El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, aseguró este domingo que el grupo chií Hizbulá está “empezando a sentir” las capacidades ofensivas israelíes después de una semana de ataques en Líbano que se han cobrado la vida de decenas de sus combatientes.
“Hizbulá ha empezado a sentir el impacto de las capacidades del Ejército, y sienten que están siendo perseguidos”, dijo Gallant durante una visita al centro de control de la fuerza aérea israelí.
El ministro aseguró que Israel seguirá atacando hasta que logre devolver a los 60.000 residentes del norte del país que viven evacuados por el constante intercambio de fuego a sus hogares, dejando claro que las fuerzas israelíes harán todo lo que sea necesario para lograr este objetivo.
Casi al mismo tiempo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mandó una advertencia al grupo libanés, en un breve vídeo en el que aseguró que si Hizbulá aún no “ha entendido el mensaje” tras la escalada de ataques de los últimos días, pronto “lo entenderá”.
Israel intensificó de forma significativa sus ataques contra el grupo libanés esta semana, con la muerte el viernes de al menos a 17 combatientes, incluidos dos comandantes, en un bombardeo en Beirut, en el que también perdieron la vida tres menores y siete mujeres, según las autoridades libanesas.
Esto después de dos oleadas de explosiones que afectaron a miles de dispositivos de comunicación inalámbricos del grupo el martes y el miércoles, y que mataron a al menos 30 combatientes.
Desde la una de la madrugada de este domingo, y durante varias horas, Hizbulá envió contra el norte de Israel unos “150 cohetes, misiles de crucero y drones”, según un comunicado castrense israelí, causando daños en algunas viviendas y fuegos en el distrito de Haifa, pero sin dejar víctimas.
Horas antes, Israel había bombardeado unos 290 “objetivos” de Hizbulá en el sur de Líbano, incluidos miles de lanzacohetes, en lo que constituye una escalada del fuego cruzado entre ambos desde el inicio de la guerra en Gaza.
La situación hace temer el estallido de una guerra abierta en la región, pese a que Hizbulá ha reconocido no querer llegar a ese punto e insistido en que sus ataques contra el norte de Israel cesarían de lograrse un acuerdo de alto el fuego en Gaza.