Elecciones europeas

La historia de Piera Aiello, la candidata que huyó de las garras de la mafia

Tras su paso por el Parlamento italiano, ahora está en las listas de las elecciones europeas, donde quiere llevar su relato de vida como testigo de justicia

Piera
La italiana Piera Aiello Piera Aiello/KiloyCuarto

“Si no tuve miedo a rebelarme a la mafia… ¿Crees que tengo miedo a otras cosas?”, dice Piera Aiello, de 57 años, nacida en Partanna, a una hora de Palermo, en la isla de Sicilia. En marzo de 2018 entró en el Parlamento de Italia con el Movimiento Cinco Estrellas, era la primera diputada testigo de justicia, el término que se usa para definir a las personas que colaboran en la lucha contra la mafia, pero que no están implicadas en los delitos cometidos y que, como en su caso, están sometidas a las leyes del crimen. Su llegada a la mayor sede de representación democrática italiana era una declaración de intenciones sobre la defensa de la lucha antimafia. Entre los esquemas de ese partido italiano, nacido como antisistema, no se sintió cómoda, pero eso no menguó su compromiso. A día de hoy lleva más de tres décadas viviendo con escolta y cada año visita a una media de 10.000 jóvenes en escuelas e institutos para contarles su historia.

-Cuando llegas allí, ¿qué les dices?

-Les digo que estoy convencida de que hasta que las mujeres no se rebelen al sistema mafioso no se podrá llegar a ninguna parte. Las mujeres han combatido grandes batallas como el derecho al voto o al aborto, lo que me hace creer firmemente que cuando las mujeres luchan, están en auge, pueden ganar cualquier batalla. Tienen que decir basta, especialmente las mujeres del sur, que dan a luz a sus hijos para que terminen en la cárcel o mueran.

-¿Cómo comienza tu historia?

-Cuando tenía 14 años empecé a verme con un chico que era hijo de un boss mafioso, pero yo no lo sabía. En aquellos tiempos cuando tenías novio, aunque fueses joven, se conocía de inmediato a las familias respectivas. Con 17 años seguíamos juntos, pero yo ya me había dado cuenta de que aquella era una familia diferente a la mía. Yo era hija de un simple obrero y una costurera, pero todo lo que ocurría en casa se discutía y se decidía entre todos. En cambio, en la casa de mi novio se hacía lo que decía su padre, que era el patrón y su mujer, la madre, seguía todo lo que él decía.

-¿Y luego qué pasó?

-A mis 18 años él me propuso matrimonio, como se hacía antes. Recuerdo que una amiga me dijo: ‘Estás loca, es el hijo de un capo mafioso”. Me dirigí a mi suegro y le pregunté directamente si era verdad que era de la mafia. Solo me dijo que se dedicaba a poner paz entre familias y que era un benefactor. Yo no era tonta y decidí dejar a mi novio. El padre vino a casa y me amenazó y me dijo: ‘Antes o después tú serás mi nuera porque todos queremos a nuestras familias”. Entendí que si no lo hacía mataría a la mía. Eran los años 80, en aquel momento se mataba por menos de eso. Tuve que decidir si defender a mi familia o rebelarme. En aquel momento si hubiese dicho algo a mi padre él se hubiese hecho matar antes que lanzarme a una situación así, pero yo callé.

-Y a partir de la boda con el hijo del boss mafioso todo cambia para ti…

-Yo intentaba alejarlo de ese mundo, tenía esperanza de poder hacerlo. Pero cuando volvimos de nuestra luna de miel en Madrid, habían asesinado a mi suegro y mi marido juró venganza ante el cuerpo de su padre y comenzó a entrar de lleno en el ambiente de la mala vita. Cinco años después descubre quién había matado al padre e intentando vengarse, teniendo en cuenta que él no había matado nunca a nadie, no consigue matar a esta persona y en un enfrentamiento cruzado muere.

-¿Y ahí tu vida se transforma para siempre? Decidiste convertirte en una testigo de justicia…

-Lo mataron delante de mí, reconocí quién lo había hecho y en aquellos años yo había visto de todo y escribía diarios donde apuntaba todo lo que veía a mi alrededor. Me puse de inmediato a buscar alguien que pudiese ayudarme. Tenía miedo porque en aquel momento muchas personas que trabajaban en la policía estaban aliadas con la mafia. Por suerte me encontré con el comandante de los Carabinieri Francesco Custode que me salvó la vida.

-¿Cómo se cambia de vida de forma tan radical? Ser testigo de justicia te obliga a aislarte completamente de la sociedad, a vivir en una casa protegida, lejos y con un nombre falso…

-Pocos días después me encuentro ante una gran mesa con algunos hombres. Tenía 23 años y mucho miedo, no sabía ni hablar italiano, solo había hablado siciliano en mi vida. Un hombre sentado en el centro de esa mesa se dio cuenta de inmediato de mis temores. Me dijo: ‘Antes de nada tenemos que presentarnos, yo me llamo Paolo Borsellino”.

