Violencia digital

Helen Mort, víctima de un “DeepFake”: “No entendía cómo mi imagen podía acabar en una página porno”

La poetisa y profesora reconoce a Artículo14 que, tras descubrirlo, empezó con pesadillas y tuvo que tomar “una alta dosis de antidepresivos para la ansiedad”. Además, algunas de las imágenes le molestaban y le repugnaban “porque mostraban violencia sexual”

La escritora Helen Mort

La escritora británica, Helen Mort Emma Ledwith

Helen Mort es una laureada autora afincada en Sheffield, Reino Unido. Profesora de Escritura Creativa en la Universidad Manchester Metropolitan, la crónica de Mort debería ser sobre sus poemarios, colección de cuentos y su novela. Pero hoy nadie está exento de ser víctima de un delito informático. Los crímenes digitales afectan a todo el mundo. Los relacionados con el sexo y la pornografía los sufren más las mujeres. En España, el 70,3% de las víctimas de los delitos sexuales cometidos en internet son mujeres, según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). En Reino Unido, en 2022 el 39% de las mujeres había sufrido ciberacoso y el 31%, cyber-flashing (que te envíen un desnudo sin haberlo pedido), según Statista.

Precisamente la semana pasada, el primer ministro británico, Rishi Sunak, anunció “medidas enérgicas” contra los “viles degenerados que hacen ‘deepfakes’ sexualmente explícitos”.

Sunak ha prometido introducir una nueva ley “para prohibir la creación de estas imágenes angustiosas y abusivas”.

Lo que le ocurrió a Mort es algo aún peor. En 2020, gracias a un vecino, la profesora descubrió que alguien había subido imágenes de ella a una web pornográfica. Eran montajes sexuales, realizados con fotografías de Mort, robadas de sus redes sociales. Para más inri, se incitaba a los usuarios a continuar generando más contenido sexual y violento, burdas manipulaciones con la cara de Mort como protagonista.

Ahora, este mal conocido como “deepfake” pornográfico llena titulares que afectan a personajes públicos como Taylor Swift, Rosalía o Scarlet Johansson. La punta de un iceberg que también tiene en el género femenino a sus presas. El 99% de las víctimas de estos vídeos porno son mujeres, según el último estudio de “State of Deepfakes 2023”. La Inteligencia Artificial hace que las manipulaciones sean cada vez más fáciles, aunque hace cuatro años, aún con tecnología menos avanzada, hacían el mismo daño.

En Artículo14 hablamos con la escritora sobre misoginia, “deepfakes” porno y traumas pero también de catarsis y curación tras ser víctima de un crimen digital sexual.

-¿Cómo se sintió cuando su vecino le dijo que sus fotos se estaban utilizando en “deepfakes” porno?
-Al principio estaba muy confusa porque nunca había oído hablar de los “deepfakes”. Había oído hablar del porno de venganza, cuando se comparte una imagen íntima sin consentimiento. Pero yo sabía que nunca había compartido fotos íntimas con nadie, así que no entendía cómo mi imagen podía acabar en una página porno. No sabía que la gente podía manipular las imágenes para que parecieran pornográficas. Era mucho para procesar y creo que estaba en estado de shock, de verdad.

“Me aterrorizaba pensar que todo el mundo había visto las imágenes”

-¿Y cuándo buscó y vio sus imágenes?

-Mi primera reacción fue sentir vergüenza y horror. Supuse que, de alguna manera, debía ser “culpa mía”. Es lo que hacemos cuando nos ocurre algo horrible y violento: asumimos que la culpa es nuestra. Aquella tarde fui a recoger a mi hijo a la guardería y agaché la cabeza porque me aterrorizaba pensar que todo el mundo con el que me cruzaba por la calle conocía las imágenes o las había visto. Ahora sé que no tenía nada de qué avergonzarme y que son los autores de estas manipulaciones de la imagen quienes deberían sentir vergüenza. No obstante, mis primeras reacciones fueron instintivas. Además, algunas de las imágenes me molestaban y me repugnaban porque mostraban violencia sexual. Pronto empecé a tener pesadillas y tuve que empezar a tomar una alta dosis de antidepresivos para la ansiedad.

-Casi cuatro años después… ¿Cómo ha afrontado este trauma?

