Hace cuatro años, Su Min no solo dio un golpe en la mesa, también dio un buen pisotón al acelerador. Huyó sobre cuatro ruedas y a toda velocidad de una vida que quería dejar lo más lejos posible. Con 56 años de edad, esta ciudadana de China aparcó un matrimonio abusivo y asimétrico y se embarcó en una aventura para reencontrarse consigo misma. Lleva casi un lustro viajando sola por el vasto país asiático y ha logrado por fin su objetivo: el tan ansiado divorcio.
Ahora, Su Min tiene 60 primaveras, se ha convertido en una sensación en internet gracias a sus vídeos y ha logrado que su ya exmarido aceptara la ruptura total después de una ardua travesía que ha durado dos años de negociaciones y abogados. Su historia pone de relieve las dificultades que las mujeres chinas tienen para salir de matrimonios en que, al ser cuidadoras primarias de sus hijos, no tienen independencia económica. Ha demostrado que es posible encontrar la felicidad propia y la autoestima perdida sin depender de una pareja.
Su viaje comenzó a finales de 2020, aunque empezó a planearlo en secreto un año antes mientras, ya jubilada, cuidaba de sus nietos gemelos. De casualidad, vio unos vídeos sobre viajeros que iban de un lugar a otro en sus automóviles. La posibilidad de aplicarse el cuento comenzó a germinar en su mente. Ayudar a su hija era la prolongación del rol que tan agotada la tenía. En varias entrevistas que ha concedido durante los últimos años, Su Min siempre ha dejado claro que estaba cansada del maltrato continuado de su ex. No se atrevió a separarse antes por temor a cómo afectaría esta decisión a su familia. No quería que su hija creciera en un entorno desunido y asumió la indiferencia y la violencia de su marido.
Viviendo con lo mínimo
A estas alturas determinó que se marcharía cuando sus nietos ya pudieran acceder a la guardería. Fue entonces cuando le dio el vuelco a su vida. Partió sola, en un turismo pequeño, con una tienda de campaña en el techo y con el sustento económico de su pensión. Se convirtió así en una nómada poco convencional. ¿La diferencia con otros valientes como ella? Que Su Min tenía un propósito con el que muchas generaciones de China y el mundo se sentían identificados: difundir a través de su historia personal la realidad de otras mujeres que pasan por lo mismo. Inspirarlas.
Saltó a la fama gracias a la cantidad de contenido en vídeo que iba subiendo en redes sociales. Parte del secreto de su éxito es su transparencia a la hora de hablar de su relación y de cómo estuvo obligada durante décadas a cumplir con las expectativas de su exmarido. Estas se limitaban principalmente a las tareas domésticas. Esta publicación cuenta con detalles el calvario que vivió junto a él, los desprecios, el cómo le decía en público que era una “enferma mental”, la agresividad…
Su nueva realidad es diametralmente opuesta. Entre sus seguidores también generó mucho interés el cómo se las apañaba para llevar la casa a cuestas en un coche tan pequeño. El maletero estaba repleto de comida, de agua, de utensilios de cocina y de bombonas de gas. Su ropa estaba en maletas en los asientos traseros y también iba equipada con una pequeña nevera, una batería solar y un GPS inalámbrico. Rápidamente, sus seguidores comenzaron a crecer al ritmo de su cuentakilómetros. En su primer año recorrió más de 39.000 kilómetros y pasó por más de 80 ciudades de 7 provincias chinas. Con el tiempo logró comprar una autocaravana para viajar más cómoda.
“Cuando crecí, nunca pensé en el amor libre”
En una de sus últimas publicaciones en la red social china, Weibo, explica su historia. “Hace cuatro años, estaba decidida a huir. Quería vivir para mí misma. Los viajes en coche me mostraron otra forma de vivir (…) Soy una mujer normal y corriente. Cuando era niña, tenía que ir corriendo a cocinar para mis hermanos pequeños durante las vacaciones escolares. Además de ocuparme de su vida diaria, también tenía que velar por su seguridad”, relata a sus fans. En aquella época, especialmente en las zonas rurales, los varones en China eran los preferidos frente a las niñas.
