Tras su éxito en las elecciones europeas y en la primera vuelta de las legislativas (cerca del 40% del voto en ambos casos), el Rassemblement National de Marine Le Pen se ha llevado un batacazo en las urnas. Frente a lo que percibieron como una amenaza de la ultraderecha, los franceses se movilizaron en masa para votar en un segundo turno de participación histórica y frenar el avance del partido de Le Pen.
El resultado fue una victoria muy inesperada del Nuevo Frente Popular, la alianza de los partidos de izquierda creada a medida para estas elecciones, que obtuvo entre 180 y 215 escaños, lo que representa aproximadamente el 31-37% del voto. El presidente Emmanuel Macron, cuyo partido quedó tercero en las europeas, logró en esta ocasión un segundo puesto bastante más digno con Ensemble, obteniendo entre 150 y 180 escaños, con alrededor del 26-31% del voto. Por otro lado, Marine Le Pen y su Rassemblement National quedaron en tercer lugar con entre 120 y 150 escaños, representando aproximadamente el 21-26% del voto, un resultado menor al pronosticado.
Que el Nuevo Frente Popular haya salido ganador es sorprendente. La alianza está compuesta por La France Insoumise (LFI), el Partido Comunista Francés (PCF), el Partido Socialista (PS) y Los Verdes, y por lo tanto, fundada sobre contradicciones electorales. Por ejemplo, el LFI, liderado por Jean-Luc Mélenchon, aboga por políticas económicas radicales y anticapitalistas, como la nacionalización de industrias clave y la implementación de un salario máximo, mientras que el PS, aunque de izquierda, tiende históricamente hacia una socialdemocracia más moderada y favorable a la economía de mercado.
Franceses reaccional al conocer los sondeos a pie de urna y la no victoria de Le Pen, en París
Otra contradicción clave radica en las políticas ambientales, porque Los Verdes se centran en la transición ecológica y la lucha contra el cambio climático, apoyando medidas estrictas para reducir las emisiones de carbono y promover las energías renovables, mientras que el PCF ha sido tradicionalmente más enfocado en la protección de los empleos en las industrias tradicionales, algunas de las cuales son intensivas en carbono.
Marine Le Pen se dirige a los periodistas en la sede del partido tras los resultados preliminares de la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias francesas, en París
Y luego están las diferencias en cuanto a la política exterior. LFI ha mostrado escepticismo hacia la Unión Europea y la OTAN, proponiendo una política exterior más independiente y menos alineada con las estructuras tradicionales de poder occidental. En cambio, el PS y Los Verdes han sido más favorables a la integración europea y la cooperación internacional dentro del marco de la UE.
Participación y estrategia
La victoria de la izquierda (y en cierto modo, de Macron, para quien Mélenchon supone un mal menor) se debe en gran parte a dos factores clave. El primero, la participación: esta ronda registró un aumento del voto, alcanzando más del 67% de los votantes registrados, más del 20% en comparación con la última elección legislativa.
El segundo fue su táctica de formar un “Frente Republicano”, un cordón sanitario para evitar que Le Pen y su partido ganaran más poder. Al concluir la primera ronda, Macron pidió a los ciudadanos que votasen por los partidos “republicanos y democráticos”, unificando el voto. La estrategia implicó una serie de acuerdos locales, donde los partidos de izquierda y el movimiento de Macron, Ensemble, retiraron candidatos en distritos clave para no dividir el voto anti-Le Pen.
Esta alianza, que Jordan Bardella, presidente del RN, ha calificado de “antinatural”, se remonta a la táctica histórica empleada en 1936 cuando comunistas, socialistas y otros partidos se unieron para frenar el ascenso de la extrema derecha.
La sede de RN al conocer los resultados de la segunda vuelta
“Se han servido de una alianza antinatural para frenar el aumento más importante de la historia del Rassemblement National. Y ahora sus acuerdos lanzan a Francia a los brazos de Jean-Luc Mélenchon. Pero nosotros hemos duplicado nuestros escaños, y será el primer paso de nuestra victoria de mañana”, afirmó Bardella, refiriéndose a las elecciones presidenciales de 2027.
Macron sonríe
Aunque no logró el primer puesto, Macron pudo redimir parcialmente su partido después del decepcionante resultado en las elecciones europeas. Al presidente francés le quedan apenas dos años de mandato, y ha preferido pasarlos negociando con una Asamblea Nacional dominada por la izquierda, que lidiando con el partido de Marine Le Pen, una rival con la que tiene mucho menos en común políticamente. Lo que probablemente no ocurrirá es un gobierno de “cohabitación” estancado con Macron como presidente y el Rassemblement National dirigiendo el gobierno, una situación que habría debilitado la posición de Francia en la Unión Europea, la OTAN y en los mercados financieros internacionales.
Por su parte, el primer ministro francés, Gabriel Attal, anunció que este lunes presentará su dimisión. Con todo, se mostró dispuesto a dirigir el Ejecutivo de forma provisional ante la situación de bloqueo parlamentario y por la cercanía de los Juegos Olímpicos.
Efectivamente Attal presentó su dimisión al presidente galo. Macron le encargó que siga en el puesto provisionalmente para gestionar los asuntos corrientes y garantizar la estabilidad mientras se forma un nuevo Gobierno salido de las elecciones legislativas.
Fuentes de la presidencia explicaron a EFE que Macron, que había recibido a Attal en el Palacio del Elíseo a media mañana, le pidió una vez que le presentó la dimisión que “siga como primer ministro por ahora para garantizar la estabilidad del país”, sin fijar ningún plazo.
El líder de La France Insoumise (LFI), Jean-Luc Melenchon
Fuentes del Elíseo indicaron a la agencia EFE que Macron “esperará a la estructuración de la Nueva Asamblea Nacional para tomar las decisiones necesarias” y que “en su papel de garante de las instituciones, velará para que se respete la decisión soberana de los franceses”.
Mientras que Mélenchon aseguró que el jefe de Gobierno tiene que ser del Nuevo Frente Popular. “Y tiene que aplicar su programa y solo su programa”, recalcó Mélenchon, que rechazó entrar en negociaciones con la coalición de Macron.
Le Pen se unirá a Orban
Esta es solo su segunda buena noticia de la semana. La primera llegó cuando Vox, el partido español, decidió abandonar el grupo parlamentario de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y meter a sus seis eurodiputados en la nueva facción creada por Viktor Orbán, los Patriotas por Europa. En cuestión de representación parlamentaria, esta decisión de última hora redujo la distancia entre el grupo ECR de Giorgia Meloni, con 78 eurodiputados —actualmente la tercera fuerza política— y los Liberales, con 76 diputados, alianza a la que pertenece Macron. Si el partido polaco PiS cede ante la tentación y sigue los pasos de Vox, el ECR perdería 27 escaños, otorgando el puesto de tercera fuerza parlamentaria a los Liberales de Macron.
Por otra parte, el Rassemblement National, que obtuvo 31 escaños en las elecciones europeas, ya ha anunciado que también se unirá al grupo de Orbán.
