Israel endureció su ofensiva sobre territorio de Siria, en una campaña militar destinada a evitar que las armas del Ejército del derrocado dictador Bachar al Asad caigan en “manos de extremistas”. El liderazgo político y militar israelí celebró la caída del régimen baazista, un aliado fundamental para la consolidación del “anillo de fuego” edificado por Irán en las fronteras del estado judío.
Pero ante el temor de que los arsenales del derrotado Ejército sean usados en su contra, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han efectuado más de 300 ataques contra instalaciones militares, bases aéreas y, supuestamente, sobre una fábrica de armas químicas cerca de Damasco. Se trató de eliminar también almacenes de misiles de largo alcance y sistemas de defensas antiaéreas. Además, se desplegaron dos brigadas de tropas en la verja fronteriza, para evitar una potencial huida masiva de refugiados. Desde el sábado, las FDI empezaron la captura de bases abandonadas por el Ejército regular sirio.
Ataque a la Armada siria
Junto a los ataques de los cazas, que fulminaron también la marina militar en la base mediterránea de Latakia, se unieron incursiones terrestres más allá de la zona de amortiguamiento en la frontera sirio-israelí. Se trata de un área despoblada a los pies de los Altos del Golán, la cordillera de montañas capturada por Israel a Siria en la Guerra de los Seis Días (1967). El portavoz de las FDI reconoció que blindados penetraron “ciertos puntos adicionales” más allá de la frontera -por primera vez tras el armisticio de 1974-, pero denegó reportes en prensa árabe que apuntaban presencia de tropas hebreas en los aledaños de Damasco.
El ministro de Defensa, Israel Katz, ordenó al Ejército crear una “zona defensiva estéril”, para prevenir el establecimiento y la organización del terrorismo en Siria”. Y advirtió: “No permitiremos ninguna amenaza al estado de Israel”. Además de confirmar que se destruyó la Marina siria con “gran éxito”, avisó a los rebeldes de que “si siguen los pasos de Asad, acabarán como él”. Para Geir Pedersen, enviado especial de la ONU en Siria, las ofensivas, que Israel cataloga de “limitadas y temporales”, son “muy problemáticas” y exigió detenerlas.
La amenaza chií
Durante ciertos periodos de la guerra civil siria, facciones islamistas llegaron a controlar territorios cercanos a la frontera. Miles de civiles y algunos combatientes fueron también tratados clandestinamente en hospitales israelíes durante el conflicto. Pero pese a que múltiples actores locales y globales combatían en Siria, la frontera se mantuvo en relativa calma. El sábado pasado, poco antes de la caída de Asad, se reportaron tiroteos contra fuerzas de la ONU en la frontera con Israel, y las FDI tuvieron que socorrer a los cascos azules.
Para el estado judío, la principal amenaza en suelo sirio era el establecimiento de milicias chiíes proiraníes cerca de su territorio, así como el constante envío de armamento desde Teherán a su brazo libanés, la maltrecha milicia de Hizbulá. Aunque los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) tratan de vender una imagen conciliadora con Occidente y no disponen de capacidades militares para enfrentarse al ejército más poderoso de Oriente Medio, Israel pretende blindar su frontera para evitar infiltraciones indeseadas. Los sublevados, que lograron tomar el poder en Siria en una sorpresiva ofensiva relámpago de poco más de una semana, tienen sus raíces en Al Qaeda y otros grupos yihadistas.
Sin devolución territorial
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu consideró la iniciativa militar en Siria como una “garantía para nuestra seguridad y soberanía”, y avanzó que “el Golán será para siempre parte de Israel”. El avance militar israelí incluye la captura de un tercio de esta región montañosa, que todavía controlaba el régimen sirio. Dada su importancia geoestratégica, todo el espectro político hebreo coincide en que este territorio, que se anexionó unilateralmente en 1981, no será devuelto al país vecino.
אם המשטר החדש בסוריה יאפשר לאיראן לחזור להתבסס, או יאפשר העברת נשק לחיזבאללה – נגיב בעוצמה ונגבה ממנו מחיר כבד pic.twitter.com/VUFf5xUQ3i
— Benjamin Netanyahu – בנימין נתניהו (@netanyahu) December 10, 2024
Otros países árabes de la región, muy pendientes de los desarrollos en Siria ante el temor de que se convierta en un estado fallido, condenaron la ofensiva militar israelí. “Condenamos que Israel haya entrado en territorio sirio y capturado la zona de amortiguamiento”, proclamó Ayman Safadi, ministro de Exteriores jordano. El ministerio de Exteriores de Arabia Saudí consideró de “sabotaje” la invasión terrestre, lo que confirma “las continuas violaciones israelíes de la legalidad internacional”. No obstante, en privado los saudíes celebran el debilitamiento del eje regional proiraní, y están a la expectativa de que el retorno de Donald Trump pueda reactivar el proceso de normalización de relaciones con el estado judío.
Israel no es el único actor regional operando para proteger sus intereses. En el norte de Siria, rebeldes islamistas apoyados por Turquía están librando una ofensiva paralela contra las facciones kurdas apoyadas por Washington. Además, Estados Unidos también está bombardeando por aire objetivos de un Estado Islámico que resurge en la región desértica del este, fronteriza con Irak. Irán y Rusia, que fueron claves para doblegar la insurgencia y consolidar a Asad en el poder, retiraron sus tropas y diplomáticos ante el imparable avance del HTS.