“Cuando crecí, nunca pensé en el amor libre. ¿Cómo podía amar libremente si no era libre? Tras ser despedida de un trabajo, me convertí en ama de casa sin ingresos fijos porque mis hijos eran demasiado pequeños. Tenía que demostrar cada gasto en casa y explicar a qué iba destinado. No se me trataba como a un miembro de la familia. No me di cuenta de que estaba enferma hasta que sufrí una depresión grave. Soñaba con viajar a través del tiempo y el espacio para cambiar mi destino”, confiesa a sus 685.000 seguidores en Weibo la que fue esclava de sus circunstancias.
De estar entre los fogones de su hogar y con olor a detergente, ha acabado protagonizando un anuncio publicitario con motivo del Día Internacional de la Mujer, ha escrito artículos autobiográficos y se va a estrenar una película sobre su historia el 15 de septiembre en China. “Estoy emocionada pero también un poco incrédula. ¿De verdad alguien querría ver la historia de una tía corriente de 50 años?”, sostiene. “Estaba decidida a abandonar la vida familiar que me había hecho sentir deprimida y apagada durante muchos años, romper las limitaciones invisibles que pesaban sobre mí y vivir para mí misma. Conocí a mucha gente. Al comparar mi vida con la de los demás y la mía propia, me di cuenta de que mi salida tocaría a muchas personas. Gracias a esa valiente salida, compensé muchos remordimientos y por fin no tuve que tener en cuenta los ojos de los demás. Encontré mi yo, el que pertenecía a Su Min”, apunta.
Icono del feminismo en China
Y de ser una ama de casa frustrada, Su Min se ha convertido en un icono del feminismo. Durante su segundo año en la carretera y tras haber recorrido 80.000 kilómetros, 10 provincias y 200 ciudades, volvió unos días a su hogar en la provincia de Henan. Era 2022 y fue el primer momento en que le comunicó a su marido que quería el divorcio. Su Min grabó la interacción, la subió a redes y se reprodujo en 380 millones ocasiones, según The Guardian. Fue entonces cuando comenzó una travesía mucho menos placentera: conseguir que su marido aceptara la ruptura. La cosa se complicó porque este quería parte del pastel del éxito de su exmujer. Dos años después y casi 20.000 euros menos -que le ha tenido que pagar- la Su Min ha conseguido su ansiado propósito. “Es todo lo que tengo, ¿cómo no iba a enfadarme?”, reconoció en una entrevista a The New York Times. “Aunque el dinero es muy importante, la libertad lo es más”, prosiguió. En agosto ha regresado a su ciudad para finalizar el papeleo del divorcio y ya tiene un objetivo en mente: ampliar sus viajes más a allá de China, concretamente a Europa.
La violencia doméstica es motivo para las mujeres decidan proceder a un divorcio unilateral en China. El sistema, sin embargo, no facilita las cosas, según denuncian varios colectivos. Ella misma grabó una conversación con su exmarido en la que este confesaba que la había pegado durante una discusión. Su abogado le dijo que no era suficiente y necesitaba más pruebas. Acabó sucumbiendo a las pretensiones del sujeto para no arriesgarse a que un juez la obligara en juicio a compartir sus bienes. Su asesor legal le dijo que era una posibilidad.
El impacto que Su Min está teniendo en la sociedad es enorme. Gracias a sus vídeos, muchas mujeres en China han encontrado la respuesta mientras viven en una realidad parecida. No solo ellas, hay hijos que han identificado a través de su contenido las situaciones de sus propias madres. No todas tienen la suerte de Su Min. Aunque deseen huir, algunas viven en lugares donde simplemente les es imposible tener carnet de conducir. Sueñan con lo mismo que un día ella soñó e hizo realidad.