A sus 59 años, Gina Nadira Miller ha vivido veinte vidas. Esta mujer coraje de ascendencia india, nacida en la Guyana de la época colonial bajo dominio británico aunque criada en la Guyana independiente, llegó a Reino Unido siendo una niña para estudiar en un internado por encargo de su padre, Doodnauth Singh, un destacado líder opositor del régimen de Forbes Burnham que acabó su carrera política como fiscal general y ministro de Justicia de Guyana.
De herencia marxista-leninista –ha contado en varias entrevistas que Fidel Castro visitó varias veces a su padre en su residencia familiar de Georgetown–, Miller empezó trabajando como camarera hasta convertirse en una mujer de negocios conocida en la City de Londres. Pero nunca renunció a sus ideales ni a su activismo político. Una vocación innegociable que la llevó a plantar cara a los conservadores antes, durante y después del referéndum del Brexit de junio de 2016.
Una de las caras visibles de la poco exitosa campaña del Remain, Miller venció al Gobierno de Theresa May ante el Tribunal Supremo esgrimiendo el Artículo 50 del Tratado de Lisboa. Una cláusula que obligaba a los tories a contar con la autorización del Parlamento para activar el proceso de salida en septiembre de 2017.
Dos años después volvió a ganar a los conservadores en los tribunales, ya con con Boris Johnson en el número 10 de Downing Street. El Tribunal Supremo dictaminó entonces que la decisión del excéntrico ex primer ministro de suspender durante cinco semanas el Parlamento para impedir que los diputados desempeñaran sus funciones en vísperas de la fecha límite del Brexit había sido ilegal.
“Se trata de evitar que, en un futuro, cualquier gobierno, cualquier primer ministro, le quite derechos a la población sin consultar con el Parlamento”, se justificó Miller. No importó. Su postura inamovible en contra de la salida de Reino Unido de la Unión Europea le costó una feroz campaña de odio. Insultos, agresiones, amenazas de muerte. Represalias que le pasaron factura.
Miller padece cáncer de mama. Frecuenta el Hospital St. George, en el suroeste de Londres. Allí sufrió hace poco un desagradable episodio de violencia que ella misma contó en una entrevista con The Times. Fue increpada mientras recibía tratamiento. “Eres esa mujer del Brexit. Te odio”, le espetó otro paciente.
Cofundadora de SCM Direct, firma de inversiones con sede en el barrio londinense de Chelsea, Miller responde a Artículo14 por teléfono cuando se cumple el quinto aniversario de la entrada en vigor del Brexit, un proceso que no pudo tumbar.
-Cinco años después, ¿considera el Brexit un fracaso?
-Era inevitable que fuera un fracaso. Así que sí, desgraciadamente todo lo que temía que ocurriera ha ocurrido. El Brexit ha afectado a nuestra prosperidad, a nuestra economía, a nuestra sociedad, a nuestra cultura. No hay parte de Reino Unido que haya quedado indemne a los efectos del Brexit.
-¿Confía en que Reino Unido vuelva a formar parte algún día de la Unión Europea?
-Creo que iremos reincorporándonos poco a poco, porque hay mucha incertidumbre en el mundo. Tenemos que ser realistas: todos los miembros de la UE y Reino Unido están a la sombra de la segunda presidencia de Donald Trump. De ahí la incertidumbre. Pero tenemos que hacernos más fuertes a la hora de confiar los unos en los otros. Aquí es donde el Gobierno de Reino Unido tiene que ser mucho más valiente y anteponer el país a cualquier otra cosa. Tenemos que empezar por lo más obvio, que es unirse a la unión aduanera, tener una alianza de seguridad más estrecha y favorecer la libre circulación de los jóvenes. Esas son las tres medidas más obvias que debe tomar el Gobierno británico si realmente cree que lo primero es nuestro país.
-¿Cómo afectó la campaña del referéndum del Brexit a la sociedad británica?
-Profundizó las divisiones que ya existían, y creó un espacio para aquellos con mensajes de odio, intolerancia y división. Un espacio para que sus voces parecieran la corriente dominante. Y eso sigue ocurriendo ahora. No creo que seamos el país que los brexiteers dicen que somos, y creo que los mensajes que transmiten como si fueran los mensajes de todos los británicos no son correctos. Nosotros estamos abiertos al exterior, somos europeos, somos globales, creemos en nuestros vecinos y los apoyamos, y somos tolerantes. Los valores que el Brexit permitió que se expresaran como nuestros valores como nación han creado verdaderos problemas, desgraciadamente.
-¿Considera aquel acontecimiento como el punto de partida de la ola populista a la que luego se subieron los Trump, Bolsonaro y cía?
-En Reino Unido, todo empezó después de la crisis financiera. Podemos remontarnos hasta la crisis financiera mundial. Porque después de eso, lo que deberíamos haber hecho es invertir en nuestras infraestructuras nacionales. Deberíamos haber analizado las cosas que no funcionaban en nuestra sociedad. Deberíamos haber previsto las brechas intergeneracionales que se estaban produciendo y las enormes desigualdades de riqueza. Pero, por desgracia, los políticos nos han defraudado desde 2008. El descontento empezó entonces, pero el referéndum sobre el Brexit ahondó esas divisiones.
-¿Cómo le afectó a usted personalmente? Llegó a vivir situaciones muy duras.
