Nasrala, abatido

Golpe letal a Hizbulá: la sed de venganza pone a Israel en guardia en múltiples frentes

El Ejército israelí confirma el éxito de "Nuevo Orden", la operación para asesinar a Hasan Nasrala en Beirut. Israel se prepara ahora para una posible escalada en múltiples frentes

Beirut
El humo continúa tras los ataques israelíes en los suburbios del sur de Beirut, Líbano Efe

“El mensaje es simple: cualquiera que amenace a los ciudadanos de Israel, sabremos cómo alcanzarle”, afirmó Herzi Halevi, comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), tras confirmar que Hasan Nasrala, líder de Hizbulá, murió en un intenso bombardeo en Beirut. Y anticipó: “Esta no es nuestra última carta”. Las FDI informaron que la operación para asesinar a Nasrala, se denominó “Nuevo Orden”.

En la tarde del viernes, circularon vídeos del impacto y la posterior destrucción masiva de varios edificios en el suburbio de Dahiye, el bastión del grupo proiraní en la capital libanesa. Según las FDI, se lanzó un “ataque preciso sobre la comandancia central del grupo terrorista Hizbulá”.

“Caos en las filas de Hizbulá”

Tras una oleada de ataques esta semana que dañaron severamente la cadena de mando del grupo chií -con la liquidación de prácticamente todos sus altos cargos-, Israel se prepara ahora para una posible escalada de las hostilidades. Para Amos Harel, analista militar de ‘Ha’aretz’, el bombardeo de ayer en Beirut “provocó el caos entre las filas de Hizbulá”, cuya toma de decisiones quedará en manos de sustitutos con menos experiencia operativa, pero con sed de vengar el golpe letal sufrido. Por ahora, la milicia sigue sin certificar la muerte de su líder.

Otros comentaristas hebreos destacan que la operación de inteligencia que hizo estallar miles de buscas y walkie-talkies supuso una “profunda humillación” para el grupo. Además, buena parte de los arsenales de la milicia han sido destruidos en cuestión de días, y muy difícilmente dispone de las capacidades para lanzar una gran ofensiva que logre desestabilizar las defensas israelíes.

“Es la operación más dramática en el frente libanés desde que Nasrala apostó por disparar misiles el 8 de octubre pasado, un día después de la matanza de Hamás. En consecuencia, también apostó por su vida. Ayer, perdió”, sentenció Harel. Desde Irán observan con estupor los acontecimientos: el régimen de los ayatolás esperaba sacar mejor partido de la ingente cantidad de dinero y armas que provee a su principal proxy regional.

Una guerra en múltiples frentes

Pese al supuesto éxito del bombardeo de ayer en Beirut, Israel se prepara para una respuesta que podría llegar desde múltiples frentes. Hizbulá aun cuenta con munición para atacar el centro de Israel, y si los hutíes de Yemen, las milicias proiraníes en Irak y las propias Guardias Revolucionarias de Irán optaran por unirse, las FDI deberían responder a una guerra simultánea en múltiples frentes.

En Oriente Medio, es difícil predecir lo que ocurrirá en la siguiente hora. Pero surgen imágenes insólitas: en localidades de Líbano, Siria o Irán, se bailó y celebró la muerte de Nasrala. Los opositores del régimen de Bachar al Asad no olvidan el rol crucial de su milicia en la guerra para sostener al dictador sirio en el poder. En Beirut y otras localidades, cristianos maronitas celebraron la muerte, y agredieron a simpatizantes de Hizbulá huidos del sur del país.

Un manifestante iraní sostiene una fotografía del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah

De momento, el sábado por la mañana ya se registraron disparos de proyectiles sobre distintas regiones del norte de Israel y Cisjordania, y un misil tierra-tierra impactó en un terreno abierto en el centro del país. Desde la escalada del conflicto iniciada el 23 de septiembre, el grupo chií no ha logrado matar ni herir de gravedad a ningún israelí. Hizbulá estaba más cómodo extendiendo la “guerra de desgaste” de baja intensidad, que le permitió paralizar la vida civil en decenas de localidades israelíes fronterizas.

Amos Harel menciona “otro frente preocupante: posibles intentos de asesinatos a israelíes o comunidades judías en el extranjero”. El analista recuerda los brutales atentados terroristas de Buenos Aires, en que operativos de Hizbulá e Irán hicieron volar por los aires la embajada de Israel (1992, 22 muertos) y la agrupación judía argentina AMIA (1994, 85 muertos).

En Israel consideran a Nasrala como el arquitecto de una organización que amplió su rango operativo más allá del sur de Líbano. De facto, Hizbulá pasó a ser el brazo ejecutor del “anillo de fuego” edificado por Irán, un plan trazado para fortalecer milicias capaces de golpear a Israel desde todas sus fronteras. “Dado que sus hombres derramaron sangre de miles de musulmanes suníes, no son sorprendentes las muestras de alegría en la región por su muerte”, incide Harel.

Tras confirmar su asesinato, las FDI compartieron un perfil de Nasrala: “Fundó Hizbulá en 1982 con otros elementos chiíes. Ejecutó miles de ataques terroristas contra ciudadanos israelíes y judíos en todo el mundo. Convirtió Líbano en una base armada con munición de precisión capaz de golpear todo Israel. Y promovió la creación de la Fuerza Radwan, un cuerpo de élite que pretendía masacrar comunidades israelíes, como ocurrió el 7 de octubre”.

“La liquidación más grande de todas”

En el digital Ynet, el analista Lior Ben Ari tituló: “La liquidación más grande de todas”, y define al difunto líder chií como un “architerrorista”, responsable de matar a cantidad de civiles y soldados hebreos. Al parecer, Nasrala se encontraba en un recinto subterráneo en los edificios golpeados en Dahiye, rodeado de otros altos cargos del grupo. Difícilmente alguien pudo sobrevivir ante la intensidad del bombardeo aéreo de las FDI, que usó bombas capaces de generar enormes cráteres. Cientos de personas podrían haber muerto por el ataque.

Israel

El humo se eleva tras los ataques israelíes en los suburbios del sur de Beirut, Líbano, el 28 de septiembre

Por qué estaba Nasrala en Beirut

Según varios reportes, Nasrala se congregó con lo que quedaba de su núcleo duro para estudiar la respuesta a la dolorosa ofensiva israelí. Al parecer, Nilfroishian, comandante iraní de las Fuerzas Quds desplegadas en Siria y Líbano, también falleció. También murió Ali Kalki, jefe de la división sur de Hizbulá, que logró sobrevivir a otro ataque cinco días antes. “Los sustitutos de estos comandantes, que tenían décadas de experiencia, deberán asumir cargos en plena guerra”, aclara Harel.

Irán había construido el poderío militar de Hizbulá como un método de “intimidación” ante un posible ataque israelí sobre sus instalaciones nucleares. “Aquellos que ondean la bandera de resistencia violenta a Israel y sirven como ejemplo para las organizaciones terroristas palestinas están en una crisis histórica y están perdiendo popularidad, incluso en la comunidad chií de Líbano”, consideró Ben Ari. Como en Gaza, los civiles de Líbano están pagando un duro precio por la apuesta de Hizbulá de librar una guerra contra el Ejército más poderoso de Oriente Medio.

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