Escalada en Oriente Medio

Irán ataca Israel

Teherán ordena un ataque con misiles balísticos para vengar la muerte tanto de Hasan Nasrala como de Ismail Haniyeh. Los medios israelíes apuntan a que son ya 100 proyectiles

La Cúpula de Hierro de Israel repele un misil este martes. EFE/EPA/ABIR SULTAN

Irán responde a la muerte del líder de Hizbulá y su incursión terrestre en el sur de Líbano. Teherán ataca a Israel con misiles. El cielo de Tel Aviv se llenó de misiles balísticos mientras sonaban las sirenas en la ciudad. Ya había advertido Estados Unidos de que un ataque de Irán era “inminente”.

Las autoridades israelíes están pidiendo a la población que busque refugio antiaéreos. De momento, ya son 100 los misiles balísticos lanzados por Irán. El sistema antimisiles “la cúpula de hierro” habría interceptado muchos de ellos.

En venganza por Nasrala y Haniyeh

Fue la propia Guardia Revolucionaria iraní la que confirmó después el lanzamiento de misiles contra Israel. “Con el disparo de decenas de misiles balísticos, se ha golpeado los objetivos en el corazón de los territorios ocupados”, aseguró la Guardia Revolucionaria iraní.

“Advertimos que si el régimen sionista responde militarmente a esta operación será contraatacado de manera más contundente”, añadieron. Según el régimen de los ayatolás, el ataque es una venganza a los asesinatos del líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, así como del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, y el “mártir Niforoushan” (un general iraní), estos últimos asesinados en junio en Teherán, territorio iraní.

Atentado en Jaffa

Minutos antes, en Tel Aviv se produjo un ataque terrorista. Un hombre abrió fuego esta noche en el barrio de Jaffa, cerca de la estación de tranvía al sur de Tel Aviv, causando un número indeterminado de heridos, según informó la Policía israelí que lo describe como un posible “ataque terrorista”, terminología empleada para ataques perpetrados por palestinos.

El Ejército israelí asegura que la lluvia de misiles continúa y pide a la población que “permanezca en una zona protegida hasta nuevo aviso”. Ha habido impactos en Tel Aviv, cerca del mar Muerto, y también en el sur y en Sharon.

Apoyo de Estados Unidos

Estados Unidos había ordenado desplegar a más efectivos para reforzar a los 40.000 soldados presentes en Oriente Medio, y el secretario de defensa Lloyd Austin reafirmó su apoyo a Israel, que debe destruir la “infraestructura de ataque” de Hizbulá. Oficiales estadounidenses habían declarado que Irán estaría planeando un ataque “inminente” sobre Israel con misiles balísticos, mientras que grupos proiraníes de Yemen e Irak ya dispararon varios drones y proyectiles en los últimos días hacia territorio hebreo. “Un ataque militar directo contra Israel tendría severas consecuencias para Irán”, declaró un oficial norteamericano al ‘New York Times’.

“Estamos ante una campaña contra el eje del diablo de Irán. Vivimos días de grandes logros y desafíos. Eliminamos a Nasrallah, y estamos decididos a retornar a nuestra gente al norte”, prometió Benjamin Netanyahu. Pero exigió a sus ciudadanos: “debemos permanecer unidos y seguir las instrucciones ante el reto que afrontaremos”.

Incursión terrestre

Aunque oficialmente las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron el martes que tropas terrestres lanzaron las primeras operaciones “limitadas y precisas” en el sur del Líbano, no fue la primera vez que soldados hebreos cruzaron la frontera desde la última guerra de 2006.

En un sorpresivo anuncio, el portavoz de las FDI, Daniel Hagari, confirmó que comandos especiales penetraron en el sur del Líbano en al menos 70 ocasiones. El objetivo: neutralizar un plan de invasión de Hizbulá, que disponía de 3.000 efectivos preparados para perpetrar una masacre similar a la sufrida en el sur de Israel el pasado 7 de octubre. “Lo que hizo Hamás en el sur es un juego de niños comparado al plan que tenía Hizbulá. Nos salvamos de milagro”, comentó a Artículo 14 Orly Felman, israelí que vive cerca de la frontera norte.

