Hace cinco años Giorgia Meloni lideraba un partido completamente minoritario en Europa. Hoy en reto que tiene ante sus ojos es el de saber utilizar un poder que, previsiblemente, le darán las urnas tras este fin de semana, sin defraudar su ideología crítica de base con lo que ella llama “injerencias europeas”.
Los sondeos pronostican que Hermanos de Italia se convertirá en el primer partido en Italia, lo que podría darle una varita mágica a la política ultraderechista para la conformación de la próxima Comisión. De hecho, la subida de la extrema derecha que encuentra en Meloni el ejemplo más tangible, y ya real en política nacional, ha puesto todos los focos sobre su persona. Tanto Marine Le Pen, por un lado, como Ursula von der Leyen, por otro, pusieron su nombre encima de la mesa.
Meloni es, sin duda, la mujer de la que todos hablan esta semana en Europa, o una de ellas. Pero su relación con la UE no ha sido nunca fácil y sus críticas cuando estaba en la oposición, con juicios muy tajantes, la persiguen de vez en cuando, cuando sus contrincantes políticos intenta recriminarle su posición. Haciendo un repaso de la hemeroteca: en marzo de 2014 dijo que Italia tenía que salir del euro. En 2015 exclamó: “Todos soñábamos con una Europa unida, pero ahora nos encontramos en manos de una banda de usureros”. En junio de 2016 publicó en Facebook que los británicos con el referéndum del Brexit habían confirmado “que las instituciones europeas están a años luz de los problemas de la gente”, algo que “decimos desde hace años”. En 2018 presentó una propuesta de ley constitucional para que se eliminasen todas las referencias a la Unión Europea. En 2020, aseveró “una Europa así está destinada a dejar de existir mañana”.
Moderación
Ya en la campaña electoral para las elecciones generales de 2022, la líder de Hermanos de Italia comenzó a moderar su lenguaje, asumiendo que, si los sondeos acertaban, terminaría liderando en Gobierno italiano y enfrentándose directamente con Europa. De hecho, negó en varias ocasiones que fuese antieuropea y, pocos días antes del voto, dijo a la agencia EFE que “no estamos en contra de Europa, sino por una Europa más eficiente”. Y ahí comenzó parte de su gran estrategia desarrollada en este año y medio de Gobierno. Giorgia Meloni se propuso seguir criticando a las instituciones europeas, pero desde dentro del poder, aceptando algunas cosas que no podía cambiar e intentando agenciarse algunas batallas como la de la gestión migratoria, aún con pocos resultados. Eso sí, consiguió llevarse a Ursula von der Leyen a Lampedusa o a las visitas a Túnez o Egipto, donde han negociado el envío de enormes ayudas europeas a cambio de frenar el flujo migratorio.
Sonrisa en Europa y mano dura en Italia. La primera ministra Meloni tuvo que mantener el equilibrio entre sus relaciones en las instituciones, donde prevalecía el interés en crear un perfil fiable, y sus promesas electorales a nivel nacional. La mayoría de ellas aún sin cumplir, pero sí ha conseguido llevar a cabo algunas batallas ideológicas como la entrada de antiabortistas en los centros de consulta. Un equilibrio, como decimos, difícil de mantener teniendo en cuenta que es también presidenta del Partido de Conservadores Europeos. Este es su momento porque ahora tendrá que definir de forma clara, con el inicio de este nuevo ciclo, de qué lado querrá estar en la nueva legislatura que iniciará en unas pocas semanas.
Ambigüedad
Le preguntamos al profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Nápoles, Marco Valbruzzi, qué escenario llegará para Giorgia Meloni tras las europeas. “Hasta ahora se ha aprovechado del sombrero que le ha ofrecido la alianza atlántica, su posición, claramente a favor de la OTAN, le ha permitido esconder sus contradicciones con la UE. Pero ahora las cosas cambian, tendrá que indicar cómo quiere utilizar su poder, a quién quiere apoyar en la próxima Comisión europea, tendrá que descubrir sus cartas. Si querrá unirse a los aliados tradicionales del Partido Popular Europeo, o estará fuera de la llamada ‘mayoría Ursula’”, explica el profesor.
“Creo que utilizará misma estrategia de ambigüedad que ya ha usado con muchos temas en Italia: con un pie en la campaña electoral, casi como si estuviera en la oposición, y con otro en el Gobierno italiano”, añade Valbruzzi. “Se espera que tenga que ceder respecto a la mayoría que se necesita para la Comisión, a la que podría dar su apoyo sin formar parte de la propia coalición. Un apoyo que podría servir para garantizar un comisario italiano y que le permitiría estar dentro y fuera al mismo tiempo”, explica el profesor. Lo que está claro, añade, es que no será capaz de replicar la misma coalición de Gobierno que hay en Italia, del centro derecha con la extrema y ultraderecha.
¿Es Meloni verdaderamente antieuropea?
El experto explica que la clave para entenderlo está en el soberanismo. “Cuando alguien basa su ideología en el soberanismo la máxima soberanía, valga la redundancia, se queda en el estado nacional. Es por eso que Meloni es automáticamente antieuropeísta, porque en su caso forma parte de un marco de fábrica”, explica Valbruzzi.