La comunidad internacional ha dicho “no” a los planes de Donald Trump para la Franja de Gaza. La postura parece unánime. El presidente de Estados Unidos reclamó ayer para sí el control del enclave palestino durante una rueda de prensa conjunta en la Casa Blanca con Benjamin Netanyahu. Por la extraña reacción del primer ministro israelí, visiblemente descolocado tras el anuncio de Trump, no quedó del todo claro si se trataba de un proyecto coordinado con antelación entre ambos o, en cambio, de otro órdago del mandatario republicano, que ya ha verbalizado a lo largo de las últimas semanas sus ambiciones expansionistas sobre Canadá, Groenlandia o el Canal de Panamá.
Por las declaraciones de este miércoles en la Knéset del ministro israelí de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, parece más bien lo segundo. “Gaza en su forma anterior no tiene futuro. Hay que encontrar otra solución, y eso es lo que el presidente Trump está intentando hacer. Sugiero que también examinemos las nuevas ideas presentadas por el presidente de Estados Unidos”, apuntó el jefe de la diplomacia israelí.
La propuesta de la Administración estadounidense contempla convertir Gaza en “la Riviera de Oriente Próximo”, en palabras del propio Trump, que pretende crear un oasis turístico en la región bajo su soberanía “a largo plazo” previo traslado de los más de dos millones de gazatíes a otros países de la región como Egipto o Jordania. Una idea sacada del libreto de su yerno, el promotor inmobiliario Jared Kushner, quien ya promovió durante su primer mandato un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos diseñado expresamente para cumplir los deseos de Netanyahu.
Saar no ha sido el único miembro del Gobierno israelí que acogió de buen grado la propuesta. Los ministros más radicales del Gabinete, entre los que figura el titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, abrazaron la idea y pidieron ponerla en marcha cuanto antes.
Unidad palestina
El recorrido que pueda tener el plan de Trump es una incógnita, en realidad. Lo que a esta hora parece claro, sin embargo, es que nadie –o casi nadie– está dispuesto a permitir que se lleve a cabo. El primer actor en pronunciarse al respecto fue Hamás. “Nuestro pueblo en Gaza no permitirá que se lleven a cabo estos planes. Lo que se necesita es el fin de la ocupación y la agresión contra nuestro pueblo, no expulsarlo de su tierra”, declaró de madrugada el portavoz del grupo islamista palestino, Sami Abu Zuhri, que describió la propuesta de Trump como “una receta para crear caos y tensión en la región”.
Hamás lo considera un “crimen contra la humanidad”. En esta línea, Basem Naim, miembro del buró político de la organización, denunció a través de un comunicado que “lo que que el presidente Trump ha declarado sobre su intención de desplazar a los habitantes de la Franja de Gaza fuera de ella y el control de los Estados Unidos sobre la Franja por la fuerza es un crimen contra la humanidad y consolida la ley de la selva a nivel internacional”.
En sintonía con Hamás, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) del veterano Mahmud Abás, que aspira a jugar un papel esencial en la gobernabilidad de Gaza después de la guerra –y que era el actor preferido de la Administración de Joe Biden para retomar el control político del enclave–, también se expresó en contra de los planes de Trump recordando que la Franja es, junto con Jerusalén Este y Cisjordania, “parte integral” del Estado palestino.
Naciones Unidas, en contra
La ONU tampoco ve con buenos ojos los planes de Trump. El alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, Volker Türk, recordó este miércoles en rueda de prensa que “toda deportación o traslado forzoso de personas desde un territorio ocupado está estrictamente prohibida”.
“El derecho internacional es muy claro, la autodeterminación es un principio fundamental y debe ser protegida por todos los Estados, como la Corte Internacional de Justicia ha subrayado recientemente”, trasladó a Efe. “El sufrimiento de la gente en el Territorio Palestino Ocupado y en Israel ha sido insoportable, hay que entrar en una nueva fase para garantizar la paz y la seguridad de palestinos e israelíes sobre la base de la dignidad y la igualdad”, apuntó.
El austriaco llamó a avanzar en la implementación del acuerdo de alto el fuego –cuya segunda fase comienza a negociarse esta semana en Doha– y a “terminar la guerra para reconstruir Gaza con completo respeto al derecho humanitario internacional y los derechos humanos”.
Son varios los países que se han manifestado en contra del control estadounidense de Gaza. Irlanda, Indonesia, Alemania, Reino Unido, Brasil, Arabia Saudí, Turquía, Egipto o China han rechazado de plano este escenario. Y la lista sigue ampliándose.
Una parte significativa de la sociedad israelí tampoco comparte la agenda de Trump y Netanyahu. La prestigiosa ONG israelí Peace Now, que monitoriza la proliferación de asentamientos en Cisjordania, expresó a través de una nota que ha llegado la hora “de dejar de fantasear sobre la limpieza étnica y el desplazamiento forzoso en Gaza”. Una postura compartida por la editora del diario liberal israelí Haaretz, Noa Landau, que escribió en la plataforma X: “Spoiler: Gaza no se convertirá en una ‘Riviera estadounidense’ en Oriente Medio y dos millones de habitantes de Gaza no se ‘reubicarán’ en un plan masivo de Trump, al igual que nunca hubo un ‘Acuerdo del Siglo’ con un túnel imaginario entre Cisjordania y Gaza”.
- Benjamín Netanyahu
- Donald Trump
- Estados Unidos
- Franja de Gaza
- Guerra en Gaza
- Israel
- ONU
- Oriente Medio
- Palestina