Elecciones en EE UU

Gwen Walz, la profesora empeñada en reformar las cárceles que acompaña al número dos de Kamala Harris

La mujer del gobernador de Minnesota es una ardiente defensora de la educación como vía para rehabilitar a los convictos

Cuando Kamala Harris eligió al gobernador Tim Walz como su acompañante en el ‘ticket’ electoral demócrata, incorporó también a su carrera a su esposa, Gwen Walz, una veterana educadora que acompaña a su marido desde hace años y que ha decidido aprovechar su imagen pública para impulsar la causa de la reforma del sistema penitenciario de Estados Unidos.

Como mujer del gobernador, la señora Walz ha desarrollado en Minnesota una intensa actividad de concienciación de la necesidad de reformar las cárceles para evitar un castigo excesivo sobre la población negra y permitir que los convictos puedan reintegrarse a la sociedad a través de oportunidades educativas, una propuesta discordante con las denuncias apocalípticas de Donald Trump y los republicanos sobre un supuesto aumento del crimen en el país y sus promesas de mano dura para combatirlo.

La reinserción a través de la educación

Según afirma su biografía en la página de la Oficina del gobernador, Gwen está convencida en cambio de que “las condenas deben ser un componente inclusivo de nuestro sistema educativo” y que la oferta educativa para los reclusos “puede reducir dramáticamente la reincidencia y, lo que es más importante, transformar muchas vidas”.

“Si queremos solucionar los problemas, tenemos que buscar formas reales de solucionar los problemas, y la educación es una garantía real para no volver a prisión”, ha dicho ella.

No es un mensaje fácil de transmitir en un país en el que muchos conservan la mentalidad vengativa y justiciera transmitida en muchas películas de Hollywood, especialmente en el medio oeste, de donde ella procede, donde una mayoría blanca y rural vive alejada de la problemática de los afroamericanos.

Blancos del medio oeste

Es precisamente a esos blancos del medio oeste a los que Kamala Harris quiere atraer con la designación de Tim Walz, descrito por muchos observadores como un político que se parece al “americano medio”. De su mujer puede decirse lo mismo pero en femenino.

Como su marido, Gwen Walz ha dedicado la mayor parte de su vida a la enseñanza. De hecho, se conocieron cuando ambos daban clase en una escuela local de Nebraska, ella de lengua inglesa y él de Ciencias Sociales. Según recordó ella en una entrevista años después, llegaron a impartir en la misma aula, separados solo por un biombo. Gwen fue la razón por la que Tim dejó su Nebraska natal para trasladarse a Minnesota.

Fecundación in vitro y derechos reproductivos

Se casaron hace treinta años y tienen dos hijos, Hope, de 23 años, y Gus, de 17. Los problemas de fertilidad de la pareja los obligaron a recurrir a tratamientos de fecundación in vitro para formar una familia, una experiencia a la que Gwen se refirió públicamente tras la polémica decisión del Tribunal Supremo de Alabama que puso en peligro estos tratamientos en el estado sureño y que provocó el malestar de muchas mujeres cristianas que intentaban ser madres allí. La polémica obligó a Trump a desmarcarse de la decisión.

Los Walz también tienen un gato, Honey, y un perro, un cruce de Labrador llamado Scout al que adoptaron en 2018 y al que el gobernador Walz presentó en rueda de prensa. Todo, muy estadounidense.

El polémico viaje a China

Uno de los asuntos más comentados de su biografía desde que se supo que su marido era el elegido por Harris fue el destino de su luna de miel. Los recién casados la pasaron en China, adonde viajaron con un grupo de alumnos para los que habían organizado también un viaje de estudios. Su paso por China es uno de los aspectos que los republicanos están tratando de utilizar en su contra. Desde la candidatura demócrata se subraya que los viajes tuvieron una finalidad educativa.

La primera dama de Minnesota

Cuando en 2018 su marido fue elegido gobernador, Gwen Walz instaló una oficina propia junto a la de él. “Siempre hemos trabajado muy cerca el uno del otro”, dijo entonces. Como el anterior gobernador no estaba casado, tuvo que construir una imagen y un cometido para una figura que entonces no existía, la de la primera dama de Minnesota. Y lo hizo a base de activismo en favor de la educación. Como primera dama, respaldó el programa Bad Prison Initiative, que ofrece acceso a estudios universitarios a los presos de cárceles de Nueva York.

Según el mismo Tim ha dicho, Gwen se erigió en una de las figuras más influyentes en el diseño de sus políticas como gobernador, como la distribución de comidas gratis para los alumnos de las escuelas públicas o las medidas para el control de armas en el estado. Gwen no dudó en manifestarse frente a la sede del Senado estatal para demandar que estas últimas fueran aprobadas.

Kamala

Kamala Harris y Tim Walz en Wisconsin

Durante las protestas raciales en Minneápolis después de que un policía blanco matara al afroamericano George Floyd, Gwen Walz publicó un vídeo en el que hablaba del olor a neumáticos quemados que se había adueñado de la ciudad y decía que iba a mantener las ventanas abiertas porque le servía para mantenerse conectada con lo que estaba pasando. Es una de las imágenes que los republicanos han recuperado estos días para intentar presentarla a ella y a su marido como “demasiado radicales”. Si no lo logran, es posible que la señora Walz tenga que trasladar en unos meses su oficina de Minnesota a la Casa Blanca.