La experta

“La extrema derecha simplifica los roles de género”

Celia Belín, analista en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, explica a Artículo14 que muchos de los votantes que han elegido la ultraderecha en las elecciones europeas se sienten atacados

La balanza europea se inclinó con fuerza a la derecha en las elecciones del 9 de junio de 2024. El Partido Popular Europeo, de centroderecha, ganó 190 escaños de 720 y los Socialdemócratas se llevaron 136, pero la gran victoria fue la de la ultraderecha, que sumó 134 eurodiputados entre sus dos grupos parlamentarios.

Hubo un triunfo total de los ultras en Francia, con el partido de Marine Le Pen llevándose más del 30% del voto (el doble que Macron) y en Italia, donde Giorgia Meloni volvió a ganar las elecciones. Y en Alemania, el partido nacionalista AfD, cuyo líder acaba de ser expulsado por declaraciones pro-nazi, quedó segundo y por encima del partido gobernante de Scholz.

Francia

Marine Le Pen, junto a Jordan Bardella, sonríe tras su discurso de la victoria en la sede de RN

¿A qué se ha debido este aumento? Uno de los principales motores del auge de la ultraderecha ha sido sin lugar a duda la crisis migratoria. La llegada masiva de inmigrantes y refugiados generó inquietud entre la población europea, especialmente en cuanto a seguridad y estabilidad. Y los partidos de ultraderecha han capitalizado estos miedos, prometiendo políticas más estrictas de control migratorio y fronteras seguras.

“Una de las claves es el tema de la inmigración, que la extrema derecha ha utilizado para asustar a la gente y demostrar que su país está cambiando. En toda Europa Occidental, existe el miedo a perder el estatus en una sociedad que se está volviendo más diversa, más empoderadora para las mujeres y más empoderadora para las minorías. Esto ha provocado una reacción”, confirmó a Artículo14 Celia Belin, analista en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Italia

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, habla con los periodistas sobre las elecciones europeas

Según explicó la experta, otro motivo, y más específico de Francia (donde la derrota de Macron ha sido tal que ha tenido que convocar elecciones legislativas), “también hay un disgusto por los partidos tradicionales que no necesariamente escuchan las preocupaciones de la gente y han sido rechazados por ambos lados, la izquierda y la derecha, lo que lleva a la polarización y la radicalización en ambos bandos”.

Y otro motivo es la esfera digital: las redes sociales y la desinformación son “la razón por la cual los jóvenes están votando por partidos como Reagrupación Nacional, la extrema derecha. Esta invirtiendo mucho en comunicación digital y se han transformado en partidos modernos que saben cómo comunicarse con los jóvenes. Simplifican la conversación lo suficiente como para ser atractivos para los jóvenes. En el caso Francia, han presentado a un tipo muy joven, Jordan Bardella, que es considerado un modelo a seguir por muchos jóvenes varones, con una especie de vibra carismática y masculinista”, explicó Belin. “Todo esto ha ocurrido no en los medios tradicionales, sino en plataformas de redes sociales como Instagram y TikTok”.

Otros factores

Otro factor clave es el descontento económico y el costo de vida. La crisis económica de 2008 y la pandemia de COVID-19 han dejado a muchos europeos en situaciones financieras precarias. La ultraderecha ha aprovechado este descontento, presentándose como defensores de los intereses nacionales frente a la globalización y las políticas económicas percibidas como desfavorables. Este discurso ha resonado especialmente en zonas rurales y en comunidades afectadas por la desindustrialización.

Además, ha habido una reacción significativa contra las políticas medioambientales de la UE. Las medidas para combatir el cambio climático, aunque necesarias, han sido vistas por muchos como perjudiciales para la economía, especialmente entre los agricultores y pequeños empresarios. Los partidos de ultraderecha han utilizado esta percepción para ganar apoyo, argumentando que las políticas verdes están siendo implementadas sin tener en cuenta las consecuencias económicas para los ciudadanos comunes.

El sentimiento de pérdida de identidad nacional también ha jugado un papel crucial. En un continente con una rica diversidad cultural, la globalización y la integración europea han llevado a una percepción de erosión de las identidades nacionales. La ultraderecha ha prometido un retorno a los valores y tradiciones nacionales, lo que ha encontrado eco entre los votantes preocupados por la preservación de su cultura y estilo de vida.

Peor entre los hombres

La polarización política y social también ha contribuido al ascenso de la ultraderecha. En un contexto de creciente división, los discursos extremos se vuelven más atractivos para aquellos que buscan respuestas claras y soluciones contundentes a problemas complejos. La ultraderecha ha sabido explotar esta polarización, presentándose como la única opción capaz de hacer frente a las élites y defender los intereses del pueblo. Su influencia es mayor, según explica Belin, sobre los hombres.

“Las jóvenes votan más a la extrema izquierda, y los jóvenes votan más a la extrema derecha. La extrema derecha ha desarrollado un diálogo específico para los jóvenes que quieren reafirmar el estatus de los hombres en la sociedad. Proporcionan una versión simplificada de los roles de género, lo cual ha tenido mucho éxito. Al mismo tiempo, las votantes jóvenes están más atraídas por la extrema izquierda, que habla mucho sobre la violencia contra las mujeres, la diversidad, la salud, la educación y el cambio climático”.

Este auge entre los hombres podría deberse, según Belin, a una sensación de ataque: “Es difícil agrupar a los diferentes grupos atraídos por la extrema derecha, pero muchos de ellos sienten que su lugar en la sociedad está siendo atacado. Sienten que han perdido estatus y que la nueva sociedad está dominada por voces urbanas progresistas que no los representan. Toda la obsesión sobre la cultura de la cancelación y el wokismo trata sobre la idea de que ya no tienen un lugar para decir o hacer lo que quieran. Esta reacción conservadora es contra las evoluciones progresistas de los últimos 20 años. Se trata de reordenar la sociedad de una manera que sea más favorable a voces más masculinas y dominantes”, agregó.