Elecciones en Reino Unido

“Hemos suplicado a los grandes partidos británicos que copien nuestras propuestas de igualdad”

La mirada feminista de las generales británicas: surgido hace casi una década, el Partido de la Igualdad de las Mujeres (WEP), está cambiando las prioridades de la agenda política

Igualdad

Manifestación de mujeres en Londres (WEP) WEP

El variado mapa electoral británico cuenta con un excepcional espacio dedicado a la igualdad que, pese a generar menos titulares que las formaciones mayoritarias, tiene una capacidad de influencia que está cambiando lenta, pero irreversiblemente las prioridades de la agenda política de Reino Unido.

El Partido de la Igualdad de las Mujeres (WEP, en sus siglas en inglés) lleva desde 2015 despertando conciencias, denunciando que un 50 por ciento de la población sufre discriminación sistemática por razón de género y luchando por la mejora de los derechos femeninos, que no son otra cosa, recuerdan, que derechos humanos.

Elecciones, feminismo y patriarcado

Con motivo de las generales del 4 de julio, a las que el WEP concurrió en cuatro circunscripciones, Artículo14 habló de elecciones, de feminismo, patriarcado y otras batallas con dos de las figuras más destacadas: Harriet Williams, vice líder y candidata en los comicios del jueves; y Kay Wesley, primera concejala de la historia del WEP, después de que en 2019 consiguiese un asiento en el consistorio inglés de Congleton East.

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Harriet Williams, vice líder y candidata del WEP (Daria Szotek)

A la aparentemente sencilla pregunta de por qué, en 2024, es necesaria una plataforma política con la igualdad como leitmotiv, Wesley es clara: “En ningún lugar del mundo las mujeres tienen igualdad, y al ritmo actual de cambio, conseguirla va a llevar cientos de años. Problemas como violencia doméstica, acoso sexual, malas prácticas de salud… son, a la vez, causa y consecuencia de la desigualdad, porque vivimos en un sistema patriarcal”.

El nacimiento del partido

De hecho, el WEP había surgido, precisamente, de una frustración compartida ante el estado de la sociedad. La primera en dar el paso fue la autora y periodista Catherine Mayer, conocida, entre otros trabajos, por su pormenorizada biografía de Carlos III. Durante una ponencia sobre la mujer en política en el festival Mujeres del Mundo (‘Women of the World’, en inglés), catalizó el cambio con un simple gesto: levantó la mano y propuso crear un partido centrado en la igualdad de las mujeres, un plan para el que, al día siguiente mismo, Mayer reclutó a la cómica Sandi Toksvig, quien había tenido exactamente la misma idea para la clausura del festival.

El resto es, como dicen, historia, en este caso, la de una lucha por la equidad en un mundo dominado por el discurso masculino. Harriet Williams lo explica con vehemencia: “Las mujeres afrontan discriminación en tantas áreas, no es solo en el trabajo, o en permisos de maternidad. En política, por ejemplo, están aún infrarrepresentadas en roles de liderazgo, y esto significa menos voces en la mesa en la que se toman decisiones que nos afectan a todos”.

Igualdad no es exclusión de los hombres

Con todo, deja claro que el WEP es un foro abierto, no únicamente femenino. “La igualdad de las mujeres no significa la exclusión de los hombres, sino creer en un contexto justo y equilibrado en el que ambos puedan progresar, sin barreras por razón de género”, alega, lo que queda justificado por la capacidad de convocatoria del partido, tanto sus eventos, como las numerosas iniciativas que promueve para mejorar las condiciones de las mujeres.

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Kay Wesley, primera concejala de la historia del WEP

En octubre de 2020, en plena pandemia, el apetito que genera su doctrina agotó las entradas de su tercer congreso anual y suyo es también el mérito de que el Gobierno anunciase en 2022 que la violencia contra las mujeres tendría el mismo estatus que el terrorismo, tras años de activismo que incluyó proyectar en los muros del Parlamento las medidas que se ven obligadas a adoptar para su seguridad, o las 10.000 experiencias de maltrato femenino por parte de la Policía Metropolitana que reprodujeron ante la sede de Scotland Yard (Londres).

La difícil (y cara) conciliación

Pero si hay algo de lo que están orgullosas es de haber llevado a primera línea política el extorsionado coste del cuidado de los hijos, que hace de Reino Unido uno de los países más caros del mundo para conciliar. El WEP demanda un sistema gratuito universal y aduce estudios que evidencian los beneficios económicos que conlleva. “Ahora que es una amenaza electoral, de repente, aparece en la agenda de los partidos, y lo hace por nosotras, porque existimos”, cuenta Williams, a lo que Wesley matiza que no es un problema: “Hemos compartido nuestro programa electoral con los grandes partidos y prácticamente les hemos suplicado que copien nuestras propuestas, esa es la diferencia con ellos: nosotras no estamos obsesionadas con el poder, estamos aquí para decir que creemos en la igualdad y condenar problemas que deben ser resueltos”.

Conscientes del empeño que las formaciones mayoritarias ponen en los argumentos económicos, así como de la “invisibilidad de la contribución de las mujeres”, apelan a “ver el mundo a través de una lente feminista”, como lo describe la concejala, quien subraya que “si se quiere cambiar el mundo, la igualdad de género es clave para la prosperidad”. “Ha quedado demostrado por la ONU y otras muchas instituciones que si logras la igualdad, todos nos beneficiamos. De hecho, el Foro Económico Mundial cifra en 28 billones de dólares la mejora del PIB mundial si hubiese igualdad, así que no es solo para las mujeres, es para todos”, explica.

Polarización

En el aspecto menos positivo, ambas lamentan “lo polarizado que está el debate” y el “cansancio con los dos principales partidos, que cada vez se parecen más entre ellos”, así como la proliferación de apuestas más radicales, contra las que Wesley tiene un antídoto: “Las voces feministas tienen que ser más fuertes que nunca, porque el extremismo se está haciendo más fuerte también”.