El intento de magnicidio sufrido en Pensilvania ha descubierto un nuevo Donald Trump. El expresidente de Estados Unidos y candidato republicano a la Casa Blanca apunta a un tono más moderado después de recibir un impacto de bala en una oreja y salvar la vida por centímetros en un atentado que conmocionó al país y podría cambiar su historia.
“Debería estar muerto; no debería estar aquí”, dijo Trump en una entrevista con el ‘Washington Examiner’ poco antes de subir al avión que lo llevará a Milwaukee a participar en la Convención Nacional Republicana. Cubierto con la venda que protege su pabellón auditivo herido, afirmó: “Me salvé por la suerte o por Dios”, declaró.
Llamamiento a la unidad nacional
Y esa salvación providencial de las balas de un veinteañero convertido en magnicida frustrado ha llevado a algunos cambios en la hasta ahora incorregible pugnacidad de Trump. Desde el ataque, el expresidente ha aparcado sus furibundos ataques al presidente Joe Biden y el resto de sus rivales demócratas, y lanza ahora llamamientos a la unidad nacional inéditos en un personaje que ha hecho de sembrar la discordia y la desconfianza de los estadounidenses hacia sus instituciones los pilares de su carrera política.
Trump indicó que lo ocurrido “ha tenido un impacto” en él, y lejos de secundar las acusaciones de sus seguidores más radicales, que han culpado a Biden del intento de magnicidio, dijo que este le ha puesto ante “una oportunidad para unir al país”.
Eso es lo que ha dicho que intentará hacer con su esperado discurso en la Convención de Milwaukee. Trump contó que ha cambiado su discurso inicial, lleno de críticas y ataques a la gestión de Biden, por uno conciliador. “Si (el ataque del sábado) no hubiera ocurrido, este habría sido uno de los discursos más increíbles. Honestamente, va a ser un discurso totalmente diferente”, reveló el expresidente.
Más estadista que militante
El atentado fallido contra Trump ha caído como una bomba en la política estadounidense y alterado todas las claves y dinámicas de la carrera hacia la Casa Blanca. Conscientes de ello, en la campaña de Trump buscan dibujar un perfil más de estadista y menos de militante para su candidato. La pregunta es cuán sincera es esa transformación en un criminal convicto que en el pasado ha dado sobradas muestras de sus escasos escrúpulos y consideración por los demás, especialmente las mujeres.
Desde su entorno han alimentado en las últimas horas la idea de que el nuevo Trump post-atentado es real. “Creo que es real. Recibir un disparo en la cara cambia a un hombre”, aseguró a Axios el periodista Tucker Carlson, uno de los más cercanos a Trump.
Carlson será uno de los oradores en la Convención de Milwaukee, que se ha convertido ahora en el centro de todas las miradas y se celebrará en medio de un dispositivo de seguridad reforzado, tras las dudas y críticas que provocó que el Servicio Secreto permitiera a un tirador ubicarse en una posición elevada y abrir fuego contra el expresidente en el mitin de Pensilvania.
Unidos alrededor de Trump
Los republicanos llegan a la cita de Milwaukee todavía más unidos en torno al liderazgo de Trump, reforzado por su comportamiento tras ser blanco de los disparos, cuando alzó el puño en señal de lucha y apretó los dientes con la sangre cayéndole por el rostro, una imagen convertida ya en icono para los conservadores estadounidenses.
Lo primero que hizo es anunciar el nombre que acompañará el suyo en la papeleta republicana en noviembre como su candidato a la vicepresidencia. El senador de Ohio J.D. Vance, un joven de 39 años que además de político también es empresario y escritor, será su compañero de ‘ticket’.
Trump realizó el anuncio después de haber recibido otra buena noticia. Una juez de Florida ordenó archivar el caso en el que estaba acusado por la presunta sustracción de documentos clasificados. Al nuevo Trump, genuino o no, la vida la sonríe, al menos por ahora.