-Junto a Giovanni Falcone uno de los jueces antimafia que han cambiado la historia de Italia. Ambos fueron asesinados por la Cosa Nostra en 1992, a pocos meses de distancia. Justo ahora se cumple el 32 aniversario de la famosa Strage di Capaci…

-Me di cuenta de que todos lo trataban con estima y reverencia, pero a mí su acento me parecía el de un mafioso y se lo dije. Luego comencé a llamarlo honorable, como se llama en Italia a los diputados. Él me interrumpió y me dijo: “Soy un simple fiscal de la República, llámame tío Paolo. De simple no tenía nada, junto a Falcone había conseguido encarcelar en el Maxi Proceso a centenares de jefes de la mafia.

Mientras ocurría todo esto, ¿tu familia dónde estaba?

-No supieron nada hasta 2012 cuando escribí un libro, me daba miedo hacerles sufrir con mi historia. Había vivido maltratados por parte de mi marido cuando estaba embarazada de mi hija en el octavo mes porque yo le tiraba todo lo que le encontraba, como por ejemplo la droga, y le hacía perder dinero”.

¿Y Paolo Borsellino qué le dijo?

-Me dijo que tenía que contar lo que sabía e inmediatamente después borrar del mapa de mi vida la isla Sicilia. Añadió que nunca podría volver. Hice las maletas, una llena de juguetes para mi hija, que tenía 3 años, y otra llena de ropa y fue trasladada a Roma a una casa protegida con un nombre falso. Le dije solo a mi padre que había denunciado y que era una testigo de justicia porque este lugar, Partanna, se había convertido en un pueblo de viudas y huérfanos. Mi padre me expresó su miedo, pero yo no me eché atrás y comencé a contar todo en las declaraciones.

-Era 1991, un año después mueren asesinados por la mafia Paolo Borsellino y Giovanni Falcone…

-Sí, allí muchos que como yo eran testigos de justicia quisieron echarse atrás si no estaban ellos, eran una referencia. Pero yo lo tenía claro, lo que estaba viviendo no era como un interruptor que tú puedes encender o apagar, quería seguir adelante. Ocho días después de la muerte de Borsellino, a la misma hora, a las 17 de la tarde, se suicida Rita Atria, mi cuñada, que hacía unos meses había decidido con valentía convertirse ella también en testigo de justicia, estábamos juntas en Roma, no nos separábamos ni un minuto. Ella dijo: “En la vida he amado a tres hombres: mi padre, mi hermano y Paolo Borsellino. Mis tres estrellas, las de la parte equivocada y la de la parte justa de la vida han muerto. Y ella no lo soportó.

-¿Y qué pensó en ese momento de gran dolor? Ha dicho muchas veces que Rita Atria era como su hermana…

-Recogí su herencia simbólica, que ella había escrito en su diario y que decía: ‘Id a hablar con los jóvenes y explicarles que el mundo está lleno de cosas fuera de un contexto mafioso’. Desde entonces, han pasado 32 años, me dedico a encontrarme con jóvenes de toda Italia, entre 10 mil y 15 mil al año, también en el extranjero, para contarles mi historia y la de Rita, que perdió la vida por amor a la verdad y a la justicia.

-¿Cómo fue su vida después? ¿Sigue llevando escolta?

-Salí del programa de testigo de justicia porque quería rehacer mi vida, pero uno nunca sale definitivamente de ese rol. Aún a día de hoy llevo escolta, la justicia lo considera aún necesario. Tú esperas ser completamente libre, aunque no lo soy desde el punto de vista técnico, yo me siento la mujer más libre del mundo, lo que he hecho lo haría mil veces más. Durante toda mi vida he dado todo por el Estado, por mi tierra y nunca dejaré de ocuparme de mejorar la sociedad. Además, conocí a mi maravilloso marido que, esta vez sí, elegí yo y que me apoya y me soporta. En mi vida la legalidad y la justicia son centrales.

-Pero su experiencia en la política nacional no fue muy fructífera… Tras ser elegida con el Movimiento Cinco Estrellas en las elecciones italianas de 2018, dos años después abandona el partido…

-No me dejaban hacer nada, y yo soy una mujer que piensa por sí misma, no deja que los demás decidan por ella. Si no tuve miedo a rebelarme a la mafia… ¿Crees que tengo miedo a otras cosas? No respetaban mis ideas y lo que yo consideraba justo y me fui.

-De hecho ahora es candidata a las europeas en otro pequeño partido que viene de la política local, fundado por el alcalde de Taormina Cateno de Luca y que se llama ‘Libertà’.. ¿Qué espera de estas elecciones?

-Llevar mis ideas lo más alto posible. Quiero que nazca una comisión parlamentaria europea antimafia permanente, hasta ahora ha habido alguna, pero cuando se terminaba la legislatura terminaba también el trabajo de esa comisión.

¿Por qué es necesaria?

Te puedo garantizar que la ‘Ndrangheta y la Camorra están presentes en todo el mundo. En Italia tenemos leyes antimafia que hablan, por ejemplo, del secuestro de los bienes del crimen organizado, eso no existe en otros países que suponen un refugio para estas organizaciones.

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