, Vásquez Saura defendió que lo ocurrido no justifica que los agentes “lo secuestraran y lo deportaran cuando se suponía que estaba protegido de la deportación”. Y concluyó: Kilmar no es perfecto, nadie lo es. Crecemos y aprendemos todos los días. Y él se esforzaba al máximo por mí, por nuestros hijos, por nuestro futuro”.

Los gobiernos de Donald Trump y Nayib Bukele reforzaron sus lazos de cooperación en temas de seguridad y migración, pese a los desafíos judiciales que enfrentan algunas de las decisiones tomadas hasta el momento. En marzo, la secretaria de seguridad nacional estadounidense, Kristi Noem, visitó el país centroamericano, donde se filmó frente a una celda repleta de migrantes venezolanos deportados. Noem agradeció el “compromiso de El Salvador en la lucha contra la migración ilegal”.