Irán ha dado un paso más en la restricción de las libertades de las mujeres al aprobar una controvertida normativa que endurece las sanciones por violar el estricto código de vestimenta islámico, conocido como el hiyab. Esta semana, el Consejo de los Guardianes, la institución encargada de revisar la legislación en la República Islámica, ha ratificado el proyecto de ley que podría imponer penas de hasta 10 años de prisión para aquellas mujeres que se nieguen a usar el velo. A la espera de que el gobierno lo promulgue, la medida ha encendido la alarma entre defensores de los derechos humanos y activistas feministas dentro y fuera del país.
La normativa se suma a una serie de iniciativas que el gobierno de Irán ha implementado desde la muerte de Mahsa Amini en 2022, un caso que desató una oleada de protestas en todo el país. Mahsa, una joven de 22 años, falleció tras ser detenida por la Policía de la moral debido a que no llevaba el hiyab de manera correcta. Su muerte se convirtió en un símbolo de la lucha contra la represión estatal. Desde entonces, muchas mujeres iraníes han desafiado el código de vestimenta como un acto de desobediencia civil.
Una normativa en manos del gobierno “reformista” de Irán
El portavoz de la Comisión Cultural del Parlamento iraní, Ahmad Rastineh, anunció que la Ley de Apoyo a la Cultura de la Castidad y el Hiyab ha sido finalmente aprobada por el Consejo de los Guardianes, tras ser rechazada el año anterior por considerarse ambigua. Sin embargo, lo que resulta paradójico es que el nuevo presidente reformista, Masud Pezeshkian, llegó al poder con la promesa de flexibilizar las restricciones sobre el hiyab. En su campaña electoral, se mostró crítico con las estrictas normas de vestimenta y generó esperanzas de cambio en el país.
Pero, a pesar de sus promesas, Pezeshkian se ha visto sorprendido por la persistencia de la Policía de la moral en las calles. Un cuerpo que, según él, debería desaparecer. Durante su primera rueda de prensa como presidente, aseguró que buscaría medidas para poner fin a las “molestias” que esta policía supone para las mujeres. Sin embargo, la realidad es que bajo su mandato la nueva ley podría entrar en vigor en cuestión de semanas.
Castigos inaceptables para las mujeres
La ley no solo contempla penas de prisión de hasta 10 años para las reincidentes, sino que también establece multas que pueden alcanzar los 2.000 dólares. Una cifra enorme en un país cuya economía atraviesa una grave crisis. Además, el castigo incluye la confiscación de vehículos, la prohibición de conducir y la suspensión de ciertos beneficios laborales, como prestaciones y salarios. En algunos casos, también se prohíbe a las mujeres que violen la normativa acceder a servicios bancarios. Todo tiene un único propósito: complicar aún más su vida cotidiana.
Uno de los aspectos más controvertidos de la normativa es la prohibición de ciertos tipos de vestimenta. Es el caso de pantalones rotos, mangas cortas o bermudas. Una medida que también afectará a los hombres. Los trabajadores que incumplan las reglas podrían enfrentarse al despido. La represión no solo se limitará a las mujeres, sino que afectará a toda la sociedad iraní. Sin embargo, siempre son ellas las que se ven más afectadas por el despliegue totalitario de Irán.