Kate Middleton ha vuelto a demostrar su control absoluto de los tiempos, anticipándose, y con ello, de paso acallando las especulaciones sobre cuándo sería la primera vez que comparecería en un acto público. Si cuando había anunciado en marzo que padecía cáncer lo hizo cuando ella decidió compartirlo, este viernes, a menos de 24 horas del desfile conmemorativo por el cumpleaños del Rey, hizo frente a los rumores que durante semanas habían circulado sobre su potencial reaparición, y sobre los que su oficina, el Palacio de Kensington, nunca se había pronunciado.
La confirmación de su presencia es, indudablemente, una buena noticia, pero algo que tanto ella como Kensington han querido aclarar es que no estamos ante un regreso formal a la vida pública. En su personal mensaje, compartido en las redes sociales de los príncipes de Gales, acompañado por una imagen en la que se la ve en un bosque, en actitud relajada y ropa relativamente informal, pese al toque personal que le da la americana que porta, Middleton admite que “no está fuera de peligro” todavía y confirma que la quimioterapia no solo continúa, sino que le quedan todavía meses.
Sin embargo, sí cuenta que ha experimentado “buen progreso” y habla, de hecho, de su intento de hacer vida relativamente normal, cuando su estado de salud se lo permite. La princesa cuenta cómo, al igual que cualquier persona sometida a su tratamiento, tiene “días buenos y días malos”, de modo que, en los primeros, intenta maximizar la energía, implicándose en el colegio de sus hijos, o incluso trabajando desde casa. De hecho, ha avanzado su deseo de participar en algunos compromisos públicos este verano, si bien desde palacio guardan silencio acerca de cuáles podrían ser.
La princesa dice que está “aprendiendo a ser paciente, especialmente con la incertidumbre”, de modo que afronta “cada día como viene”, según explica, “escuchando” a su cuerpo y dándose el “muy necesario tiempo de sanar”. Inevitablemente, su actitud ante la enfermedad resonará para miles de pacientes que atraviesan el mismo trance cada día, y ella misma ha agradecido las historias que tanta gente ha compartido “valientemente” con ella.
Como consecuencia, la imagen de este sábado de la princesa con sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis, en una carroza, atravesando la gran avenida de The Mall, que desemboca en el Palacio de Buckingham, donde se unirá al resto de miembros activos de la Casa Real para el tradicional saludo desde el balcón, constituye, ante todo, un mensaje en positivo sobre la relativa vuelta a la normalidad de una institución sacudida este año por la enfermedad.
El propio Carlos III, quien también padece cáncer, si bien, como en el caso de su nuera, no ha aclarado de qué tipo, se ha mostrado “encantado” con la reaparición de la princesa, cuyo marido, Guillermo, será el miembro de mayor rango de la familia que participará a caballo en el desfile del llamado Trooping the Colour. El rey, debido a su enfermedad, tomará parte en carroza, acompañado de su esposa, Camila, si bien su presencia supone ya un mérito, puesto que no fue hasta recientemente que Buckingham quiso confirmar su presencia en el evento, que se celebra cada mes de junio, independientemente de cuándo es el cumpleaños real del monarca (en el caso del actual, es el noviembre).
