Ibéyise Pacheco

Ibéyise Pacheco: “Maduro no tiene dónde ir; y no por falta de dinero, sino porque ha hecho mucho daño”

La periodista y escritora venezolana critica la "escandalosa banalidad" del mandatario chavista: "Solo quiere comer, bailar y tocar bongó"

Venezuela
La periodista y escritora venezolana Ibéyise Pacheco Ibéyise Pacheco

“Estoy fuera de Venezuela desde diciembre de 2014. Recordarás que fue un año muy duro, uno de tantos, lastimosamente, en el que la escasez se sintió con mucha rudeza; y en el que Nicolás Maduro mostró cuánto había aprendido de los cubanos… La movilización del 12 de febrero, Día de la Juventud, y las posteriores durante varios meses, mostraron a un personaje despiadado, ambicioso y dispuesto a todo por mantenerse en el poder”.

Hace diez años, la periodista Ibéyise Pacheco salió a toda carrera de su casa en Caracas, que abandonó con dos maletas. Para ese momento, había desplegado una carrera reporteril que la había ubicado entre las personalidades más conocidas del país.

Ibéyise Pacheco

La periodista y escritora Ibéyise Pacheco dejó Venezuela en 2014

-Fue un año, el 2014, -sigue Pacheco- de decenas de protestas diarias en todo el país, circunstancia en la que Maduro, atemorizado, reforzó a los grupos violentos armados y les garantizó impunidad. Fue muy duro comenzar a registrar las muertes, sobre todo de jóvenes en las calles. Ese año estrechó las relaciones con Rusia, China e Irán, evidenciando que estaba dispuesto a entregar el país para seguir despachando desde Miraflores. Atacó el liderazgo político del momento en lo que terminó siendo la prisión de Leopoldo López.

Se me hizo evidente que no había espacio para mí y tuve la certeza de que Maduro me apresaría encantado. Para ese momento, ya la vida laboral se me había estrechado. Me habían sacado de todos los medios de comunicación. Había estado en prensa, desde el año 1990, y para entonces publicaba una columna semanal; tenía mi programa de radio y otro, en televisión; había decidido entonces escribir libros, pero hasta esa opción comenzaba a molestarle a Maduro y su combo. Así que me fui a Miami.

-¿Cómo fue su experiencia en esa ciudad?
-Estados Unidos me trató muy bien, nunca dejaré de agradecer su generosidad al otorgarme la ciudadanía. Sin ese pasaporte me habría sido imposible viajar, porque llegó un momento en que no tenía ni DNI ni pasaporte. Todos los derechos ciudadanos me fueron negados por el régimen. Esa fue otra circunstancia por la que entendí que debía irme sin alternativa. En las oficinas públicas habían dado la orden de no facilitarme ninguna diligencia, ni siquiera la renovación de mi cédula de identidad. Salí antes de que mi pasaporte venciera. Después, ya fuera de mi tierra, obtener uno nuevo se me hizo imposible. Ahora vivo en Madrid.

-¿Cómo resumiría el momento actual de Venezuela?
-No creo pecar de optimista si digo que estamos en el mejor momento de esta larga y dolorosa lucha para recuperar la libertad. Además de la siempre ansiada y compleja unidad opositora y del sólido liderazgo, ha quedado desvelado ante el mundo la esencia totalitaria de Nicolás Maduro, quien ha quedado como un impresentable hasta para sus tradicionales aliados. Confrontar a Maduro en el terreno electoral ha dejado desarmado y sin argumentos a ese personaje que siempre nos ha acusado de golpistas y ahora ha quedado expuesto como un truhan, un corrupto, que espantó a ocho millones de venezolanos y que ataca cobardemente a la población sostenido sobre la cúpula militar. Nos hemos medido en elecciones y no solo ganamos sino que le dimos una paliza, a pesar de haber acudido en condiciones muy desventajosas. Sin embargo, no tengo ninguna duda de que Maduro se toma en serio su promesa del baño de sangre. Él sabe que no tiene dónde ir, y no por falta de dinero, sino porque ha hecho demasiado daño, ha causado inmenso dolor. Tiene el miedo de los tiranos que desconfían hasta de su esposa. Algunas veces con razón… Además, Maduro es un rehén del crimen organizado. Ellos son los primeros que lo sostienen, junto a los chulos de la política, claro está.