Los comandos de las FDI lograron neutralizar posiciones militares, túneles y confiscar miles de armas preparadas para el ataque sorpresa del grupo chií, que no escondía su deseo de “invadir la Galilea”. Según Hagari, las FDI localizaron hasta 1.000 posiciones enemigas en territorio libanés -algunas ubicadas a muchos kilómetros de la frontera-, establecidas en bosques y poblados. Gracias a las operaciones secretas, las FDI lograron empujar a la fuerza Radwan, la unidad de élite del grupo proiraní, lejos de la frontera con Israel. En ninguna de las incursiones se produjeron choques cara a cara.

Las infiltraciones en suelo libanés se iniciaron poco después del estallido de la guerra en Gaza. En algunos casos, las operaciones se alargaron hasta cuatro días. Las FDI mostraron a la prensa local misiles de asalto, ametralladoras, bazucas, misiles anti-tanques, minas, morteros, equipos de comunicación y material de inteligencia sustraídos. En los operativos, se localizaron aperturas de túneles y lanzaderas de misiles ubicadas en casas de civiles. En total, se confiscaron hasta 30 toneladas de material explosivo.

Desmantelar a Hizbulá

Según altos oficiales hebreos, el objetivo de la invasión anunciada este martes es desmantelar el resto de las capacidades militares de Hizbulá en el sur del Líbano, y la intención sería lograrlo en cuestión de semanas, para evitar una ocupación permanente del territorio. En la última guerra de 2006, así como durante la longeva ocupación militar que se alargó desde 1982 al 2000, las tropas israelíes sufrieron duras emboscadas por parte de milicianos libaneses y palestinos. En las tres invasiones del pasado, Israel no logró el objetivo de frenar el disparo de proyectiles sobre su territorio, y la analista Lina Khatib considera que “solamente acrecentaron las tensiones sectarias y las divisiones políticas en el país”.

Comentaristas israelíes apuntan que los duros golpes asestados a Hizbulá en las últimas semanas, que perdió a todo su liderazgo y buena parte de sus arsenales, pretenden alterar la balanza de poder en el sur del Líbano, para así permitir a su débil gobierno recuperar las áreas controladas por el proxy de Irán durante los últimos 18 años. Según la resolución 1701 del consejo de seguridad de la ONU (2006), sólo pueden desplegarse en esta región soldados del ejército libanés o cascos azules.

Pese a los logros significativos, las FDI no dan el trabajo por concluido. Esta mañana, las alarmas antiaéreas se dispararon en diversas localidades del centro y norte de Israel tras lanzamientos de misiles desde el Líbano, que causaron varios heridos. Por ello, se ordenaron nuevas restricciones a la población israelí, a quien se exigió mantenerse en alerta máxima ante un previsible deterioro de la situación.

Dado que el objetivo del liderazgo político y militar hebreo es retornar a los miles de israelíes desplazados del norte del país hace un año, las FDI han movilizado a cuatro brigadas de reservistas por si debe reforzarse la invasión terrestre. Desde casi todo el espectro político se exige ahora “terminar el trabajo” para eliminar definitivamente la amenaza en la frontera norte.

Mano dura contra Hizbulá

Pese al criticismo de parte de la población sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien muchos consideran máximo responsable del fracaso del 7 de octubre y le recriminan no solventar la crisis de los rehenes cautivos en Gaza, los residentes del norte de Israel llevaban tiempo exigiendo más mano dura contra Hizbulá. La milicia chií disparó diariamente proyectiles sobre sus comunidades desde el 8 de octubre. En las últimas semanas, las masivas marchas antigubernamentales se han diluido, y los familiares de los rehenes en manos de Hamás temen que su reclamo de liberarles caiga ahora en el olvido.

Por ahora, una división entera -unos 10.000 soldados- ya está operando en el Líbano. Se trata de un operativo menor al que se lanzó en la Franja de Gaza, a la espera de si los refuerzos desplegados en la frontera acabarán también entrando en acción. Las FDI ordenaron a civiles libaneses desplazarse al norte del río Awali, ubicado a 24 kilómetros de la frontera con Israel. Mientras, Beirut continuó siendo objetivo de bombardeos aéreos, especialmente en el barrio de Dahiya, el bastión de Hizbulá en el sur de la capital, donde se bombardearon fábricas de armamento.

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