Tras circular las imágenes de Ismail Haniye, líder del brazo político de Hamás exiliado en Qatar, celebrando las matanzas de israelíes durante el ataque sorpresa del 7 de octubre, Israel prometió venganza. Sin importar donde se encuentren, los servicios secretos hebreos se conjuraron para liquidar a los cabecillas de la peor matanza sufrida en la historia del estado judío.
A primera hora de la mañana del miércoles, Hamás confirmó que Haniye fue liquidado en un “ataque sionista” en Teherán, donde se encontraba para la toma de posesión en el parlamento iraní del recién elegido presidente Masoud Pezeshkian. Según una fuente iraní citada por el canal libanés Al-Mayadeen, el ataque se habría producido con un proyectil de precisión disparado desde fuera de Irán.
El ataque sorpresa en Teherán, que llegó tan solo horas después del asesinato en Beirut de Fuad Shukr, considerado el ‘número dos’ de la guerrilla libanesa Hizbulá, fue bendecido en Israel. Tras el reciente asesinato de 12 niños que jugaban a fútbol, que recibieron el impacto de un cohete iraní disparado por Hizbulá en la localidad drusa de Majdal Shams, crecían las voces en el estado hebreo reclamando mayor contundencia en el frente norte, donde la guerra de desgaste iniciada el 8 de octubre mantiene a unos 80.000 israelíes desplazados de sus casas.
La incertidumbre de las madres
Pese a que a priori parece una buena noticia para los intereses israelíes, el asesinato de Haniye generó sentimientos encontrados. “Esto solo profundiza la falta de certidumbre de cuando, si es que llegará el día, podré ver a Matan. Nosotros estamos a favor de liquidar a los líderes de Hamás y ocuparnos de Hizbulá, pero no podemos permitir que los asesinatos en Líbano y Teherán maten también las posibilidades de lograr un acuerdo para devolver a los rehenes”, comentó Einav Zangauker.
Vestida con una camiseta blanca con el rostro de su hijo, secuestrado hace 300 días en la Franja de Gaza, Zangauker teme que las promesas de venganza deriven en una gran guerra regional, que sepulte definitivamente las opciones de ver a su hijo en vida. El presidente iraní Pezeshkian afirmó que “defenderemos nuestra integridad territorial, el honor y el orgullo, y haremos que los terroristas ocupantes paguen por este acto cobarde”. Abu Zuhri, alto rango de Hamás, lamentó la muerte de Haniyeh, pero prometió que esta “escalada” no logrará sus objetivos. “Estamos librando una guerra abierta para liberar Jerusalén, y pagaremos cualquier precio”, indicó.
Netanyahu torpedea el acuerdo
“Vemos ahora todos los mensajes amenazantes de la venganza que vendrá, ya sea del norte o el sur. Mientras tanto, nuestro primer ministro, Benjamin Netanyahu, lleva torpedeando el acuerdo hace tiempo”, lamentó la madre, que se unió a las voces que acusan al premier de querer postergar la guerra por su interés político personal. “Esta semana supimos de un nuevo documento con puntos acordados entre los negociadores en Qatar, pero me temo que liquidar a su líder llevará a Hamás a presentar una respuesta negativa”, consideró.
Para Einav Zangauker, liquidar a Ismail Haniye es un logro suficiente para ofrecer la “victoria total” que Netanyahu prometió al empezar la guerra. Dado que lograr los objetivos fijados parece tarea imposible -destruir completamente las capacidades militares y de gobierno de Hamás y devolver a todos los rehenes-, la desesperada madre apela a usar este logro para “ir cuanto más rápido a cerrar el acuerdo, poder rehabilitar a los rehenes vivos y enterrar a los muertos”. No obstante, el primer ministro de Qatar Mohammad al-Thani, figura clave en los contactos para lograr la tregua, se preguntó “si un acuerdo puede prosperar cuando una de las partes comete un asesinato político contra otra parte”.
“La victoria es traerlos a casa”
La madre está exhausta de insistir en la gravedad de la situación. “Matan y el resto de los rehenes no tienen tiempo, se les acabó hace mucho. Pero ahora el primer ministro volvió a exigir una lista de rehenes vivos, una condición que Hamás lleva rechazando desde el primer día”, prosiguió Einav. Dada la agonía que sufren, espera que su líder escuche la voluntad del pueblo, que “en su mayoría quiere un acuerdo para traerlos ya, y no esperar a que los 105 regresen en ataúdes, incluido mi hijo. La victoria solo llegará cuando los traigamos a casa”, consideró.
Analistas israelíes destacaron que el asesinato de Haniye, que lleva años disfrutando de una vida de lujo y confort en Qatar a costa del sufrimiento de su pueblo, apenas afectará a las capacidades operativas de Hamás en Gaza.
Liberación y justicia
Tras hablar en privado con oficiales involucrados en las negociaciones, Einav Zangauker entendió que “todos los flecos están cerrados. Respecto al control del corredor Filadelfi (frontera con Egipto, epicentro de los túneles de contrabando de armas a Gaza), sobre el destino de Rafah, los refugiados gazatíes que regresarán al norte de la franja, o los presos palestinos que serán liberados. El Ejército está preparado para asumir las dificultades que supondrán estas concesiones”, afirmó. Y concluyó: “No podemos permitirnos, a nivel de moral, ética y orgullo nacional, olvidar a los rehenes hasta su muerte. Hay que liberarlos y hacer justicia”.
Ante la preocupación generalizada de un gran estallido regional, el secretario de estado norteamericano, Antony Blinken, aseguró que EE.UU. no sabía nada acerca de la liquidación de Haniye, y negó que su país estuviera involucrado. También defendió que para calmar las aguas hay que lograr un alto al fuego que conlleve la liberación de los rehenes.
Por su parte, el ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, afirmó tras los ataques atribuidos a su país que “Israel no está interesado en la guerra, pero estamos preparados para todos los escenarios”. En Gaza, el ministerio de sanidad local informó que 45 personas murieron por bombardeos israelíes en la jornada de ayer, lo que eleva el total de víctimas mortales a 39.445.