La justicia ya condenó a Donald Trump, pero sigue pendiente dar respuesta la pregunta de cómo lo juzga su mujer. El juicio por los pagos a la actriz porno Stormy Daniels ha convertido al polémico magnate neoyorquino en el primer presidente o expresidente de la historia de Estados Unidos en ser condenado en un juicio penal, con las consecuencias todavía poco claras que eso puede tener para su intento de reconquistar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre. Pero ha servido además para conocer detalles de la vida íntima del expresidente y de su relación con su esposa, Melania Trump, hasta ahora motivo de todo tipo de especulaciones.
Un juicio seguido por toda la prensa mundial centrado en la infidelidad cometida con una actriz porno sería un trago difícil para cualquiera, y a juzgar por sus reacciones en la sala, también lo ha sido para Trump.
Melania Trump lleva meses eludiendo deliberadamente a la prensa, y no ha roto su silencio durante el juicio, pero a veces las obras hablan más claro que las palabras. Y la señora Trump es uno de los pocos miembros de la familia del expresidente que no ha acudido a arroparlo al juicio. No se la vio en una sola de las sesiones, ni tampoco acompañándolo al tribunal o esperándolo a la salida.
A Trump le molesta que no haya ido
Recientemente, CNN preguntó a un portavoz de la campaña de Trump si iba a acompañarle, al menos los últimos días del proceso judicial, y no respondió. Fuentes familiarizadas con la dinámica dijeron que no era sorprendente que la ex primera dama no hubiera estado presente ni que no hubiera hecho comentarios sobre las acusaciones centrales del caso.
Stephanie Grisham, quien se desempeñó como secretaria de Prensa de la Casa Blanca entre 2019 y 2021, declaró a CNN que a Trump no le agradan las constantes preguntas por parte de la prensa respecto a por qué Melania no asiste al juicio. “Sí, por supuesto que sé que le molesta”. “Si los periodistas hacen hincapié en la ausencia de Melania en algún evento, a él le irrita demasiado, y seguramente hablará del tema con ella”.
Ella no ha hablado, pero en el juicio han sido muchos los que hablaron de ella. La propia Daniels contó que en la habitación de hotel en un club de golf de Trump en el que, según ella, se acostó con él en 2006, él le mostró unas fotos y en alguna aparecía Melania. “Le dije que era muy hermosa. Él dijo: ‘Oh, no te preocupes por eso. En realidad, ni siquiera dormimos en la misma habitación’”, testificó Daniels. Trump sigue negando que nunca tuviera relaciones con ella.
El impacto en la campaña (más que en el matrimonio)
Si el relato de Daniels es cierto, Trump y ella tuvieron relaciones cuando a Melania le faltaban pocos meses para dar a luz a Barron, el hijo que tiene con el expresidente.
Según Daniels, Trump no parecía preocupado porque Melania pudiera enterarse de que le era infiel. Otro de los testigos clave del juicio, David Pecker, editor de la revista “The National Enquirer“, declaró que antes de lanzarse a su campaña presidencial Trump se hubiera preocupado por el efecto que en Melania y su hija Ivanka pudieran tener historias desfavorables sobre él aparecidas en los medios. Pero para el Trump candidato, dijo Pecker, su principal preocupación era “básicamente cuál sería el impacto en la campaña o en la elección”.
Pecker es el hombre al que Trump encargó en 2016 localizar cualquier historia potencialmente dañina de su pasado e impedir su publicación.
Michael Cohen, quien fuera su abogado y hombre de confianza, pero ha acabado convertido en el principal testigo en su contra, también describió a un Trump poco preocupado por no ofender los sentimientos de su mujer. Relató que en alguna conversación en la que se planteó el impacto que podría tener en su matrimonio que ella descubriera sus infidelidades, Trump dijo: “¿Cuánto tiempo crees que voy a estar en el mercado? No mucho”.
Relación fría y distante
La relación distante y fría perfilada por Daniels, Cohen y otros coincide con lo que escribió Mary Jordan en la biografía de Melania que publicó en 2020. En ella contó que los Trump dormían en camas y habitaciones separadas. Según su relato, los dormitorios de ambos estaban incluso en plantas distintas y Trump se levantaba a diario a las 5am, tras lo que conectaba inmediatamente la televisión, lo que lo haría difícil de soportar para cualquier esposa.
Sin embargo, Melania ha decidido apoyar el intento de su marido de volver a ser elegido presidente en 2024. El pasado abril fue la estrella de un evento de captación de fondos de su candidatura en la finca de Mar-a-Lago.
Un Trump preocupado
Otros testigos del juicio describieron una relación más cordial entre los cónyuges más famosos de Estados Unidos. La que fuera su directora de Comunicación, Hope Hicks, retrató a Trump como un buen jefe preocupado por su familia y llegó a las lágrimas en su declaración.
Contó que Trump se mostró en alguna conversación con ella preocupado porque su esposa pudiera enterarse de sus aventuras con otra mujer y llegó a ordenar que no se enviara la prensa a la residencia de Melania el día que el “Wall Street Journal” publicó que otra de las amantes del expresidente había cobrado por guardar silencio.
Madeleine Westerhout, su secretaria personal en la Casa Blanca, declaró que Trump acostumbraba a llamar a Melania cuando, como solía suceder, el trabajo lo retenía hasta tarde en el Despacho Oval. “Era algo como ‘cariño, voy a llegar tarde a cenar’, como en cualquier otro matrimonio”, reconoció.
Requisito conservador
En suma, del juicio se extrae que Trump valora su opinión y, sobre todo, que puede necesitarla en la campaña electoral. Para los votantes conservadores de Estados Unidos, aún en pleno 2024, es vital para un aspirante republicano estar casado. Y Trump desea ganar las presidenciales de noviembre. De ahí que haya sentado tan mal que Melania Trump no le haya acompañado durante el juicio.
El jurado solo se pronunció sobre los 34 cargos de falsedad en las cuentas que pesaban sobre Trump, no sobre si es o no un buen marido. A juzgar por las declaraciones de los testigos en el juicio, o algunos de sus comentarios pasados sobre las mujeres, como cuando contó que acostumbraba a besarlas y agarrarlas de los genitales sin su consentimiento, también eso ha quedado en entredicho.