el alto el fuego

“Israel tiene que entregar violadores y asesinos para que vuelvan civiles inocentes”

Desde Madres Judías por la Paz se explica la angustia de los familiares que no saben "si recibirán a los rehenes vivos o en un ataúd", y critican los festejos en Gaza: "Lo que gritan evidencia que quieren una tregua, no la paz"

Madres Judías por la Paz
De izquierda a derecha: Esther Lowy, Rosa Reigia y Julia Szerman, de Madres Judías por la Paz Javier Cuadrado

El alto el fuego entre Israel y Hamás es un proceso que se antoja de complicada materialización, dado que el Gobierno de Netanyahu ha anunciado que el grupo terrorista ha incumplido partes del acuerdo y vuelto a atacar Gaza. Los familiares de los rehenes israelíes atraviesan una angustia sin igual: no saben si sus seres queridos les serán entregados en la primera fase, en la que durante 42 días les serán devueltos 33 rehenes, ni si los recibirán con vida.

Desde Madres Judías por la Paz se celebra que el acuerdo es una buena noticia, pero “sólo conscientes de que “la situación es tremendamente compleja”.

“La liberación de los civiles es el principio de la luz”, afirma Rosa Reigia. Pero no deja de ser consciente de que, después de 470 días, 1 año y casi 4 meses, las secuelas mentales traerán un proceso largo de rehabilitación física y mental. “Hace pocos días publicaron un vídeo de una de las chicas secuestradas, Liri Albag, y llevaba un collar de perro al cuello… la tienen atada como a un animal“, denuncia. Para Reigia, la otra gran tragedia es que los israelíes podrán recibir “cadáveres ultrajados hasta la infinidad”.

Ayelet Levy-Shachar, madre de Naama Levy, en Tel Aviv

Ayelet Levy-Shachar, madre de Naama Levy, en la plaza de los rehenes de Tel Aviv

Tampoco cuentan con las garantías de que Hamás cumpla con su parte, ni creen que el intercambio sea equitativo. “Israel tiene que entregar violadores de niñas judías o asesinos de familias judías que han reconocido en los juicios su culpa con una sonrisa en la cara por cada inocente secuestrado”. Por tanto, afirma, “no es un simple intercambio de prisioneros como lo quieren pintar muchos; es la liberación de depravados para  permitir el regreso de personas que su único pecado era vivir en Israel. No les debemos nada. No deberían tener derecho a negociar”.

Para Julia Szerman, el acuerdo difícilmente será estable por una “cuestión de confianza”. Según afirma, el primer ministro israelí, pese a que se pueda estar en contra de sus políticas, “tiene que responder ante sus ciudadanos, ante la oposición, acudir al parlamento y  responder en sus relaciones internacionales con otros países”. Pero, asegura, Hamás gobierna Gaza, “luego difícilmente puede uno fiarse de ellos”, considera. “Ahora la prensa israelí dice que están sacándose de la manga nuevas condiciones para endurecer el acuerdo. Posiblemente, la primera parte se cumpla, pero no lo sabemos porque ni siquiera sabemos los rehenes que van a entregar vivos ni los que entregarán en un ataúd. Ninguna organización internacional ha ido a verificar cómo es el estado de salud ni cómo son tratados los rehenes, y Hamás los necesita porque es la única baza que tiene para poder negociar algo y seguir existiendo”.

Familiares de rehenes retenidos por Hamas en Gaza y sus partidarios protestan pidiendo un alto el fuego y la liberación de los rehenes en Tel Aviv.

Esther Lowy afirma que la llegada del presidente Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos  ha supuesto un elemento de presión en la liberación de los rehenes y también lo supondrá en un escenario general. “Él ya amenazó con que Oriente Medio ardería en los infiernos si no entregaban a los rehenes, y para Israel y para Hamás ha sido una presión muy fuerte, a través de los enviados”. Afirma. No obstante, duda de que Trump pueda revertir la situación en Gaza para que tengan intención de vivir en paz con Israel.

“Somos los hombres de Mohamed Deif, celebraban en Gaza”

“En Israel, la situación se vive con muchísimo sufrimiento”, informa Szerman. “En Gaza, a pesar del sufrimiento de las pérdidas humanas y materiales cuando se anunció el acuerdo salieron todos a festejarlo como si el 7 de octubre y lo que vino después fuera un triunfo, como si todo hubiera valido la pena. Si la realidad se ve tan distorsionada es un mal comienzo porque siguen en la misma tesitura de seguir luchando contra Israel”.

Vanessa Pilo corrobora esta argumentación. “Los niños celebraban al grito de somos los hombres de Mohamed Deif (uno de los principales responsables de la masacre del 7 de octubre) soñando en convertirse en mártires”, asegura. “Lo alarmante es el sentimiento de victoria que han adoptado: “La resistencia ha ganado, el imperialismo y el sionismo han perdido“.

¿Todas las muertes que ha habido hasta ahora van a servir para erradicar de verdad a Hamás?”, se pregunta por su parte Esther Lowy. “Cuando ves las imágenes del acuerdo, o del pseudo acuerdo, ves a la población de Gaza y las imágenes podrían ser de octubre de 2023. Las cosas que dicen y sus gritos evidencian que esto va a ser la tregua, pero no la paz”.

“Lo único que buscan es destruir a Israel y no les importan ni los judíos inocentes secuestrados ni tan siquiera sus propios civiles palestinos, a los que ponen de escudos humanos en esta guerra mientras ellos se esconden en los túneles que financió medio mundo civilizado”, considera Dalit Cohen.

 

 

 

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