Las elecciones presidenciales de 2024 se están calentando, y con ellas, y los candidatos han subido el tono de la retórica. Los dos principales contendientes, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, han intensificado sus ataques mutuos, enzarzándose en una encarnizada guerra de palabras mientras se disputan el apoyo de los votantes estadounidenses.
Los analistas especulan que esta escalada de ataques personales es una estrategia calculada por ambos candidatos, que refleja una creciente desesperación en la recta final de la campaña. Las encuestas están demasiado reñidas. A pesar de que la demócrata lidere los sondeos, es por un margen demasiado estrecho, apenas un 2%. Además, en los estados claves, los conocidos como “swing states“, aquí el empate técnico es aún más claro. Por lo que las dos campañas han decidido bajar al barro e intentar sacar provecho del enfado y la frustración que sienten muchos estadounidenses. Cuando se recurre a insultos personales, demócratas y republicanos esperan movilizar a sus bases y disuadir a los votantes indecisos de apoyar al otro bando.
La elocuencia de las críticas
Trump, conocido por su retórica agresiva e incendiaria, ha sido implacable en sus ataques a Harris, centrándose en su historial como fiscal y cuestionando su experiencia y capacidades. La ha tachado repetidamente de «débil» e «incompetente», e incluso ha cuestionado su idoneidad para ejercer como presidenta. En un mitin reciente, declaró que Estados Unidos no necesitaba a alguien que sea controlado por la izquierda radical. Trump es uno de los mejores poniendo motes y coletillas negativas. Tras cebarse con el presidente Joe Biden, cuando era candidato, pasó a un tono de menos confrontación con Harris, en busca del votante moderado, pero ya ha vuelto a las andadas.
Harris, aunque mantiene un tono más comedido, también ha sido muy elocuente en sus críticas a Trump. Ella lo ha pintado como una figura divisiva y peligrosa y ha recordado su historial y sus problemas con la justicia. “Donald Trump nos ha mostrado quién es”, declaró durante un acto de campaña. “Ha sembrado la división y el odio, y no ha sabido proteger al pueblo estadounidense. Nos merecemos algo mejor”.
Ataques personales
Los ataques personales de los candidatos han sido recibidos con reacciones encontradas por parte de la opinión pública estadounidense. A algunos votantes, sobre todo a los que ya tienen arraigadas sus creencias políticas, les han parecido vigorizantes y motivadores. Otros, en cambio, los consideran desalentadores y descorazonadores, y afirman que contribuyen a crear un ambiente político tóxico.
El clima de negatividad de insultos en lugar de hablar del programa aleja a algunos votantes. Sin embargo, hay otros que opinan que están siendo demasiado blandos con su respectivo contrincante. Recordemos que cada voto cuenta en estas inéditas elecciones de 2024.
Escalada de insultos
La escalada de insultos supone un claro alejamiento de las campañas más educadas y centradas en la política del pasado. Algunos observadores sostienen que este cambio es consecuencia directa del panorama político cada vez más polarizado, en el que los votantes son más propensos a identificarse fuertemente con un partido y ver al partido contrario como una amenaza.
El auge de las redes sociales y el ciclo de noticias de 24 horas también han influido. Los candidatos están sometidos a una inmensa presión para captar titulares y generar expectación en Internet, y los ataques negativos suelen ser la forma más eficaz de conseguirlo. Con todo, algunos recuerdan que la polarización, con Trump al frente, llevó al país a uno de sus días más negros: el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
A dos semanas de las elecciones
A medida que se acerca el 5 de noviembre, queda por ver si los candidatos seguirán recurriendo a los insultos personales o si se centrarán en cuestiones políticas y en una visión más positiva del futuro. El impacto de su retórica en el electorado será crucial para determinar el resultado de estas elecciones históricas.
Harris y los demócratas están aprovechando el extraño comportamiento de Trump de sus últimos actos de campañas para atizarle. La cadena CNN explicaba que “para inyectar nueva urgencia y un enfoque más nítido a su campaña”, la vicepresidenta argumenta que el expresidente “degrada la presidencia y está trastornado”. También sugiere que es “inestable” y que muestra un deterioro cognitivo, la misma crítica que en su día empleó el propio Trump contra Joe Biden. Cabe recordar que el candidato republicano tiene 78 años y Harris acaba de cumplir 60 este domingo. La vicepresidenta ha pedido pruebas cognitivas a su rival.
Por su parte, Trump ha incluido en sus ataques uno que aún no había pronunciado, este fin de semana, en un mitin en Pensilvania, el magnate ha llamado “vicepresidenta de mierda” a Harris.