“En la papeleta escribid solo Giorgia”, indicó la primera ministra italiana cuando anunció su candidatura a las europeas. Una candidatura espejo que sirve solo para ver reflejado en el resultado si se mantiene o no su poder. La presidenta del Consejo de Ministros se quedará donde está y su escaño de eurodiputada, si fuese elegida, lo cubriría otra persona. Es la estrategia de estas europeas de los grandes partidos italianos y de sus líderes, ponerse en primera fila para confrontarse de forma directa con el consenso. Pero, más allá de la prueba, hoy Giorgia Meloni, a diferencia de hace cuatro años, es completamente otra. Y analizar este contexto, su subida meteórica pasando de ser un partido marginal a liderar el Gobierno y, sobre todo, a convertirse en una de las mujeres presentes en Europa, es fundamental para entender su estrategia.
Según los datos de la simulación que realizó a mediados de mayo YouTrend, magazine italiano centrado en los datos y los sondeos políticos, Hermanos de Italia se llevaría en los comicios de junio 21 escaños, a diferencia del dato de las europeas de 2019, en el que eran aún un partido marginal con 6. La horquilla podría llegar, según esta simulación, incluso a 26 escaños. Desde hace cinco años la situación es completamente opuesta para la líder, su intención es ahora mantener el puesto del partido más votado en Italia, como fue en las generales que ganó en 2022. Si los sondeos sobre su consenso se mantienen no tendrá problemas para llegar a ese objetivo, aunque la luna de miel del inicio de su Gobierno parece haber terminado, el apoyo de los italianos aguanta y se prevé que sea también así para las elecciones europeas.
Sintonía con Von der Leyen
Sin embargo, la partida, aunque favorable a priori para Giorgia Meloni, no se plantea fácil a nivel de estrategia política. Durante este año y medio de mandato la líder ha intentado mantener una estrategia para mejorar su imagen en el exterior, incluida Europa. De hecho, ha llamado la atención su cercanía y sintonía con la líder del Partido Popular Europeo y presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha alimentado la imagen de que Meloni se estaba moderando ligeramente para encajar mejor entre los 27. Aun así, a nivel interno ha sacado adelante políticas identitarias y ha abierto una cruzada, por ejemplo, contra las Ong que realizan salvamentos en el Mediterráneo o contra las familias LGTBI en Italia, eliminando la posibilidad de inscribir en el registro a sus hijos nacidos por reproducción asistida o gestación subrogada en el extranjero.
Alianza con Vox
Estos puntos la mantienen atada con fuerza a sus aliados, lo demostró de nuevo hace solo unos días en el evento de VOX en el que participó para apoyar a su amigo Santiago Abascal y en el que arremetió contra una Europa que ya no quiere eliminar, sino de la que quiere formar parte más que nunca.
“Un cambio en Europa es posible si los conservadores europeos están unidos. Somos el motor para el renacer de nuestro continente. Por primera vez el resultado de las europeas puede poner fin a mayorías poco naturales y contraproducentes”, dijo la líder italiana por videoconferencia.
Dureza en Italia, sonrisa en Europa
Atrás quedaron sus gritos de “soy una mujer, soy italiana, soy cristiana”, ahora Giorgia Meloni es más institucional porque forma parte de las instituciones. Aun así, no abandona sus duras críticas, especialmente en temas como el ecologismo o los derechos LGTBI, sobre una Unión Europea en la que quiere replicar su proyecto político de extrema derecha. Igual que Meloni fue capaz de desarrollar su doble estrategia, dureza en Italia y sonrisa en Europa, para estas elecciones decide mantener su doble juego: no puede ir contra la Unión Europea, pero sí hacerle ver a los italianos que las cosas, si va bien a su partido de Conservadores, cambiarán.
“Esta es una candidatura donde se busca personalizar, lo ha hecho incluso en el símbolo. En 2022 cuando ganó las elecciones su nombre ya iba escrito en el logo Fratelli d’Italia, pero ahora es protagonista de cada cartel electoral, en grande y bien claro: Giorgia”, explica Enrico Calossi, profesor de Relaciones Internacionales y experto en la Unión Europea de la Universidad de Pisa.
Además, destaca la particularidad de la prueba de fuerza de presentarse a un cargo político que no va a desempeñar, algo, dice el experto, muy común entre políticos italianos. Lo hizo ya Matteo Renzi en 2014 cuando era primer ministro y decidió tomar el pulso de los ciudadanos presentándose a las Europeas y obteniendo el 41% de los votos, algo nunca visto en Italia. “Si lo haces, claramente asumes el riesgo de que las cosas puedan salir también mal”, dice el experto.
Giorgia Meloni apuesta todo al caballo ganador, que es ella misma. De hecho, será su nombre de pila el que aparezca colgado en las papeletas que se encontrarán los italianos en sus colegios electorales el 8 y el 9 de junio. Concretamente se encontrarán “Giorgia Meloni conocida como Giorgia”, una fórmula que ya en Italia usó el histórico líder del Partido Radical que se presentaba como “Giacinto Pannella conocido como Marco”. Según Calossi esta es una estrategia habitual en la primera ministra, que domina especialmente este tipo de registros de cercanía que “aumentan la simpatía por la líder”.
Si Von der Leyen sale reelegida
Giorgia Meloni afrontará su gran reto cuando, tras el recuento, tendrá que encontrar el valor de sus escaños y la estrategia del Partido de Conservadores y Reformistas Europeos, del que es presidenta desde 2020. “Deberá decidir si participar en alianzas que la acerquen más a un gobierno moderado, por ejemplo si fuese reelegida Ursula von der Leyen y tuviese que verse ante la decisión de apoyar o no su candidatura, con la que tiene una relación de especial simpatía”, añade Calossi.
“Ella ahora mismo está pensando cómo podrá capitalizar el poder que, en las elecciones europeas de hace 5 años no tenía, y que ahora parece que le llegará. Y tendrá que poner líneas rojas y posicionarse, ahí estará lo interesante”, explica Federico Russo, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Salento. “Ella quiere llevar la derecha extrema a los salones de poder europeos, algo muy difícil. Su objetivo, ante una situación de mayorías similares a las que tenemos en esta legislatura, sería crecer para usar su poder como mediadora, entre la derecha más radical y la moderada”, añade Russo.