-Ya no me duele como antes. Tengo la suerte de tener una familia que me apoya, grandes amigos y una vida plena con muchas otras cosas positivas en las que centrarme. Sin embargo, sigo tomando antidepresivos y me da miedo estar sin ellos. Creo que sigue afectándome de formas sutiles. He estado hablando mucho (con periodistas y otras personas) sobre la experiencia y eso es un gran privilegio, por supuesto, pero también significa que he estado reviviéndola constantemente y pensando en ella.

“Soy más precavida con la seguridad en internet”

-¿Se ha vuelto más desconfiada?

-No. Decidí que, si dejaba que eso ocurriera, los agresores habrían “ganado”. Siempre he sido una persona abierta y confiada, y sigo dando a la gente el beneficio de la duda hasta que demuestren lo contrario. Aunque definitivamente soy más precavida con la seguridad en internet y me aseguro de que a los desconocidos les resulte difícil ponerse en contacto conmigo, no siempre acepto solicitudes de seguidores en Instagram, etc.

-¿Se ha curado?

-La curación es siempre un proceso continuo. Nunca termina. No obstante, así es como aprendemos y crecemos.

-En ese sentido, ¿ha sido su poesía una herramienta útil?

-Sí. Escribir poesía sobre lo que me pasó me pareció una forma de recuperar el poder y la capacidad de actuar. Fue muy catártico. También hice un documental sobre “deepfakes” con un equipo maravilloso de mujeres y eso me dio mucho poder. Hicieron que me sintiera escuchada e implicada y nunca me consideraron una “víctima”. Creo que el arte tiene un increíble poder transformador y redentor. Y se puede hacer arte de cualquier cosa.

“Dejé de intentar averiguarlo, no servía de nada buscar y frenaba mi vida”

-¿Averiguó alguna vez quién fue? ¿Quién deseaba humillarla de esa horrible manera?

-No. Y a partir de cierto momento dejé de intentar averiguarlo porque no me servía de nada buscar, sólo me hacía desconfiar de todo el mundo y me frenaba en la vida. En cierto modo, no importa quién lo hizo porque no puedo cambiar el hecho de que ocurrió. Lo único que puedo hacer es controlar mi respuesta y cómo sigo adelante.

-En su opinión, ¿por qué es tan fácil cometer este tipo de delitos contra las mujeres? ¿Por qué no se castiga?

-Los delitos online son muy cobardes porque están muy alejados de la vida “real”: una imagen en una pantalla parece superficial, como si no estuvieras haciendo daño a una persona “real”. Sin embargo, las imágenes pueden causar daño. La gente se esconde detrás de las pantallas: pasa lo mismo con el “troleo”. No hace falta que te “vean” para cometer estos delitos, así que son anónimos, “fáciles”, invisibles. Cambiar la ley para penalizar este tipo de comportamiento enviaría un mensaje claro e importante de que la manipulación de la imagen no es aceptable. Aunque, por desgracia, no impediría que se cosificara a las mujeres.

-De hecho, las mujeres son principalmente las víctimas de estas falsificaciones profundas de carácter pornográfico y sexual… ¿Por qué somos el objetivo principal?

¡Misoginia sería mi respuesta corta! Vemos cómo las mujeres que tienen un perfil público son “castigadas” por ser visibles (mediante “troleo”, “deepfakes”, amenazas, etc.). Como mujer, tu imagen es tratada como propiedad pública.

-Con la Inteligencia Artificial desarrollándose tan rápido y siendo casi imposible reconocer la realidad de las falsificaciones, ¿deberían también las leyes avanzar rápidamente para penalizar estos nuevos delitos?

Sí, pero eso sólo será parte de la solución. Creo que también necesitamos conversaciones más abiertas sobre cómo consumimos imágenes en nuestra sociedad. Y tenemos que educar a los jóvenes sobre el modo en que se cosifica a la gente en internet. En lugar de centrarnos en cómo pueden protegerse las víctimas, deberíamos pensar en cómo disuadir a los posibles agresores de que piensen que esto es algo aceptable. También creo que las plataformas de las redes sociales deben desempeñar un papel activo para desalentar y erradicar este tipo de comportamiento. Es complejo, por supuesto. Sin embargo, hablar de ello es el primer paso. Y agradezco mucho la oportunidad que se me ha brindado de participar en este diálogo: gracias.