La historia de Joel Le Scouarnec estremece a Francia y al mundo. Con 73 años, este excirujano enfrenta el mayor juicio por abuso infantil en la historia del país, acusado de haber agredido sexualmente a 299 niños —la mayoría de ellos pacientes suyos— entre 1989 y 2014. Lo que comenzó como un proceso por un número reducido de víctimas terminó destapando un caso de dimensiones escalofriantes.
El juicio, que se celebra en Vannes, al noroeste de Francia, es el resultado de una investigación policial de varios años que sacó a la luz no solo el horror de los crímenes cometidos por Joel Le Scouarnec, sino también los fallos sistémicos que permitieron que continuara ejerciendo como cirujano durante décadas a pesar de múltiples señales de alerta.
Joel Le Scouarnec, un depredador en bata blanca
Las acusaciones contra Joel Le Scouarnec incluyen más de 100 cargos por violación y más de 150 por agresión sexual. Entre las víctimas se encuentran pacientes menores de edad, algunas de las cuales estaban bajo anestesia cuando se produjeron los abusos. Esto significa que muchas de ellas no tenían recuerdos conscientes de lo ocurrido hasta que la policía contactó con ellas tras descubrir sus nombres en los diarios del cirujano, donde detallaba sus agresiones con una minuciosidad escalofriante.
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El puerto de Vannes, Morbihan, Francia: muelle Éric Tabarly, al pie de la puerta San Vicente | Wikipedia
Los hallazgos en su domicilio en 2017, cuando fue arrestado, dieron una imagen aterradora de su mundo oculto: más de 300.000 imágenes de abuso infantil, muñecas sexuales de tamaño infantil y miles de páginas de diarios en los que detallaba sus crímenes. En estos escritos, incluso llegó a escribir: “Soy un pedófilo”.
A pesar de la contundencia de la evidencia, Joel Le Scouarnec ha negado muchos de los cargos. Argumenta que sus diarios eran solo fantasías y no un reflejo de hechos reales. Sin embargo, las coincidencias entre sus relatos y los testimonios de las víctimas han hecho que su versión sea ampliamente cuestionada.
La impunidad del silencio
Uno de los aspectos más perturbadores del caso de Joel Le Scouarnec es la cantidad de oportunidades que hubo para detenerlo y la cantidad de personas que, de una forma u otra, le permitieron seguir actuando con impunidad.
El FBI alertó a las autoridades francesas en los años 2000 sobre su acceso a sitios de pornografía infantil. Sin embargo, la única consecuencia fue una sentencia suspendida de cuatro meses sin ninguna obligación de recibir tratamiento psicológico. La información nunca fue compartida con las autoridades médicas, por lo que Joel Le Scouarnec continuó ejerciendo su profesión sin restricciones.
Incluso cuando un colega médico sospechó de él en 2006 y pidió al Colegio de Médicos que interviniera, el organismo votó casi por unanimidad que no había violado el código de ética profesional. El silencio no solo estuvo presente en el ámbito médico, sino también en su propia familia. Se cree que algunos de sus parientes conocían su pedofilia desde mediados de los años 80. Sin embargo, prefirieron no intervenir. “Fue la omertà familiar la que permitió que su abuso continuara durante décadas”, declaró un abogado involucrado en el caso.
El impacto en las víctimas
Para muchas de las víctimas de Joel Le Scouarnec, la revelación del caso ha sido un shock devastador. Algunas llevaban años lidiando con síntomas de trauma sin poder entender su origen. Otras, como Marie, solo recuperaron los recuerdos cuando la policía les mostró los diarios del cirujano.
“Cuando vi su foto, todo volvió a mí… Recordé su mirada helada”, declaró Marie a medios franceses. Durante años había tenido problemas con los hombres, había buscado ayuda psicológica sin saber realmente qué le ocurría. “Tengo que creer que mi memoria me protegió”, explicó, “pero cuando los investigadores me leyeron lo que él escribió sobre mí, fue como si el abuso acabara de ocurrir”.
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Fotografía del Consejo de Estado francés (Consell D’Etat), en París | EFE/ Edgar Sapiña Manchado
Otros casos han terminado en tragedia. Dos hombres que recordaban haber sido víctimas de Joel Le Scouarnec se quitaron la vida tras conocer los detalles del caso. Su abogado ha señalado que el trauma de la infancia los persiguió hasta la adultez, y que la confirmación de sus peores temores fue demasiado para ellos.
El juicio y la responsabilidad institucional
El juicio de Joel Le Scouarnec no solo busca hacer justicia para las víctimas, sino también arrojar luz sobre los fallos institucionales que permitieron que continuara ejerciendo durante tantos años.
La organización de protección infantil La Voix de l’Enfant ha denunciado las “graves negligencias” de las instituciones médicas y judiciales que no actuaron a tiempo. Su abogado, Frédéric Benoist, ha señalado que la impunidad con la que operó el cirujano es una prueba del “desequilibrio estructural” que impide proteger a los niños en casos como este.
Las víctimas también han cuestionado el silencio del entorno del cirujano. Su exesposa, madre de sus tres hijos, afirma que no supo nada de sus crímenes hasta su arresto. Sin embargo, otros miembros de la familia sí habrían sido conscientes de su comportamiento décadas antes.
Ahora, la decisión sobre si el juicio será abierto al público o se celebrará a puerta cerrada está en manos de las víctimas. Si todas ellas renuncian a su derecho a un proceso privado, los procedimientos podrán ser seguidos por la prensa y el público. Eso convertiría el caso en un evento de gran impacto mediático.