-Sí, porque cuando tienes gente delante que dice que Reino Unido es solo para los británicos, y que se muestra abiertamente en contra de los inmigrantes, de los europeos y de casi de cualquier persona procedente de otras partes del mundo, yo, como mujer negra que se mantiene firme, les puse una diana perfecta para el odio. Así que viví bajo la protección de la brigada antiterrorista durante dos años, recibí amenazas de muerte y una persona acabó en la cárcel por intentar matarme. Se desató una ola de odio y abuso y violencia contra mí que nunca pensé que vería en Reino Unido. Y, por desgracia, muchos de esos mensajes siguen todavía hoy perpetuándose en Internet. Esta es la sociedad en que vivimos. La otra problemática que sucedió a raíz del Brexit es que dio a luz la idea de que las opiniones son más valiosas que los hechos. La deshonestidad se ha convertido en algo habitual. Y todas esas cosas se pueden relacionar con la campaña del Brexit.
-En 2016, la diputada laborista Jo Cox fue asesinada por motivos políticos. ¿Usted llegó a temer por su vida?
-Totalmente. Estuve aterrorizada durante tres años. Tanto yo como mi familia nos sentimos muy amenazados. Dejé de salir con mis hijos porque estaba preocupada por si me atacaban estando con ellos. Mi vida cambió por completo. Y eso teniendo en cuenta que mis casos judiciales solo buscaban defender la democracia parlamentaria.
-¿Sigue sufriendo acoso por su actividad política?
-Sí. El problema es que se siguen repitiendo las mentiras del Brexit, a pesar de que la última encuesta muestra que el 60% de la gente piensa que deberíamos volver a la UE. Pero el problema es que cuando hay tantas muestras de violencia contra la gente que se expresa, y cuando te llaman traidor y recibes amenazas de muerte, es difícil cambiar de postura. Los políticos y la gente son demasiado cobardes para levantarse y decir que tenemos que cambiar esto.
-Hace siete años, en una entrevista con The Guardian, advirtió: “Hay un elemento de la derecha dura en el Partido Conservador que está ganando cada vez más poder, y su agenda es simplemente bajos impuestos, baja regulación, bajo gasto social… y ganan mucho dinero para sí mismos. Cosechan los beneficios del sufrimiento de todos los demás”. Hoy esa facción parece la facción dominante.
-Sí, siempre se trató de dinero. Se trataba de la desregulación, el fomento de cosas como zonas francas o puertos libres para que los promotores del Brexit pudieran ser más ricos. Esa es la agenda que está detrás del populismo. Lo estamos viendo en todo el mundo.
-El mejor ejemplo, quizá, es Elon Musk.
-Por supuesto. Volviendo a Reino Unido, lo que no les gusta de Europa es la forma en la que la Unión Europea ha estado regulando los medios de comunicación digitales, el cambio climático o la protección del consumidor. A las grandes fortunas que apoyaron el Brexit, como Lord Bamford [dueño de la multinacional británica JCB, fabricante de equipos para la construcción, la agricultura, la manipulación de residuos y la demolición], que perdió juicios ante la Justicia europea por vender sus vehículos, no les gusta ninguna de esas cosas.
-¿Cómo valora la situación política actual en Reino Unido?
-El Partido Laborista tiene un mandato contundente y necesita ser mucho más valiente. Y lo que me preocupa es la idea de que están hablando de desregulación. Están dando marcha atrás en el abandono de la legislación climática que tenemos que cumplir. Y toda la regulación climática que necesitamos y la agenda verde me preocupan. La tercera cuestión que me preocupa es que están por la Unión Europea, la libertad de circulación de los jóvenes, la posibilidad de una unión aduanera, algún tipo de unión aduanera, y ya han pasado cinco años desde que se firmó nuestro acuerdo comercial. Hay cláusulas de renegociación en ese acuerdo comercial que pueden activarse al cabo de cinco años. El Partido Laborista, si realmente cree en el crecimiento y en mejorar la vida de la gente en Reino Unido, tiene que entender que parte de ello pasa por acercarse a Europa. Y eso significa una unión aduanera, más comercio y estar mucho más alineados en lo que respecta a la regulación.
-Le nombraré algunos líderes políticos británicos y usted me los define en pocas palabras. Comenzaré por Keir Starmer.
-Se parece más a un abogado que a un líder.
-Kemi Badenoch.
-Incapaz de liderar nada.
-Nigel Farage.
-Un hombre peligroso porque es un buen orador.
-Usted mantuvo intensos debates en televisión con él.
-Sí. Es alguien que tiene el don de la palabra, pero por desgracia no creo en sus puntos de vista, y creo que llevará al poder a una parte de Reino Unido que es demasiado extremista.
-Rachel Reeves.
-No creo que tenga las cualificaciones o la estrategia para ser la canciller que necesitamos en este momento.
-Y Angela Rayner.
-Bueno, ha estado muy callada estos días, lo que es muy inusual. Pero creo que es una política que dirige con el corazón.
-Ahora hace campaña para crear conciencia sobre la brecha de género en el sistema británico de pensiones. ¿Por qué?
-En Reino Unido, el hombre medio se jubila con una pensión seis veces superior a la de la mujer. Y las estadísticas aquí son que tenemos una gran mayoría de mujeres que se jubilan en situación de pobreza, es decir, que no tienen suficiente dinero para cuidar de sí mismas en su vejez. Además, tenemos un porcentaje muy bajo de inversiones en pensiones. Así que una de las cosas que quiero intentar aumentar es la participación de las mujeres en el cuidado de su propia salud financiera y de su patrimonio, y que comprendan que su futuro, el cuidado de su futuro, necesita dinero. Y para ello, deberían empezar antes en sus vidas, porque por el momento, los beneficios del mundo de la inversión y el crecimiento de la riqueza están muy dominados por los hombres. Tenemos algunas de las peores cifras de toda Europa. El porcentaje de mujeres que ahorran para sus inversiones y pensiones es bastante bajo. Y eso no ha cambiado en años. Así que es una de las cosas que intento hacer. Mi mensaje es que tienes que entender que tu futuro yo requiere que empieces a pensar financieramente ahora.