-¿Cuál es su percepción de la reciente sentencia del Tribunal Supremo de Justicia?
-La decisión anunciada por el Supremo de Justicia es nula y solo sirve para hacer más visible el fraude y demostrar la derrota de Maduro quien, escudándose en magistrados a su servicio, procura evadir la entrega de las actas que comprueban su derrota. En contraste, los venezolanos hemos encontrado un liderazgo confiable en María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, así como en los jefes políticos de los distintos partidos que dan una gran batalla bajo una férrea unidad. Una fuerza moral acompaña esta lucha, la decisión de hacer respetar la voluntad democrática y la certeza de que para Maduro es insostenible mantenerse en el poder, porque más de 80 por ciento del país lo detesta; y porque para el mundo libre es un dictador impresentable, maloliente, con las manos manchadas de sangre. Es un deber resistir. Será duro y no sabemos por cuánto tiempo, pero somos fuertes y sabemos que somos mayoría. Estamos obligados a lograrlo.

-¿Ve usted diferencias entre Chávez y Maduro?
-A pesar de su arrogancia, desde el poder Chávez disfrutaba inmensamente la alfombra roja de la democracia. Le afectaba más de lo que la gente imagina que le dijeran dictador. Digamos que aún mantenía algunas formas, pero igual fue destruyendo el aparato productivo. Chávez era un pésimo administrador que jugaba a ser presidente. Fue él quien deliberadamente comenzó a pervertir la Fuerza Armada, acabó con la propiedad privada, pisoteó la libertad de prensa y ni qué decir cómo borró la independencia de los poderes. Por eso, la historia ha de cobrarle todo lo que estamos sufriendo. Fue un irresponsable que nos entregó a Cuba, con todo lo que eso significa. Son los cubanos quienes están ejecutando el trabajo sucio de Maduro en estos momentos, por ejemplo.

Venezuela

La reportera y escritora Ibéyise Pacheco es una de las personalidades más conocidas de Venezuela

Chávez engañó al país en su reelección cuando sabía que se estaba muriendo y, lo peor, dejó a Maduro porque así lo decidió La Habana. Maduro, ya lo dije, no tiene escrúpulos. Ninguno. Y tengo la certeza de que lo que más le afecta es tener que dejar esa vida tan sabrosa que lleva, sin importar que el país se incendie o muera de hambre. Han sido varios los exministros de su gabinete que me han confirmado que Maduro, en once años, nunca ha convocado un Consejo de ministros, ni ha firmado un solo punto de cuenta. Su banalidad es escandalosa. Solo quiere comer, bailar y tocar bongó. Eso sí, es un maltratador. No es bruto, pero sí muy ignorante, más que Chávez, que al menos tenía una excelente memoria. Es una desgracia que ese tipo siga allí.

-Su más reciente publicación es “Los hermanos siniestros”, sobre Jorge y Delcy Rodríguez. ¿Hasta qué punto ese libro es novela o reportaje?
-“Los hermanos siniestros” es un reportaje novelado. Tiene mucho de verdad y la decoración necesaria para que te preguntes qué parte es cierta y cuál no. No me resultó sencillo hacerlo. Mi esfuerzo estuvo dirigido a mantener la credibilidad de un contenido que era producto de un extenso trabajo de investigación. Mi idea fue que el lector sintiera que todo lo allí narrado respecto de ese par de personajes, es realmente posible.

-¿Cómo explica usted que, tras más de dos décadas de lucha e incluso de haber ganado las elecciones, la oposición no haya logrado sacar a Maduro del poder?

-Puede haber muchas razones que expliquen eso. Razones que se derrumban o resultan francamente insuficientes cuando constatamos a qué nos hemos enfrentado desde el 28 de julio, cuando el país ha sido aplastado bajo el terrorismo de Estado. Si existe un rostro para el demonio, nadie quedaría mal dibujando a Maduro. Y, sin embargo, la fuerza de un país ha explotado mostrándose indoblegable, indetenible. No hay crimen que Maduro no haya cometido contra el pueblo inerme, pero no ha logrado doblegarnos. Y podemos ganar.