Biden se retira

Kamala Harris, la gran esperanza demócrata

La retirada de la candidatura del presidente Biden vuelve todas las miradas hacia la vicepresidenta como figura de consenso para frenar a Trump

La renuncia de Joe Biden a buscar la reelección ha vuelto todas las miradas hacia su vicepresidenta. Después de que el presidente comunicara este domingo a los estadounidenses la decisión que tantos venían reclamándole y anunciara su apoyo como candidata a Kamala Harris, ella está en el centro de todas las quinielas. Aún no está claro si será finalmente la candidata demócrata, pero toda la prensa estadounidense y las encuestas internas la colocan como la opción más viable para frenar a un Trump crecido cuando faltan poco más de tres meses para las elecciones presidenciales.

A sus 60 años, Harris podría estar ante su gran oportunidad. Cuatro años después de haberse convertido en la primera vicepresidenta de la historia del país, la renuncia de Biden la coloca a un paso de intentar ser también la primera presidenta.

Harris reúne todos los rasgos que podrían atraer a los colectivos más lejos de Trump. Es mujer, es hija de inmigrantes y es de California, irreductible bastión demócrata.

Nació en 1964 de padres inmigrantes. Su padre, Donald Harris, jamaicano, dejó en 1961 su país, donde había asesorado a varios primeros ministros, para hacer un doctorado en Berkeley. Su madre había llegado de la India tres años antes también para estudiar. Fue en la universidad donde conoció a Donald y ambos fundaron una familia que ya no dejaría Estados Unidos.

Kamala nació en Oakland, California, pero pasó su infancia en Illinois, donde sus padres se habían trasladado. Tras graduarse en Leyes, regresó a Oakland y asumió el cargo de asistente del fiscal del distrito. En ese primer empleo de su larga carrera jurídica, se especializó en perseguir delitos sexuales contra menores.

Fiscal y senadora

En 2004 resultó elegida fiscal del distrito de San Francisco, cargo que ejerció hasta 2010. Para entonces, ya había agitado varias veces la que sería una de sus banderas más reconocibles: su defensa a ultranza de los derechos de las personas no heterosexuales. No en vano, ofició la primera boda entre personas del mismo sexo en California.

Como su padre, implicado en diferentes causas de defensa de los derechos civiles, Kamala fue significándose en la órbita demócrata hasta que en 2016 fue elegida senadora por California.

Cuatro años después, tras una fulgurante carrera, Biden la eligió como su compañera de ‘ticket’ electoral tras derrotarla en las primarias demócratas. Su llegada a la vicepresidencia fue vista como un soplo de aire fresco entre la izquierda, que celebraba el ascenso de una mujer de origen inmigrante como reflejo del país de oportunidades e integración que las políticas xenófobas de los cuatro años de Trump en la Casa Blanca habían socavado.

Mensajes a las niñas de Estados Unidos

Ella trató de explotar su momento con mensajes a las niñas de Estados Unidos. “Si yo lo logré, vosotras también podréis algún día”, les decía.

Pero la labor del Gobierno fue desgastando su popularidad. Biden le encargó la gestión de la crisis migratoria, toda una papeleta que ha tratado de solucionar atacando el problema en los países de origen. En estos años, ha visitado en varias ocasiones los países centroamericanos, de donde parten muchos de los indocumentados rumbo a Estados Unidos, y ha impulsado inversiones en ellos cercanas a los 3.000 millones de dólares. Pero el flujo no se ha detenido y los republicanos, con Trump a la cabeza, no han dejado de explotar políticamente el problema. Harris se convirtió para muchos votantes en la imagen de la incapacidad de la Administración Biden para poner orden en la frontera sur.

Kamala

El presidente de EE UU, Joe Biden, y la vicepresidenta Kamala Harris en Filadelfia

Lejos de la retórica xenófoba de Trump, que reduce el tema de la inmigración a una cuestión de seguridad fronteriza y de orden público, ella lo ve de otra manera. En una visita a la frontera con México en 2021, dijo: “Este asunto no se puede reducir a una cuestión política. Estamos hablando de niños, estamos hablando de familias, estamos hablando de sufrimiento”.

Cambio climático

Harris se ha volcado también en los paquetes legislativos contra el cambio climático impulsados por Biden y, sobre todo, en la defensa del derecho al aborto después de la polémica sentencia de la Corte Suprema que lo ha puesto en entredicho en gran parte de Estados Unidos.

En las últimas semanas, a medida que las dudas sobre la aptitud de Biden se hacían abrumadoras, ha ido recuperando parte del prestigio perdido. En la misma noche del debate fatal de Biden contra Trump, se fajó en entrevistas televisivas con una defensa del presidente y de su gestión mucho más convincente que la del mismo presidente.

“Me niego a que una mala noche, eclipse todos estos años de gobierno”, decía vehemente al periodista de la CNN Anderson Cooper.

Y columnistas prestigiosos de la órbita demócrata insistían en sus columnas que podía ser una buena opción. Pero ella nunca se desmarcó públicamente de Biden, al que ha sustituido en mítines de campaña, mostrando mucho mayor carisma y energía.

Aborto y justicia racial

Ahora, a la espera de que lo confirme la Convención Demócrata de Chicago que empieza en pocos días, podría estar ante su gran oportunidad. Es mujer, y con tirón entre afroamericanos y los estadounidenses de origen asiático, lo que le permite colocar en el centro de la campaña temas como el aborto y la justicia racial, con los que Trump se siente mucho más incómodo.

“En nombre del pueblo estadounidense, agradezco a Joe Biden su extraordinario liderazgo como presidente de Estados Unidos y sus décadas de servicio a nuestro país”, escribió Harris en su perfil de X. “Me siento honrada de contar con el respaldo del presidente y mi intención es ganar esta nominación”, auguró la vicepresidenta.

Tras conocer la retirada de Biden, Trump volvió a los mensajes en redes con muchas mayúsculas que había abandonado para intentar presentarse como un moderado. Sabe que Harris, elocuente oradora y fogueada en años intentando convencer a jueces y jurados en los tribunales, sería en los debates un hueso mucho más duro de roer.